Mi jefe, Mi dueño

No verte

Natalie volvió a casa de sus padres, la recibieron con los brazos abiertos.

 —Mamá, Papá he vuelto, sin embargo es para tomarme un tiempo, voy a especializarse un poco más y optar por un cargo más alto.

 —Cariño, te apoyamos en tu decisión, estamos felices de tenerte aquí de nuevo —y se abrazaron

 —Gracias —y en su rostro se dibujó una sonrisa

 —Cariño, eres nuestro orgullo —esa palabra le pesó y sintió una presión en su pecho

Ella sabía que si ellos se enteraban de su pasado no la verían con los mismos ojos y sería solo su decepción.

Comenzó a trabajar en una cafetería, necesitaba ahorrar para poder empezar y no tener que depender de su madre.

Llevaba seis meses estudiando, no se podía sacar a Nick de su cabeza, los momentos que aunque fueron pocos se grabaron en su mente y en su corazón.

Volverlo a ver la motivaba, quería mejorar y enamorarlo, y se iba a tomar el tiempo que fuera necesario.

Mientras tanto...

Nick no se la podía sacar de la cabeza, era como si lo hubiera hechizado, intentó sacársela de la cabeza con otras mujeres, pero no pudo, cada que lo intentaba, aparecía ella en sus pensamientos, paraba, y las hechaba.

Quería tenerla con él, decidió ser un hombre nuevo, y llevar la empresa a la cima.

Habían pasado seis meses y había hecho contratos con otras empresas, quizá dentro de algunos años necesitara una asistente, que lo ayudara con los contratos...




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