Mi jefe, Mi dueño

Sobreponerse

Natalie estaba destrozada, no sabía que hacer, había olvidado que no estaba sola.

Miró al frente y como si encendieran una luz, su cara enrojeció pero de ira.

 —¡Aléjese de mí! —se soltó bruscamente dejando su brazo y su labio sangrando.

 —Te dije que eras mía —musitó observándola de abajo hacia arriba.

 —¡Yo no soy de nadie y mucho menos de usted, ya estoy harta de verle la cara, estoy harta de que me atormente, lo detesto como a nadie he detestado, no quiero volver a verlo o saber de usted! —Respiró hondo y sintió que un gran peso calló de su espalda.

 —¡A mí no me venga a gritar, sepa que cada que la veo me hierve la sangre, eso es un problema para mí!

 —Entonces aléjese de mí, porque o si no me voy a encargar de encontrar las pruebas suficientes para hacerlo caer —musitó en forma de advertencia.

 —Bien, me voy a alejar, pero sepa que usted sólo es una perra —le dijo mirándola con asco.

Natalie sintió hervir su sangre y sin pensarlo dos veces, cerró su mano en forma de puño, le dió un puñetazo en la cara y su nariz comenzó a sangrar.

Natalie agarró a correr en busca de Nick, bajo la atenta mirada de Logan y los demás que la miraban raro.

Cuando iba escaleras abajo, varias veces intentó caer.

Cuando llegó al primer piso, espero un momento mientras se calmaba, y se dirigió a la mujer que se encontraba allí.

 —Buenos días, disculpe, ¿A visto al señor Parker por aquí?

—Si señorita, lo he visto salir hace unos cinco minutos —La observó queriendo preguntar que era lo que le sucedía.

 —Gracias —y salió de la empresa.




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