Mi jefe el padre de mi hijo[1]

Capitulo: 8

Capitulo: 8

 

Ada

-No me digas Candy. – Le digo de mal modo, pero lo dejo pasar.

-Gracias –Suspira y entra .Cierro la puerta.

Pasamos a la sala y nos sentamos los dos en el sillón de mi abuela.

-¿De qué quieres hablar? -Le pregunte, mirando lo de arriba a abajo.

-¿Cómo de qué? Ada te dije lo que sentía y saliste corriendo.- Dijo mirando me a los ojos. Estaba triste.

-Lo sé, pero es que me tomaste por sorpresa...No puedes sentir algo por mí de la noche a la mañana. –Le dije mirándolo a los ojos, el pasa su mano por su cabello.

-Sí, puedo me has hecho sentir en dos días algo que nunca me hicieron sentir, con solo tu compañía y a tu hijo eh llegado a tomar cariño es tan chiquito y tierno. Y si no te das cuenta, de que quiero algo sincero contigo...Te lo demostrare día a día, hasta que me digas que me quieres fuera de tu vida.- Dicho eso él se levantó beso mi mejilla y se fue .

No dije ni una palabra, cerré la puerta cuando él se fue, me apoye en ella y suspire.

¿Podre algún día creer en el amor?

***

Por fin hoy es sábado pensé, en cuanto mi alarma sonó.

Me levanto con cuidado ya que mi hijo duerme al lado mío, es un angelito (Solo cuando duerme).

Hace cuatro días que no veo a Carlos ni si quiera se ha pasado por la cafetería. Creo que me ha estado evitando.

Creo que al fin se dio cuenta de que algo conmigo no tiene futuro, y no lo culpo. Soy un imán de dramas.

Me meto al baño y hago mis necesidades, me lavo las manos y la cara.

Como es sábado no me preocupo por cambiarme así que me vuelvo acostar en mi cama y miro a Ariel.

Aún recuerdo el día que vino al mundo fue un día algo complicado.

“Con Julieta volvíamos del centro comercial a ella se le habían antojado unos helados (menos mal que la embarazada era yo) entramos a la heladería y había una fila enorme.

-Ven –dice ella agarrando me el brazo.

-¿Qué?-dije algo perdido.

-Vamos a usar la ventaja que tiene estar embarazada. –Dice ella con una sonrisa picara.

-¿Cuál?-Dije - ¿Estar hinchada con los pies adoloridos?

- ¡No! Vas y te pones al lado del hombre que está atendiendo y dices algo así como  ¡uf! Tengo un antojo y vas a ver cómo nos dan antes el turno.-Dice como si hubiera dicho el mejor plan del mundo.

 -Estás loca no voy a hacer, eso es deshonesto. –Dije indignada.

Ella me miro como si hubiera comido el último trozo de pizza.

-Hacerlo  por miiii. –Me dice gritando, la gente se da vuelta y nos mira como si fuéramos dos locas.

-Baja la voz. –Le digo avergonzada.

-No hasta que vayas ahí y me compres un helado. –Dice ella con los cachetes rojos tratando de contener la risa.

-agg  espero que mi hijo no sea como vos, de manipulador. –Le digo mientras camino al principio de la fila.

-¡Va a ser mejor!- Me dice ella.

Camino al principio de la fila y me pongo al lado del chico que atiende.

-¡Ufff! Que antojos tengo. –Dije exagerando, el chico ni me prestó atención. –UFFFFF QUE ANTOJOS TENGO –Grite el chico esta vez  me mira

-La  escuche la primera vez señora vaya a la fila. –Me dice señalando la gran cola que había.

Me dijo señora, SEÑORA, ah este chico quiere morir.

-Está bien. Y no soy señora. – Dije refunfuñando.

-¿Y mi helado?-Me pregunta Julieta...

-No me dejo comprar. –Dije enojada.

-Ya se. –Dice ella le roba un vaso de agua aun nene y lo tira al suelo. – Ohh está en labor, ya le sale la criatura. –Grita ella  exagerando.

-¿Qué?-Dije ella me miro enojada. – Oh si se me sale el bebé. –Dije tan avergonzada, el personal  de la heladería empezó  a acomodar el lugar o a secar más bien dicho.

-Tranquila señora ¿Qué necesita?-Me pregunto una chica de cabello castaño  claro.

-Dos helado uno de chocolate y otro de vainilla.- Dije sentando me en una silla. La chica algo confundida asintió.

En dos segundos nos los trajeron. Encima gratis.

Salimos del local las dos sonriendo y comiendo helado.

Cuando siento una punzada en mi panza, un dolor se hace presente en la parte baja de mi vientre y hace que se me doblen las piernas  y para colmo se me cae el helado. Un líquido  viscoso y caliente se escurrió entre mis piernas manchando mi enterito de jeans.

-Julieta, ahora si viene él bebe. -Dije asustada."

Me saca de mis pensamientos mi celular, el cual  tomo rápidamente para no despertar a Ariel.

-Diga.-Conteste.

-Ada estoy afuera de tu casa, para un día en el Spa estas lista...-La vos suave de mi amiga suena del otro lado de la línea.

Uhhh me había olvidado del Spa, siempre me olvido de algo. Es que no puedo con todo.

-Me olvide. Perdóname.-Dije apenada.

-Ada ¡Ahora te quiero en 20 minutos abajo! Voy a entrar a saludar a tu abuela y nos vamos.-  Dice ella enojada y demandante.

Me levanto como alma que lleva al diablo y logre lo que no quería despertar a mi hijo, el cual empieza a llorar. No se puede todo en la vida.

Lo agarro en mis brazos y lo muevo de un lado a otro.

-Shh...Tranquilo amor… Shhh. -El dejo de llorar y ahora me miraba me sonrió y bese su frente.

Lo dejo en mi cama, armo un fuerte de almohadones para que no se caiga .Tengo mucho miedo de que se golpee.

Entro al baño y dejo que salga el agua hasta que se caliente, busco mis toallas y me meto a bañar.

Tardo unos quince minutos, me cambio con un jeans negro una camisa de gasa blanca y me peino con una coleta alta, en los pies llevo unas botas de poca altura color negro con lunares rosas.




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