Pasó una semana, ellos dos no habían aclarado las cosas, Patrick siempre los interrumpía y la rubia no había aparecido.
Lunes en la mañana...
Natalie se levantó, se alistó y se dirigió a la parada del autobús, había bastante gente. Llegó a la empresa y se dirigió a la oficina.
Al abrir la puerta ahí estaba Nick y Amanda. No se percataron de la presencia de Natalie y ella no los alertó.
—Nick, te amo, vuelve conmigo.
—Amanda, no me venga con eso, lo vi con mis propios ojos.
—Pero yo te amo.
Natalie, no quiso escuchar más. Salió entrecerrando la puerta.
—María, me voy a ausentar hoy, surgió un contratiempo.
—Entendido, señorita Dickham, ¿el señor Parker ya sabe?
—No, por favor dígale cuando llegue Patrick.
—Entiendo señorita, eso haré.
Natalie salió, no quería llegar a casa. Se dirigió a un bar que se encontraba cerca de la empresa.
Cuando entró al bar, encontró mujeres bailando con poca ropa, no se detuvo a mirar y tampoco le importó.
Se dirigió a la barra y pidió una copa de vodka.