Mi ladrona

Capítulo 31: La conexión

Veo en sus ojos la emoción, sus brazos llenos de cicatrices me rodean y yo correspondo de inmediato, me siento tan cómoda y segura. Comencé a sentir leves emociones ajenas, pero estas emociones no son mías y tampoco son de Riana. Algo húmedo mojo mi hombro.

—¿Estás bien? ¿Estás llorando? —Me alejo un poco y efectivamente Alexis está llorando, es la primera vez que veo un hombre llorar.

—Sí, estoy bien y sí, estoy llorando —dice un poco exaltado.

—Ok, tranquilo —Le pase la mano por el pelo y en un rápido movimiento estaba sobre sus piernas a horcajadas, sus brazos estaban alrededor de toda mi espalda y cintura, y su rostro escondido en mi cuello.

Siento que no se malinterpretaría la posición en la que estamos, ni que pasaría algo indebido, más bien se sentía bien, se sentía correcto, pero no podía evitar que mi corazón galopara desbocado.

—Por un momento pensé que no me recordarías —Note como movía su cabeza de derecha a izquierda en mi cuello.

—¿Te estas limpiando de mi ropa? —pregunto indignada, su rostro se despega de mi cuello y me mira directo a los ojos.

—Nooo ¿Cómo crees haría eso? —Su sarcasmo es tan evidente y sus ojos ya sin rastro de lágrimas me lo confirmaron. Solo gire los ojos.

—¿Y de qué trata todo esto de que eres mi guardián y eso? —Hago la pregunta del millón de dólares y mi loba lo agradece.

—Vaya, al fin lo preguntaste —Vuelvo a girar mis ojos. Sus manos se aferran a mis caderas y me levanta hasta dejarme en la cama—. No creas que no me gusta tenerte en mis piernas, solo que si estas en la cama será más fácil explicarte.

—Oh Diosa dame paciencia —Pido en voz alta mientras me sujeto el puente la nariz, Alexis solo me mira divertido, ya no parecía serio, ni su expresión reflejaba culpa, ahora solo hay jovialidad— ¿Entonces?

—Oh, sí, te lo explico fácil, en una sola frase: Yo soy lo que tú quieres que sea —Mi ceño se frunce y le veo tirarse en la cama con sus ojos fijos en los míos.

—¿Ya? ¿Tanto show para esto? —pregunto con una ceja alzada, Alexis suspiro.

—Creo que no me entendiste, mi vida depende de ti. Tú le das sentido a mi vida y yo te protejo de todo, es a lo que me mando la Diosa Luna —Más recuerdos llegaron como flashes a mi cerebro—. Una vez te conté mi historia ¿La recuerdas?

—Sí, recuerdo que me dijiste que tu Mate te rechazo... —Las cosas en mi mente estaban un poco borrosas.

—Estuve a punto de morir, la Diosa Luna me "revivió" solo con el propósito de cuidarte y fue lo mejor que me paso en la vida —Una sonrisa se posó en su rostro—. Tenía ojos verdes antes, al volverme tu guardián no solo se cambió mi propósito de vida, mi cuerpo cambio al igual que mis ojos —Veo sus ojos tan peculiares, sus filosas pupilas rojas parecen brillar—. ¿Ves que brillan cuando te miro? Es porque estoy mirando a lo único que me importa, a ti.

—Ok —Comencé a decir desviando la mirada— ¿Algo más que tengas que decirme sobre nosotros?

—Sí, veras como soy el primer guardián en la historia de los licantropos y tú la primera en tener uno —Me guiña un ojo y luego poso su mirada en el techo—, nuestras almas están conectadas, es algo así como con los Mates, pero es diferente, es complicado de explicar —Se volvió a sentar en la cama y se rasco la nuca.

—¿Qué tan fuerte puede ser nuestra conexión? —Una sonrisa en su rostro se posó.

__No lo sé.

—¿No lo sabes? —Su cabeza hizo un movimiento en asentimiento.

—Nuestros pensamientos, sentimientos, emociones, incluso nuestros lobos están conectados —Su mano tomo la mía y la puso palma contra palma—. Como te dije yo soy lo que tú quieres que sea y hago lo que tú quieras que haga, siempre y cuando no te ponga en peligro —Miro nuestras manos tocándose sutilmente—, puedo ser simplemente tu guardián, o puedo ser tu cómplice, tu amante, tu hermano, tu amigo, tu padre, lo que quieras.

—¿Podrías ser... —Temo hacer la pregunta.

—...Tu Mate? No, es imposible, porque no has sido rechazada y porque tu Mate sigue vivo —Una serie de emociones se mezclaron en mi interior.

—Vale, entiendo —No se si sentirme mal porque sigo atada a Ángel o bien por el mismo motivo.

—Cuéntame, por favor —Pide suplicante.

—¿Qué cosa? —pregunte aún sin saber del todo como funciona todo esto.

—¿Qué te ha pasado en estos veinte años? —Su rostro que expresaba jovialidad vuelve a reflejar culpa y yo la comienzo a sentir, comienzo a sentir sus emociones— Yo en serio lo siento, debí estar contigo y no dejarte, perdóname por favor —El sentimiento de culpa volvió a mezclarse con la tristeza.

—Ey, tranquilo Alexis —Creo que ahora entiendo un poco porqué se siente así, siente que ha descuidado a lo único importante en su vida—. Estoy aquí —Le dije burlonamente.

—¿Por qué no estás con Miguel? —Una vez más volvió a cambiar, está vez en una de preocupación con algo de furia.

—Él murió salvándome...

El ambiente cambió, ya no era relajado y familiar, es lúgubre y triste. Alexis me pedía con sus sentimientos que le narre aquella noche, suspiré intentando recordar.

—Estábamos entrenando en el bosque, siempre hacíamos eso, él me crio como licantropa aunque en ese entonces pensaba que solo era una humana. El punto es que estábamos entrenando en el bosque, Miguel al parecer se dio cuenta de que algo andaba mal. Me dijo que teníamos que irnos y cuando estábamos por salir de allí, nos emboscaron.

»Solo era una mujer que tenía el rostro cubierto con un velo. Sin embargo su aroma, era inconfundible, ahora que tengo todos mis recuerdos, sé que fue Natalia. Miguel y ella lucharon con todas sus fuerzas, yo solo tenía 15 años y él me estaba protegiendo. En un descuido de Natalia Miguel me dijo que huyera y yo hice caso a su petición.

»Cuando me estaba alejando vi a Miguel caer al piso luego de escuchar un grito desgarrador. Me acerque y pude escuchar su conversación.




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