Mi ladrona

Capítulo 13: Riana

¡Oye! Levántate.

Abro mis ojos exaltada, esa voz femenina se oyó cerca de mí. Al enfocar mi vista vi a Ángel dormir plácidamente, sus facciones están tan relajadas, sus labios se ven tan jodidamente besables, me encantaría contarle todos mis secretos, pero no puedo.

Un momento...

¡Ángel!

Estoy en los brazos de Ángel...

¿¡Qué diablos hago aquí!?

Con mucho cuidado de no despertarlo me escabullí de sus brazos, sus musculosos brazos...

Mmm me gustaría besar esos bíceps.

¡Concéntrate Layla!

Subo las escaleras hasta mi habitación y al entrar me senté en mi cama, trato de procesar que fue lo que pasó. Muy bien, hagamos un repaso mental, ayer... ayer pasaron muchas cosas.

—Pero resumiendo, encontraste a tu mate y dormiste con él, sin contar de que lo besaste y... por la Diosa Luna, sí que sabe besar.

—Debo admitirlo, él besa muy bien... ¡Un momento! ¡¿Quién rayos eres tú?! ¡¿Y por qué estás en mi cabeza?! —Grite al aire, esperando respuestas.

—No grites, no quiero que nuestro Alfa se despierte.

—¿«Nuestro Alfa»? —pregunte interrumpiéndola en voz baja.

—Sí, nuestro Alfa, nuestro Mate, la persona a la que estamos destinadas, el que nos dará las mejores noches de pasión, nos marcará como suyas y solo suyas. ¿Continúo? —Pude notar diversión en la pregunta final.

—No hace falta, creo que entendí. Pero ¿Por qué hablas en plural? Y ¿Quién eres?

—Yo soy Riana, tu loba. Y por eso hablo en plural, somos una sola persona.

—A ver si entendí, tú, eres mi loba; eso significa que mis sospechas son confirmadas, soy una mujer loba -Intente no entrar en pánico.

—Así es dulzura.

—Entonces... si tú eres mi loba ¡¿Dónde has estado toda mi vida?! —Sin darme cuenta grite.

—Te dije que no grites, por favor.

—¿Layla? —Aún un poco aturdido, supongo, Ángel entra a mi habitación.

—Ahí está, él más guapo de todos, nuestro Alfa.

—¿Te sientes bien Riana? —Susurré para que Ángel no me escuche.

—¿Dijiste algo? —pregunta Ángel, al parecer sus sentidos ya despertaron.

—Claro que no, tus sentidos aún están dormidos —Miento levantándome de la cama y pasando por su lado-, te prepararé algo de comer.


Ángel P.O.V

¿Escuché bien?

¿Ella dijo que me iba a preparar de comer?

La vi pasar por mi lado y su aroma era diferente.

—¿Lo notaste? —pregunta mi lobo, dándose cuenta también de lo mismo que yo.

—Claro que sí, su aroma cambio, ella huele a...

—Loba, huele a mujer loba.

—Sí, eso no es normal, hay que averiguar el porqué.

—No me gusta que MI MATE me guarde secretos —espeta con furia, sé que está molesto, a mí tampoco me gusta que me guarden secretos, pero no puedo ceder a la ira.

Baje los escalones en dirección a la cocina y ahí la vi, tiene la misma ropa de ayer, la veo cocinar algo, me siento en uno de los taburetes del comedor que está en la cocina y una vez más no puedo evitar pensar que estuve aquí antes, pero es un recuerdo tan lejano...

Su dulce aroma a fresas me devuelve a la realidad y vuelvo mi vista a ella, la tengo de espaldas, no puedo evitar imaginarme volviendo a casa y encontrármela a ella cocinando algo delicioso, a la vez que nuestros hijos vienen a saludarme.

Salí de mi ensoñación al ver un plato frente a mí.

—Te cocine unos huevos revueltos -Su aura es diferente a la de ayer, hoy está más risueña y es como si no pusiera oposición a sus sentimientos como Mate.

—Gracias —Agradezco también sonriente, mi lobo y yo estábamos molestos por algo, pero no recuerdo que era. Antes de alejarse me dio un beso en la mejilla y se dispuso a comer su desayuno.

Luego de comer me levanté para limpiar los trastes que se usaron, ella se dio cuenta de mi intención y también se levantó para evitarlo.

—Tu hiciste el desayuno, yo limpio la cocina —digo acomodándole un mechón de su pelo en su oreja.

Ahí recordé porqué mi lobo y yo estábamos molestos, recién ahora me doy cuenta de que sus ojos volvieron a ser rojos, igual que ayer, pero no es un rojo intenso, es un rojo disimulado en el miel de sus ojos.

—Layla —susurré y sentí como se estremeció—, dime querida Layla ¿Por qué hueles a licántropo?

—¿Licántropo? ¿De qué estás hablando? El único olor a licántropo aquí es el tuyo.

Está muy nerviosa y puedo olerlo.

Layla P.O.V

Estoy muy nerviosa y él puede olerlo.

—¿Por qué no le dices?

—¿Estás loca Riana? —pregunto mentalmente, ahora sé que puedo hacer eso.

—Él es nuestro Alfa no me gusta guardarle secretos.

—Claro, a él no, pero a mí sí ¿Verdad? —Le espeté algo molesta.

No me contestó y creo que es mejor así.

—Layla —Ángel me volvió a llamar— ¿Por qué me golpeaste anoche?

Oh Diablos... Tendré que inventarme algo.

—Eso fue porque... estaba nerviosa. ¿Cómo quieres que reaccione si tengo a un hombre lobo intentando marcarme? Yo no sabía qué hacer y entre en pánico.

Su mano volvió a acariciarme y esa sensación placentera volvió a mi cuerpo, como me gusta que él me toque.

—Perdón si te asusté —Parece arrepentido, baja la mirada y luce decaído.

—Nuestro Alfa está triste. No me gusta que esté triste.

—Ni a mí —Concordé con ella.

Puse una mano en su rostro y busque su mirada, cuando la encontré, le sonreí y él me la devolvió tímidamente.

—No te preocupes.

El brillo volvió a sus ojos cuando le di un casto beso en la mejilla, sus brazos me rodearon por el cuello, debido a la diferencia de altura y yo le rodeé la cintura. No pude evitar absorber su dulce aroma a chocolate blanco.




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