Mi ladrona

Capítulo 15:La manada (Parte 2)

Ángel P.O.V


«Por favor, Diosa Luna, que diga que sí».

—No.

Esa es su respuesta, un simple y seco «No».

—¿Si quiera lo pensaste dos segundos? —pregunto al notar su rápida repuesta, suelto su rostro y mis manos caen a los costados.

—No.

—¿Por qué? —Note en su rostro un poco de tristeza y confusión.

—Si voy ¿Cómo me presentarás? —La vi jugar con sus dedos, así que tome sus manos y me acerque más a ella.

—Te presentaré como mi Mate, y como futura Luna de la manada —explico sincero, sé que esto es nuevo para ella.

—¿Me presentarás como humana o licántropa? —Su mirada se desvió de mis ojos.

—Como licántropa, eso es lo que eres cariño.

—Sí, eso es lo que soy ahora, pero antes no.

—¿Qué? —No la estoy entendiendo.

—Yo antes no era una licántropa, o al menos no lo sabía y todavía tengo muchas dudas, tengo cosas que preguntarle a mi loba, quiero saber porque fue ahora fue que mi loba apareció, si mi padre tiene algo que ver o... no lo sé —Al volver su mirada en mí, note culpa y confusión—; tengo muchas dudas Ángel, y no iré a la manada hasta que responda todas mis dudas —Terminó de decir de forma firme.

—Está bien, yo... entiendo —La verdad no entendía, pero no quería presionarla.

—Yo me pondré en contacto contigo —Al terminar de decir esto me regalo una pequeña sonrisa

—¿Cómo lo harás? —pregunto sin entender cómo ella se pondrá en contacto conmigo.

—Tengo mis medios bebé —Se acercó a mí para darme un beso en la mejilla a la vez que me guiñaba el ojo, y ese acto me pareció súper sexy.

Me acarició el rostro con su mano y yo disfrute el tacto, suspiré y ella también lo hizo, no me quería separar de ella, sé que ella tampoco se quiere separar de mí.

—Sé que no te quieres ir, yo no quiero que te vayas—Me sorprendo al escucharla decir lo que yo estaba pensando.

—Volveré —Me despedí con un beso en su mano.

Me fui corriendo para no transformarme justo ahí, cuando la perdí de vista, me adentre más al bosque; estaba a punto de transformarme cuando vi a un chica, que al parecer estaba herida, olía a mujer loba, así que decidí preguntar.

—¡Oye! ¿Estás bien? —pregunto con cautela, acercándome lentamente.

—¡Por favor! Ayúdeme Alfa —Al acercarme lo suficiente me di cuenta de que era una mujer loba de linaje mestizo, pero seguía siendo de mi raza.

—Ángel, tengo un mal presentimiento —Ignoré a mi lobo y seguí acercándome a esa chica.

—¿Estás bien? ¿Cómo te llamas? —Volví a preguntar.

—Por favor Alfa, ayúdeme, lléveme a su manada.

—¡Ángel! ¡No, cuidado! ¡Aléjate de ella!

Layla P.O.V

Sentí que algo se estrujó dentro de mí, pero supuse que era el hambre

—Muy bien Riana, suelta la sopa ¿Por qué apareciste hasta ahora? —pregunto tirándome en el sofá con una barra de chocolate blanco.

—Yo intenté aparecer cuando se supone que debería aparecer, en tu adolescencia. Pero algo me lo impedía, era como si una algo me aprisionara y me quitará las fuerzas.

—¿Algo que te quitaba las fuerzas? ¿Cómo es eso posible?

—No lo sé, por años estuve observado tus movimientos y todo lo que hacías, pero no podía hablar, lo intentaba, sin embargo la voz no me salía.

—¿Dijiste que estabas ahí, que siempre me observabas?

—Claro que sí, siempre estuve ahí, aunque no me notarás, yo estaba ahí ¿Cómo crees que puedes correr tan rápido? A una velocidad sobre humana ¿O qué tus sentidos estén tan agudizados? Tus habilidades, tu fuerza ¿De dónde crees que viene todo eso? Tú y yo siempre hemos estado conectadas.

—Realmente nunca estuve sola —Me asombre por eso—, tú estabas conmigo.

—Sí, Layla, yo estaba contigo, cuando llegabas de la escuela, o cuando llorabas en la noche, cuando te dieron el trabajo de ladrona, que por cierto al principio no estaba muy a gusto con ese trabajo. Pero el punto es que, yo sí estaba ahí.

—¿Estabas ahí? —pregunto más para mí que para ella— ¿Estabas ahí cuando papá murió?

 —respondió con un rastro de tristeza y culpa.

—Esa noche, cuando lo enterré, yo... no recuerdo muy bien que pasó.

—Yo sí y créeme que no te gustará saber.

—Tienes que decirme Riana —exijo y cuando iba a darle un mordisco a mi barra de chocolate, me di cuenta de que ya me lo había terminado.

—Está bien, te voy a contar, esa noche...

[...]

Puedo ver el sol caer, ya está anocheciendo y yo no he salido del sótano en todo el día. Me he alimentado de mucho chocolate y ahora tengo ganas de hacer una lasaña.

—Layla llevamos todo el día aquí, hemos leído casi todos los libros y no encontramos nada que nos pueda ayudar, deberíamos tomar un descanso.

—Tienes razón, voy a preparar algo sólido para comer y me iré a bañar.

—Me gusta la idea.

Me levanté y salí del sótano, cerré todo con seguridad, solo por si acaso.

—¿Qué quieres comer? —pregunto a mi loba mientras me dirigía a la cocina.

—No sé, cocina algo rápido.

—Voy a hacer pasta.

Luego de comer entre risas, recordando viejos tiempos con mi loba, subí a bañarme y en el camino se cruzó una idea.

—Si soy una mujer loba ¿Significa que me puedo transformar en una loba?

—Teóricamente sí, pero dudo que lo logres.

—¿Por qué? —me atrevo a preguntar.

—La razón por la que los lobos aparecemos en la pubertad es porque en esa época todo el cuerpo humano cambia, por tal razón es más fácil que el cuerpo humano asimile el dolor y el cambio de la transformación.




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