Mi jefe, Mi dueño

Confusión

Natalie estaba frustrada, era la segunda vez que los interrumpían, sin embargo, tal vez era mejor así, él era su jefe y parecía ser de los hombres mujeriegos, aunque algo le decía que podía confiar en él

Al cabo de un tiempo salió Patrick y se acercó a ella

 —Vamos a almorzar, ya es la 1:00, espero no haya olvidado que aceptó mi invitación

La joven lo miró

 —Buenas tardes, no lo he olvidado, regáleme un momento

Se alistó y se dirigieron a un restaurante que se encontraba a unas cuadras de la empresa, el lugar era elegante, rodeado con mesas cubiertas por manteles blancos con un centro de flores violetas, el par se instaló junto a una ventana por la cual se observaba un parque donde primaba la naturaleza, flores de todos los colores le daban un toque deleitable.

Durante la hora del almuerzo estuvieron hablando de muchas cosas, él le comentó sobre su familia y ella de sus estudios, le hizo entender que ella no iba a sentir nada por él, pero que podían ser amigos, el joven se rindió, se dió cuenta que le iba a ser difícil conquistarla y prefirió dejar así y entablar una amistad entre los dos.

Después de esto, algunas veces almorzaban juntos, Nick permanecía con los nervios afuera, la gritaba y gritaba a los demás, en las reuniones que tenía, si alguien estaba contra él, lo humillaba; toda la empresa y los socios estaban extrañados, era la primera vez que él se comportaba de esa manera, Natalie llegaba a su casa agotada, su trabajo era más y más asfixiante debido a la actitud de Nick; así estuvo la situación durante un mes, cada que hablaba con su jefe, él la regañaba y le ponía más trabajo, era demasiado para ella

Después de ese mes, no volvió a ver a Patrick, esa situación duró por lo menos tres meses, su jefe se había calmado, ella ya no iba a almorzar con Patrick, y todos los días venía una mujer diferente, se encerraba con su jefe, él no permitía la entrada de nadie y tras la puerta se escuchaban los gemidos de la mujer

Natalie estaba destrozada, sentía que cada que entraba una mujer su corazón se partía en mil pedazos, su jefe le era indiferente y no la había vuelto a llamar, ella extrañaba sus labios, sus caricias, extrañaba su respiración entrecortada y su corazón acelerado, extrañaba sentir ese placer.

Durante ese mes, Nick estaba estresado, veía a Natalie y Patrick juntos, no soportaba eso, cada vez era peor, no la podía ni ver porque su ira aumentaba considerablemente, no aguantó más.

 —Hola Nick, ¿para qué me necesita?

 —Hola Patrick, necesito hablar con usted, tome asiento —y se acomodó frente a Nick

 —¿Qué sucedió?

 —Necesito que le quede algo claro, ¡No vuelva a hablar con Natalie o se las verá conmigo! —advirtió con la mirada gélida

Patrick se quedó pasmado y solo asintió con la cabeza, se retiró y salió sin mirar a Natalie

Durante tres meses decidió acostarse con una mujer cada día, pero no podía sacarse de la cabeza a Natalie, quería probar sus labios,  quería que sus respiraciones se quebraran y sus corazones se acelerarán, quería escucharla gemir, la quería a ella y a nadie más




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