No lo encontró por ningún lado, ya era hora de almuerzo.
No iba a volver a la empresa, se dirigió a su casa, los tacones le estában matando los pies, había corrido y había estado todo el tiempo de pie.
Cuando llegó se quitó los tacones, tenía unas ampollas horribles, metió los pies en una taza con agua fría para quitar el dolor de sus pies.
Cuando ya se sentía mejor, se quitó la ropa quedando solamente en ropa interior y se recostó en su cama.
Después de unos instantes el sueño le ganó y se despertó ya pasadas las siete
Se dirigió al baño, estuvo un buen tiempo organizando sus pensamientos y luego se dirigió a la cocina, preparó algo ligero y se volvió a acostar hasta el otro día...
Editado: 30.12.2018