Mi jefe el padre de mi hijo[1]

Capítulo 17

 

Capítulo 17

Ada.

Él estaba al frente mío. Jamás creí que lo volvería a ver  y mucho menos esta situación, siendo mi jefe y el papa de mi hijo.

-  ¿Qué has dicho? –Pregunte totalmente desorientada. Su mirada  estudio mi rostro con atención parece que tuviera un cartel que dice “Tengo un hijo tuyo” pegado en la frete.

- Te pregunte ¿Desde cuando eres secretaria?-Me pregunto con una sonrisa arrogante.

-Desde hace uno días que recibí mi título. –Conteste.

-La verdad es que me sorprendí. Nunca  pensé que terminarías siendo secretaria ¿No querías estudiar medicina o algo así?-Pregunto.

- Exactamente. Pero la vida nos da caminos diferentes a los que nosotros esperamos o planeamos.-

Por ejemplo yo esperaba un jefe normal y me tocaste vos.

- Eso es verdad.-Dice él. Me mira de arriba abajo estudiando mi cuerpo, me hizo sentir incomoda.

-Señor Ambroni ¿Cuáles son las actividades que tengo que realizar?-Pregunte. Quiero empezar cuanto antes mi trabajo.

- Perfecto querida Ada. Tengo un par de reglas que quiero que sigas.

1) Llámame Alexander, nos conocemos desde hace bastante. Y no me siento cómodo con que me digas Jefe.

2)  No quiero que lo personal se mezcle con lo laboral.

3) Debes de ser lo más eficiente posible. Y nunca llegar tarde o si lo haces tiene que tener un justificante.

4) No te enamores de mí.

Cuando termino de hablar pensé, las primeras tres cosas son lógicas la cuarta es un boludes.
Si no soy estúpida como para volver a enamorarme de un idiota ya sufrí, llore y lo supere.

- Tranquilo Alexander. Cumpliré adecuadamente todas las reglas impuestas.-Dije  e hice una mueca.

El me mira con esa  sonrisa arrogante, que a antes hubiera logrado que me tirara encima de él. Me tomo un tiempo para observarlo, estaba mucho más grande tenía el pelo corto a los costado y  el típico flequillo. Sus ojos azules eran idénticos a los de mi bebé. Tenía un traje azul que le calzaba de diez.

Él se percató de que lo observaba y se puso delante de mí. Estábamos a unos centímetros de distancia, podía sentir el aire que exhalaba.

-No creo poder cumplir la cuarta regla.-Dice el, cerca de mi oído.

Mi corazón se acelera. No puedo creer que haya  roto mi burbuja de espacio personal. Tomo distancia.

- Pues que suerte que yo si soy capaz de respetar las reglas.-Dije con una sonrisa.-Recuerde la regla dos separar lo personal de lo profesional.- Digo en un tono amable. Yo quiero dejar bien en claro que solo vengo a trabajar.

El me mira frunciendo el ceño.

- ¿Acaso olvidaste todo lo que nosotros vivimos? – Me pregunto dolido.

Que cara dura

- Alexander yo  te amé  hace tiempo. Pero traicionaste mi confianza  y te reíste  de mi amor. Porque  tu ego te hizo pensar que eras mucho mejor que yo, creyendo que podías jugar con mis sentimientos. –Dije al borde de las lágrimas.-Me hubieras dejado de lado sabes, no te hubieras acercado a mí y las cosa  serian mejores. Pero lo hecho, hecho esta y no podemos cambiar el pasado. Ahora seamos profesionales y dejemos el pasado.

Alexander parecía dolido, como si le afectara en algo lo que yo dije.
Lo único bueno que salió de la relación  es Ariel. Pero él no tiene que saber que tengo un hijo.

- Tienes razón Ada. Dejemos esos problemas atrás y seamos profesionales. -  Dijo con una vos calmada.-  Aquí está mi agenda, tienes que encargar te de mantenerla al día  con reuniones,  juntas y demás. Si alguien me busca lo haces pasar sin decirme. Tu box está afuera de mi oficina, seguro lo viste cuando mi padre te hizo el tour.

- Perfecto.-Conteste. Recibí su agenda y salí de su oficina...
Mi oficina era como las que se ven en la película un cuadrado amplio de vidrio con una computadora, un escritorio y una silla giratoria también incluían un perchero .Acomode mi bolso en el perchero y me senté en mi escritorio.

Empecé a arreglar la agenda diaria de él. Separe los días por colores así que cada cita, reunión etc. Tendría un color y sabría a qué día correspondería.

Luego de un rato de no hacer nada. Recibo una llamada.

- Hola oficina de Alexander Ambroni.-Dije animada.

- Hola señorita Ada, soy Lucrecia  secretaria de planta baja. Solo llamo para informarle que una mujer va muy enfadada hacia allá.

Ella cuelga, me dispongo a hablar por teléfono a la oficina de mi jefe para informarle. Cuando una chica totalmente hegemónica (rubia, cara linda, trasero y pecho operados)
 

La mujer saca chispa de los ojos, parecía muy molesta.

- ¿Esta Alexander?-Me pregunto de mala manera.

- Si el señor se encuentra en su oficina. –Digo con calma.

-Avise le que Camila Cordoba, lo está esperando.-Dijo mientras  se veía las uñas.

- Puede pasar.-Digo de forma tranquila.
Camila paso rápido a la cocina y cerro de un portazo. Ella me parecía conocida pero no se dé dónde. Se escuchó gritos en la oficina y algunas disculpas por parte de Alexander.

Ten cuidado con mi hijo él es muy mujeriego.

  Recuerdo las palabras del padre de Alexander. Lo que no me sorprende en absoluto. La puerta de la oficina se abre y de ahí sale Alexander agarrando por la cintura a  mujer plástica.

- Ada saldré  para la hora del almuerzo si alguien llama dígale que me fui. Y que estaré de regreso en una hora.

La acompañante de mi jefe se me queda viendo boquiabierta.

- No puede ser ¿Ada Smith? –Pregunta Camila son sorna.

-Perdóneme ¿La conozco?-Pregunte mientras estudiaba su rostro, esperando recordarla de algún lado.

Alexander  se mueve incómodo e intenta  marcharse, pero ella lo frena. Posa sus  manos sobre mi escritorio.

 -¿Ya te olvidaste de mí? – Pregunta con burla, hace un pequeño puchero. – Soy Cami, la que te quito al novio en el secundario o no te acuerdas del video que hizo. Para reírse de ti.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.