Hace 10 años.
- apúrate mía - escucho gritar a mi padre desde las escaleras - llegaremos tarde.
- ya voy - digo bajando las escaleras para encontrarlo - estoy lista, papi
- siempre tan hermosa mi princesa - sonrió besando su mejilla - la reina de la casa - sonríe al ver a mi madre - tan hermosa como siempre.
- tan perfecto como siempre - dice ella con una gran sonrisa si algo que siempre he admirado de mis padres es el gran amor que se tienen.
- ¿listas? - asentimos - vamos entonces - salimos de la casa y el sol nos pega en la cara, el verano es tan hermoso- Mía, despabila cariño - dice mi padre con una sonrisa.
Llegamos al club y mi padre como siempre, presentando a mi madre como la mujer más hermosa y a mí como su princesa y su más grande orgullo, mis ojos viajan al joven que está en una esquina con la mirada perdida en el piso.
- ¿disculpa?- digo llamando su atención - ¿te encuentras bien? - él parece caer en cuenta donde está.
- si- es lo único que dice y asiento - perdón eres hija del senador - asiento - soy máximo Ortega.
- Mía Miller - digo con una gran sonrisa - tu padre es el señor que está haya- él asiente - es un gusto.
- hermano - dice un joven - dile a tu hermana que se comporte - muestra una sonrisa maliciosa - ¿está quién es?
- ¿está?- pregunto mirándolo con la ceja alzada - "está" tiene su nombre y tan maleducado eres para interrumpir una conversación.
- ¿eso era una conversación?- asiento - qué conversación más aburrida.
- claro como tú no hablas - escucho una risita de parte de máximo - fue un gusto máximo, espero volverte a encontrar.
- no se despiden de mí - se atreve a decir con una gran sonrisa burlona - la maleducada es otra
- tenga una buena tarde desgraciado- digo antes de girarme y buscar a mis padres.
Las comidas de mi padre suelen ser aburridas, hablan de trabajo de sus hijos y mi padre se llena la boca diciendo mucho de mí, mi madre es tan amable con todos.
Estoy sentada mirando la vista, la vida en la Montana debe ser muy tranquila - la rarita está sola - no hace falta girar para saber quién es - papi sabe que su hija perfecta fuma.
- tu padre sabe que su heredero es un estúpido- le digo con el mismo tono - asumo que no o ya estarías desheredado.
- dame eso - me quita el cigarrillo de mi mano - Nicolás Maldonado - se presenta por educación- tú eres Mía ¿verdad?- asentí - la hija perfecta
- aja - digo con fastidio recogiendo mi pelo - no puedo decir que es un gusto - él se mete el cigarrillo en la boca.
- para mí es un gusto - sopla el humo en mi cara- niña bonita.
- Mía - escucho la voz de mi padre - nos vamos - dice mirándolo como advertencia
- buenas noches hazinem - se despide parándose - buenas noches, señor - desaparece por el camino y mi padre se acerca.
- Mía no puedes estar con cualquier mequetrefe- ruedo los ojos - ¿estabas fumando?- niego poniéndome de pie - no me mientas
- papá no te miento - digo pasando por su lado - creo que soy la hija perfecta.
Semanas después.
Voy saliendo del colegio, miro a todos lados y Teo no está por ningún lado, me cruzo al parque para sentarme a esperarlo.
- la hija perfecta - giro mi cabeza como si estuviera poseída encontrando a ese mismo hombre recostado por un lujoso auto - ¿te olvidaron?
- que te importa - giro volviendo a la mío, buscando mi teléfono para llamar.
- qué maleducada, le daría un infarto a tu papi oírte hablar así - ruedo los ojos.
- desaparece desgraciado, no molestes - giro encontrándolo junto a mí con una gran sonrisa.
- ¿te llevo? - niego marcando el número de Teo- qué lástima.
- hola Teo - digo suspirando - ¿dónde estás?- me dice que no puede ver - Teo como me vuelvo a casa no traje dinero- suspiro - no importa me las arreglaré.
Giro volviendo a mirarlo y él mantiene su sonrisa horriblemente perfecta - ¿la propuesta sigue en pie?- pregunto con fastidio
- no - gruño- esa oferta de buena fe ya no - se incorpora y arregla su ropa - pero puedo llevarte a cambio de algo.
- No, gracias - me paro mirando si ahí algún taxi por aquí - puedes irte.
- Mía, mi amor - dice Luis desde enfrente subido en su auto - ¿te llevo? - ¿Es en serio? Estas son mis opciones- vamos a ir a divertirnos un rato.
- no gracias - prefiero irme con el desgraciado a subirme a un auto con ese.
- Mía sube al maldito auto - dice serio mirándome - no te voy a rogar- sus palabras dan asco- vamos a pasarla rico-
palidece levanto la ceja sin entender giro mi cabeza y veo al maldito que hace un minuto me pidió algo a cambio con un arma en su mano y mirándolo, su enojo se ve a kilómetros, parece un toro enojado
- lárgate, ella está conmigo - escupe apretando los dientes.
- gracias Luis, pero prefiero caminar - me giro completamente al hombre- guarda eso - le digo con calma - van a llamar a la policía, por favor -respira hondo y asiente- gracias.
- vamos te llevaré - niego - hazinem sube al maldito auto - toma mi brazo guiándome asta la puerta del copiloto - sube.
Me subo sin quejarme, él tira el cigarrillo después de la última calada, se detiene antes de abrir la puerta y solo escucho un disparo, luego gritos, veo personas correr y él sube con tranquilidad prendiendo el auto.
- ¿estás demente?- pregunto mirando hacia derecha y me lleno de alivio.
- se lo merecía - dice con tanta tranquilidad que me estresa.
- si se lo merecía, pero no debiste - golpeó su brazo con poca fuerza, pero con enojo - además no son tan diferentes, también me pediste algo a cambio.
- no es lo mismo - ruedo los ojos concentrándome en la carrera, el camino se vuelve silencio, pero cómodo 10 minutos después se estaciona frente a mi casa.
- gracias - desabrocho el cinturón de seguridad y agarro todas mis cosas y me agarra de la muñeca.
- te dije que me darías algo - suspiro entrando de nuevo en el auto.