Mi karma más hermoso (borrador)

Capitulo 16

Hace 10 años.

- apúrate mía - escucho gritar a mi padre desde las escaleras - llegaremos tarde.

- ya voy - digo bajando las escaleras para encontrarlo - estoy lista, papi

- siempre tan hermosa mi princesa - sonrió besando su mejilla - la reina de la casa - sonríe al ver a mi madre - tan hermosa como siempre.

- tan perfecto como siempre - dice ella con una gran sonrisa si algo que siempre he admirado de mis padres es el gran amor que se tienen.

- ¿listas? - asentimos - vamos entonces - salimos de la casa y el sol nos pega en la cara, el verano es tan hermoso- Mía, despabila cariño - dice mi padre con una sonrisa.

Llegamos al club y mi padre como siempre, presentando a mi madre como la mujer más hermosa y a mí como su princesa y su más grande orgullo, mis ojos viajan al joven que está en una esquina con la mirada perdida en el piso.

- ¿disculpa?- digo llamando su atención - ¿te encuentras bien? - él parece caer en cuenta donde está.

- si- es lo único que dice y asiento - perdón eres hija del senador - asiento - soy máximo Ortega.

- Mía Miller - digo con una gran sonrisa - tu padre es el señor que está haya- él asiente - es un gusto.

- hermano - dice un joven - dile a tu hermana que se comporte - muestra una sonrisa maliciosa - ¿está quién es?

- ¿está?- pregunto mirándolo con la ceja alzada - "está" tiene su nombre y tan maleducado eres para interrumpir una conversación.

- ¿eso era una conversación?- asiento - qué conversación más aburrida.

- claro como tú no hablas - escucho una risita de parte de máximo - fue un gusto máximo, espero volverte a encontrar.

- no se despiden de mí - se atreve a decir con una gran sonrisa burlona - la maleducada es otra

- tenga una buena tarde desgraciado- digo antes de girarme y buscar a mis padres.

Las comidas de mi padre suelen ser aburridas, hablan de trabajo de sus hijos y mi padre se llena la boca diciendo mucho de mí, mi madre es tan amable con todos.

Estoy sentada mirando la vista, la vida en la Montana debe ser muy tranquila - la rarita está sola - no hace falta girar para saber quién es - papi sabe que su hija perfecta fuma.

- tu padre sabe que su heredero es un estúpido- le digo con el mismo tono - asumo que no o ya estarías desheredado.

- dame eso - me quita el cigarrillo de mi mano - Nicolás Maldonado - se presenta por educación- tú eres Mía ¿verdad?- asentí - la hija perfecta

- aja - digo con fastidio recogiendo mi pelo - no puedo decir que es un gusto - él se mete el cigarrillo en la boca.

- para mí es un gusto - sopla el humo en mi cara- niña bonita.

- Mía - escucho la voz de mi padre - nos vamos - dice mirándolo como advertencia

- buenas noches hazinem - se despide parándose - buenas noches, señor - desaparece por el camino y mi padre se acerca.

- Mía no puedes estar con cualquier mequetrefe- ruedo los ojos - ¿estabas fumando?- niego poniéndome de pie - no me mientas

- papá no te miento - digo pasando por su lado - creo que soy la hija perfecta.

 

Semanas después.

Voy saliendo del colegio, miro a todos lados y Teo no está por ningún lado, me cruzo al parque para sentarme a esperarlo.

- la hija perfecta - giro mi cabeza como si estuviera poseída encontrando a ese mismo hombre recostado por un lujoso auto - ¿te olvidaron?

- que te importa - giro volviendo a la mío, buscando mi teléfono para llamar.

- qué maleducada, le daría un infarto a tu papi oírte hablar así - ruedo los ojos.

- desaparece desgraciado, no molestes - giro encontrándolo junto a mí con una gran sonrisa.

- ¿te llevo? - niego marcando el número de Teo- qué lástima.

- hola Teo - digo suspirando - ¿dónde estás?- me dice que no puede ver - Teo como me vuelvo a casa no traje dinero- suspiro - no importa me las arreglaré.

Giro volviendo a mirarlo y él mantiene su sonrisa horriblemente perfecta - ¿la propuesta sigue en pie?- pregunto con fastidio

- no - gruño- esa oferta de buena fe ya no - se incorpora y arregla su ropa - pero puedo llevarte a cambio de algo.

- No, gracias - me paro mirando si ahí algún taxi por aquí - puedes irte.

- Mía, mi amor - dice Luis desde enfrente subido en su auto - ¿te llevo? - ¿Es en serio? Estas son mis opciones- vamos a ir a divertirnos un rato.

- no gracias - prefiero irme con el desgraciado a subirme a un auto con ese.

- Mía sube al maldito auto - dice serio mirándome - no te voy a rogar- sus palabras dan asco- vamos a pasarla rico-

palidece levanto la ceja sin entender giro mi cabeza y veo al maldito que hace un minuto me pidió algo a cambio con un arma en su mano y mirándolo, su enojo se ve a kilómetros, parece un toro enojado

- lárgate, ella está conmigo - escupe apretando los dientes.

- gracias Luis, pero prefiero caminar - me giro completamente al hombre- guarda eso - le digo con calma - van a llamar a la policía, por favor -respira hondo y asiente- gracias.

- vamos te llevaré - niego - hazinem sube al maldito auto - toma mi brazo guiándome asta la puerta del copiloto - sube.

Me subo sin quejarme, él tira el cigarrillo después de la última calada, se detiene antes de abrir la puerta y solo escucho un disparo, luego gritos, veo personas correr y él sube con tranquilidad prendiendo el auto.

- ¿estás demente?- pregunto mirando hacia derecha y me lleno de alivio.

- se lo merecía - dice con tanta tranquilidad que me estresa.

- si se lo merecía, pero no debiste - golpeó su brazo con poca fuerza, pero con enojo - además no son tan diferentes, también me pediste algo a cambio.

- no es lo mismo - ruedo los ojos concentrándome en la carrera, el camino se vuelve silencio, pero cómodo 10 minutos después se estaciona frente a mi casa.

- gracias - desabrocho el cinturón de seguridad y agarro todas mis cosas y me agarra de la muñeca.

- te dije que me darías algo - suspiro entrando de nuevo en el auto.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.