Mi jefe, Mi dueño

Un tercero

Al abrir la puerta, apareció un joven alto, delgado y unos hermosos ojos azules que invitan a cualquiera a perderse en ellos, una sonrisa coqueta y con cierto toque de ternura.

El joven observó a Natalie con curiosidad, tenía un buen cuerpo, su mirada demostraba seguridad y fácilmente entraba en sus gustos, sin embargo, ella no parecía alguien fácil, aún así, quería lograrlo.

Le sonrió, tomó la mano de la joven y le besó la mejilla, la joven no se inmutó, pero en su cabeza pasaba una y otra vez esa escena.

 —Con permiso —al fin articuló y se retiró.

El joven cerró la puerta y se dirigió hacia donde estaba Nick que ya se encontraba en su escritorio.

 —Patrick, aléjese de mí secretaria.

 —Ya le echó el ojo acaso.

 —No es eso, no olvide que cada que llega una secretaria y usted se acuesta con ella, con el tiempo se va de la empresa.

 —No voy a perder esta oportunidad, parece una chica interesante.

 —Bien, haga lo que quiera —lo dijo con la mirada severa.

La joven se instaló en su escritorio y siguió con su trabajo, su mente le daba vueltas a lo sucedido con su jefe y se estremecía al recordar la sensación de sus labios. Por otra parte, estaba el joven que acababa de entrar; ¿quién era?, ¿por qué había hecho eso?...

Sus pensamientos se vieron interrumpidos al ver salir al joven y a su jefe, se veían tan guapos, especialmente su jefe que ante sus ojos se embellecía.

 —Señorita Dickham, él es mi socio, Patrick, él seguirá viniendo, debido a eso, no es necesario que lo anunciarlo. Otra cosa, por favor, cancele las citas que haya para hoy, me voy a ausentar el resto del día.

 —Si señor.

 —Hola, ¿cómo te llamas? —interrumpió Patrick.

 —Hola, mi nombre es Natalie —respondió insegura.

 —Hermoso nombre, al igual que tú, ¿almorzarías un día de éstos conmigo?

Natalie pensaba rechazar esa invitación con alguna excusa, como siempre, sin embargo, esos ojos azules le impidieron rechazar la invitación.

 —Está bien, cuente con ello —y dirigió la vista a su trabajo.

Nick sintió una ira recorrer su cuerpo mientras observaba aquella situación.

Salieron de la empresa y se dirigieron a un bar que se encontraba que se encontraba cerca de la empresa, era su bar habitual cuando querían bajar la tensión del trabajo.

Llegaron al bar, pidieron dos copas de vodka mientras observaban a tres mujeres que con poca ropa y su baile provocaban a los hombres que botaban la baba por ellas.

Nick las veía bailar sin interés alguno, ya que no se podía sacar de la cabeza a Natalie aceptando la invitación de su amigo.

Natalie terminó su trabajo y salió de la empresa, al llegar a casa dejó su bolso en una silla y se dirigió a la ducha. Le preocupaba la situación, Nick le atraía demasiado y sus labios no la iban a dejar mantenerse al margen. Por otra parte, había aceptado la invitación de Patrick a pesar de que no quería.

Al día siguiente:

Llegó a la empresa, se instaló en su lugar de trabajo, de repente, ingresó Nick con cara de pocos amigos. Observó a Natalie y le mandó una mirada de odio, Natalie se quedó helada, ¿por qué la miraba así?, no lo entendía, después de ese beso, ¿por qué esa actitud?, su seguridad se perdió y sentía ganas de llorar.

Una joven se le acercó preocupada:

 —¿Está bien?, ¿Le pasa algo?

Natalie reaccionó un tanto confundida, no la había visto acercarse.

 —Estoy bien —y le mostró una sonrisa vacía.

 —!NATALIE¡ —su jefe la llamaba.

Ella se estremeció en su puesto, la joven a su lado se sorprendió, era como si nunca lo hubiera escuchado gritar, eso le preocupaba más.

 —Buena suerte —y la joven se retiró de su lado.

Natalie se dirigió a la oficina, con cada paso imaginaba lo peor, le dió una sensación que ella conocía bien, miedo.

Al entrar, la tomó del brazo con una brusquedad que la hizo quejarse y la arrinconó contra la pared sin dejarle salida alguna. La mirada de seguridad de la joven había desaparecido y se veía asustada, sin embargo, su corazón latía rápido, su respiración se entrecortaba y un cosquilleo pasaba por todo su cuerpo. Era como si su mente y su cuerpo no estuvieran de acuerdo.

La mirada de furia de Nick se convirtió en una mirada lujuriosa, sintió un gusto al tener a Natalie débil frente a él, sin oponerse a su trato.

Se acercó más a Natalie, juntó sus labios a los de ella y se comenzaron a besar desenfrenadamente, soltó el brazo de Natalie, el cual dejó caer, sus manos se posaron tras el cuello de Natalie, los besos de Nick se transladaron a su mejilla y bajaron a su cuello, mientras Natalie le daba permiso de seguir. Las manos de Nick no aguantaron más y atraparon los senos de Natalie, les daba masajes y pequeños toques que la hacían gemir de placer.




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