—¡No es cierto! ¡Layla no es cierto! —Mi loba, quien se había mantenido en silencio comenzó a gritarme y en su voz noto un poco de temor.
—¿Dice la cura? —pregunte aún atónita.
—¿Este olor te resulta familiar? —No me percate de la bolsa que sostenía, desde que me la acerco un poco de inmediato me tape la nariz y la boca.
—Huelen igual que las pastillas —dice mi loba sorprendida y yo estoy igual que ella; las pastillas que tomo desde que tengo memoria, las que mi supuesto padre me decía que tomara, lo que sea que hay en esa bolsa huele igual que esas malditas pastillas.
—¡Quiero una explicación! —exijo tomándolo por el cuello de su camisa, volviendo a sentir un terrible dolor de cabeza y los colmillos de mi loba empezando a salir.
—Escucha Layla, quiero decirte toda la verdad, de verdad que quiero hacerlo —Veo sinceridad en su ojos, pero igual no confío.
—¿Por qué no lo haces entonces? —Gruño con furia.
—Estoy monitoreado —Sus palabras hicieron que aflojara mi agarre.
—Pero tú eres el Alfa, eres el líder, nadie está debajo de ti en esta manada —Escuche pasos, alguien viene.
—Se me está acabando el tiempo Layla —Ahora fue el quien gruño—, eres inteligente y encontraras el resto de las respuestas. Fuiste educada por el uno de los mejores Alfa que ha pisado la tierra, tus padres fueron unos genios en todo el mundo licántropo, no te dejes vencer por Natalia.
—¿Qué tiene que ver Natalia en todo esto? —pregunto soltándolo del todo, vi algo de acero debajo de unos papeles en la mesa, llamaron a la puerta antes de que el mayor me pueda responder a la pregunta.
—Christopher ¿Layla está contigo?
—Es nuestro Mate —El aparente enfado que tenía mi loba se esfumo desde que escucho la voz de nuestro Mate.
—Sí, Ángel, estoy aquí —respondo antes de que Christopher lo hiciera.
Vi a mi Mate entrar por la puerta y dirigí mi vista a el Alfa de la manada, su rostro se desfiguro, pero se volvió a componer casi de inmediato, no entendí la razón hasta que la vi. La muy perra de Natalia se encuentra detrás de mí Mate con una sonrisa triunfal, la ira volvió a invadirme, pero como idiota no soy, le devolví la sonrisa.
Sé que oculta algo y sonreírle de la misma manera triunfal, es que como si le dijera que ya descubrí lo que se trama, aunque no sepa nada. Confirme mi teoría de que oculta algo cuando vi su sonrisa desaparecer, ella intercalaba miradas entre Christopher y yo. Me acerque a mi Mate con una mano en la espalda.
—Hola mi amor —Salude a Ángel con un beso muy cerca de sus labios.
—Cariño tenemos que hablar —Su voz sonó diferente, sonó como cuando intentas disimular el enojo en tu voz por medio de cursilerías.
—¿Qué le pasa? Está más extraño de lo normal —dice mi loba con extrañez impregnada en su voz y yo concorde mentalmente con ella.
—Está bien, vámonos para hablar —Me aproxime a la puerta, pero una idea me cruzo la mente—. Ah y Christopher —El mencionado fijo su mirada en mi—, gracias por explicarme, de verdad que me has abierto los ojos —Mi mirada viajo a la otra mujer que estaba en la habitación y vi un atisbo de miedo en su mirada.
—Vámonos —Sentencio Ángel tomándome de la muñeca.
—Oh espera, Layla —Me gire para ver como Christopher me entregaba un objeto familiar.
—Vámonos —Sin dame tiempo a darle las gracias al Alfa, Ángel me saco de allí. Apreté la mano de la cual el me sostenía y en la otra tenía el objeto que me dio el mayor de todos.
—¡Oye! ¿Qué te pasa? —Frene de repente haciendo que ambos nos paremos, escuche gritos femeninos, supe que eran de Natalia por sus gritos parecía molesta.
—¡Vámonos joder! —Grita. Y yo no creí que me fuera a gritar.
—No sé quién diablos te crees que eres —Comencé a decir con voz firme ignorando los reclamos de mi loba—, puedes ser mi Mate, el Alfa, la misma Diosa Luna si quieres —Sus ojos me miraban impactados—, pero no me vas a gritar, no tienes el maldito derecho de gritarme —Sisee. Usaba un esfuerzo sobre-humano para no gritarle.
—Layla... —El arrepentimiento era evidente en sus ojos, sin embargo no estoy segura de que su arrepentimiento sea puro.
—Escucha lo que te voy a decir Ángel —Mis ojos y los suyos conectaron de forma impetuosa y a la vez hermosa; flaquee un poco en lo que iba a decir, pero al final procedí—, vamos a ir a tu habitación, donde podremos hablar a solas y allí me explicaras qué diablos te pasa ¿Ok?
Intente sonar pasiva, no tuve mucho éxito. Mi mandíbula apretada y mis ojos reflejando dureza y a la vez preocupación, por parte de mi loba, lograron convencerlo ya que cuando empecé a caminar en dirección a su habitación pude escuchar sus pasos detrás de mí.
—No debiste ser tan ruda con el —Mi loba me va a sacar de quicio.
—Escucha lo que te voy a decir Riana, porque no lo repetiré otra vez —El mismo tono de voz que use con Ángel, lo estoy usando con mi loba, gire a la izquierda y Ángel me seguía en silencio—, algo está pasando, algo muy grave está pasando y eso nos incluye a ti, a mí y a Ángel, probablemente también a todos los que viven esta casa e incluso a la manada y por alguna razón nadie quiere decir o hacer nada ¿Entiendes lo que eso significa Riana?
—Nosotras tenemos que resolverlo —Me contesto con voz rendida, suspire y asentí...
Tome el objeto que me había dado Christopher, es mi teléfono; le quite el forro que le cubría evitando que Ángel mirara lo que hago, en él había un papel con unos dígitos, lo ignore momentáneamente y guarde el objeto de metal que había encima de la mesa del Alfa.
—¿En qué momento robaste eso? —pregunta mi loba.
—Mientras estabas concentrada en Ángel yo aproveche y lo cogí, nunca pensé que fuera una llave y menos que sea tan pequeña —Mencione mientras escondía lo que hurte en mi teléfono, siempre compro forros más grandes que el que se debe poner en el teléfono para estas ocasiones.
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Editado: 08.08.2022