Mi jefe, Mi dueño

Volver a verte

Habían pasado 3 años, 3 años sin versen, Natalie había acabado su especialización, se mudaría y empezaría a trabajar; al mismo tiempo Nick solicitó una asistente.

Natalie volvió a la empresa, quería ver si había algún puesto disponible

 —Señorita Dickham, hace mucho que no la veía, en éste momento hay un puesto de asistente, le ayudará al señor Parker —y me esbozo una sonrisa

 —Entiendo, aquí está mi hoja de vida

Se retiró, y salió de la empresa

Al cabo de unos horas, la llamaron para comunicarle que había sido aceptada y que empezaba al día siguiente.

Estaba emocionada, lo vería después de tanto tiempo, y no sabía como enamorarlo, pero ya encontraría alguna forma.

A la mañana siguiente

Llegó a la empresa y saludó a la mujer que la había atendido las dos veces que ella había ingresado a la empresa.

Y nuevamente usó las escaleras, le seguía disgustando los ascensores, y como si la historia se volviera a repetir, al momento que ella llegó, su jefe Nick Parker, el mismo que la hacía estremecer, bajó del ascensor.

Natalie al verlo, se dirigió donde estaba él

—Buenos días, señor Parker, mi nombre es Natalie Dickham, su asistente, y será un placer trabajar con usted —la joven le esbozó una sonrisa y le tendió la mano

Ahí estaba ella, saludándolo como si no lo conociera, con esa mirada y esa sonrisa, que él no había podido sacar de su cabeza, estaba atónito, no sabía que decir; y solamente contestó:

 —Buenos días señorita Dickham, sigame a la oficina, necesito explicarle en lo que trabajo.

No pudo sacar a flote lo que sentía, tenía miedo de que se volviera a ir, y no quería eso.

Natalie no sabía que pensar, ni siquiera le había tendido la mano, empezó a hablar de trabajo, hizo como si no la conociera

Natalie ardía de la rabia que le dió, se había arreglado de la mejor manera posible, y él no lo había notado.

Siguieron a la oficina y por la cabeza de ambos pasaron esos pocos momentos que los hizo estremecerse, sus sentimientos estaban a flor de piel, inclusive se podría decir que sentían aún más que antes, pero habían cambiado.

Se sentaron y empezaron a trabajar, Nick le explicaba a Natalie lo de los contratos, y de que se ocuparían, ambos estaban felices, el sólo hecho de que estuvieran juntos los hacía sentir felices y en su mundo, pero tocaron tres veces en la puerta y abrieron.

 —Hola Patrick, hace muchos años que no te veía —y se acercó a él y le esbozó una sonrisa —¿Por qué no me volviste a invitar a almorzar?, disfrutaba de tus pláticas.

Nick los observaba desde donde estaba sentado, sentía una ira inmensa, entonces los interrumpió.

 —Buenos días Patrick, estábamos revisando lo de los contratos, llegó a buena hora, creo que podemos seguir con eso —ellos se acercaron y se sentaron.

Patrick no sabía que decir, no había olvidado lo que le había dicho años atrás.

Siguieron trabajando y así transcurrió el primer día...




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