- lo sé -se gira para mirarme - el hombre que viste hoy no es el mismo al cual te vendieron hace años- no lo es pienso - es peor.
- pero eso no quita que lo destruiré - te voy a destruir, te veré de rodillas - yo tampoco soy la misma de hace años.
Me despierto por la alarma que no sea de sonar miro el reloj son las 4 pm, me siento en la cama bostezando y muevo a mi compañera que ronca como un camión descompuesto.
-mmm- se queja moviéndose apenas - déjame dormir no seas pesada.
- es tarde y tienes que bañarte y arreglarte o quieres que José valla y te vea mal - literal salta de la cama y se cae, me río a carcajadas de ella.
- no es gracioso - dice dejando las sabanas en la cama - tú también tienes que arreglarte para ese hombre bello y muerto - niego mientras ella se mete al baño.
Llegamos al bar y todos estaba limpiando, Sofía estaba limpiando las mesas y Lorena la barra, los demás los pisos no falta mucho para las 9 de la noche son 6:30 pm llegamos media hora tarde por Fabiola que no quería venir en autobús, entro a la oficina y me llevo una gran sorpresa.
- Sofía - llamo sin dar un solo pasa para entrar a mi oficina - ¿qué es eso?
- cuando llegue había dos hombres fuera esperando y no pude decirles que no - miro el ramo y la caja de chocolates en mi escritorio - tienen una nota.
Dejo mi mochila en el sillón y tomo la nota "para una bella mujer. N.M." mi piel se eriza él no sabe quién soy yo realmente, pero me manda flores y chocolate.
- ¿chico?- llamo su atención - chocolate si se les antoja - dejo la caja encima del escenario, doy media vuelta para volver por dónde vine - Fabiola cuando termines ven.
Subo al 4 piso se escuchan los tacones de mi amiga en las escaleras, miro la pared y pego la nota que me mandó, tenemos todo sus pasos desde hace 1 año y 5 meses.
- ¿algo nuevo? - asentí - ¿cuándo será hora? - pregunta ella con la vista clavada en la pared
- todavía no - respondo - tengo cosas que hacer, ¿puedes encargarte?- ella levanta las cejas - Fabiola, ¿puedes? - asinte y le doy un beso en la mejilla y salgo.
Dejo el bar por la puerta de atrás, voy con los pasos medidos y despreocupados, pero siempre con cautela, paso de pedir un taxi y subo al autobús fuera de todo pronóstico, es lo menos sospechoso, el camino se hace largo.
Me siento en la banca al lado del hombre con la vista en la tumba que tenemos enfrente...
- Lo tengo - digo poniendo el sobre en el medio de nosotros.
-Bien hecho - dice mirando la información y las fotos - aquí empieza el final del tigre - los dos miramos hacia delante- ¿saldrás de ese bar?
- no - digo cruzando mis piernas - tengo muchas cosas que hacer y también quiero ayudar a los chicos.
- tenemos lo necesario para empezar con la cacería- expresa con enojo - puedes volver con nosotros - miro mis manos - ¿qué pasa?
- ahí algo más - suspiro mirando hacia delante - el camaleón y el turco estaban anoche en el bar - él se ve sorprendido - sus socios está aquí.
- ¿por qué no me lo dijiste? - como le explicas a tu jefe que no sabías si era lo mejor - ¿Davies?- largo otro suspiro.
- no era el lugar adecuado - sentenció parándome - cualquier cosa nueva te enviaré un mensaje.
- no lo hagas de nuevo - se pone de pie-necesitamos venganza.
Solo asiento y me voy caminando por dónde vine- ¿quieres venganza? - es la pregunta que me estoy haciendo los últimos meses, es el primer hombre que amaste - te uso y te desecho - me recuerda mi conciencia, la lluvia se hace presente y no busco reparo solo camino por las calles, daría lo que fuera porque la historia fuera diferente.
Narra Fabiola
Juli no volvió después de que se fue, la noche es tranquila asta que llegaron, ellos de nuevo intento comunicarme con ella, pero no responde mis llamadas.
- buenas noches - digo con una sonrisa tan falsa más falta que mis pestañas -¿qué puedo hacer por ustedes?
- quiero ver a la dueña- su tono frío y seco es tan diferente José - ¿me escuchaste?
- sí, señor - respondo con nervios - la señora petrovich no se encuentra en este momento.
- dígale que quiero que venga - intente explicarle que ella no se encuentra y me digo que no volviera asta, que ella aceptará verlo.
-No responde amiga, responde - digo para mí mientras intento volver a marcar.
- hola - dice entrando y suspiro - ¿por qué estás tan pálida Fabiola?- yo la miro de arriba abajo - no digas nada.
- amiga, él volvió- ella deja de desvestirse - quiere verte - mis nervios aumentaron.
- ahora no - se quita los zapatos quedando descalza y se amara el pelo
- Tiene... - la voz de Sofí se escucha
No puede pasa ...-