Mi ladrona

Capítulo Extra (Parte 1)

Así que... ¿Por cuánto tiempo más seguirás ocultando tus sentimientos? —pregunto Riana a Layla, mientras ambas ven la luna casi llena.

—Voy a ignorar esa pregunta, Riana —contestó rodando los ojos internamente, pues era la loba quien tiene el control de su cuerpo, ya que estaban transformadas.

Layla, no puedes seguir ocultando que lo amas.

—¿Y qué quieres que diga? —preguntó exasperada— "Oh Alexis, ¿sabes qué? Estoy muy enamorada de ti, pero tengo miedo de decir lo mucho que te amo porque sé que no soy correspondida, tu solo estás conmigo porque es tu trabajo y no porque en realidad quieres estar a mi lado".

Riana no contestó y se acostó en suelo, se encontraba en una especie de acantilado y abajo se encontraba la manada. Ya había pasado tiempo y todo estaba tranquilo, sin embargo nunca bajaba la guardia, por eso en noches como esta daba unas rondas alrededor de la manada para asegurarse de que todo estuviera en orden. Estaba ejecutando su trabajo como Alfa de la mejor manera posible.

—¡Layla! —Algunas noches, Alexis también le acompañaba, esta es una de esas noches— Ya termine con la parte que me tocaba, voy en camino a buscarte.

Una de las ventajas de su conexión es que pueden hablar a distancia.

—Está bien, aquí te espero —respondió.

Unos minutos después, detrás de Layla, apareció un lobo de pelaje grisáceo que gracias a la poca luz de la luna se veía más oscuro.

—¿Qué pasa? —preguntó Alexis al llegar a su lado y notarla un poco distraída.

Miraba a la manada —dijo, obviando su conversación con Riana y sentándose en el suelo de forma erguida.

Oye, Layla ¿Qué vas a hacer pasado mañana? —El lobo se acostó en el suelo mientras miraba a la loba de pelaje más claro que el de él, pero que igualmente se ve más oscuro en la noche.

Lo mismo que hago todos los días —respondió cortante.

—¿Por qué eres tan cortante? —Interrogó directamente.

—¿Por qué me llamas por mi nombre? —Rebatió mirándolo de soslayo, la mirada negra y roja de Alexis chocó con la blanca y roja de Layla y ambos desviaron la mirada.

¿Puedo saber por qué dejaste de ver sus ojos? —preguntaron ambos lobos a Layla y Alexis respectivamente.

Cállate —respondieron de igual forma a Riana e Ismael respectivamente.

Yo me voy a la manada ¿Vienes o te quedas? —El lobo se levantó luego de hacer esta pregunta.

Yo iré en un rato —dijo volviendo su vista al frente.

Está bien —El lobo se fue y la loba de acostó boca abajo mirando el cielo.

¿No crees que últimamente te ha dejado sola más tiempo? —Riana hablo en su mente y Layla suspiro.

—Sí, es como si estuviera dándome el espacio que necesito —Concordó Layla.

—Es un poco extraño, me gusta tenerlo cerca todo el tiempo —Confesó.

—Lo sé, a mi también me gusta estar cerca de él, pero también necesitamos nuestro espacio, no puede estar pegados a nosotras todo el tiempo, sabes que no me gusta que me den afecto —Bufo Layla girando los ojos.

Pero bien que te dejas cuando es Alexis ¿Verdad? —Insinuó pícaramente.

—Cállate, Riana.

[...]

—Nunca creí que dejarías sola a la persona de la que estás enamorado —Canturreo Ismael burlándose de Alexis.

—Ismael, no molestes ¿Dónde quedo tu personalidad de lobo callado y serio?

Soy callado y serio, pero me encanta burlarme de ti —Confesó el lobo riéndose.

—A veces, se pone incomoda cuando estoy mucho tiempo con ella, creo que a pesar de todo, ella también necesita su espacio, vivió muchos años sola y se siente cómoda en su soledad, no quiero quitarle eso.

Eso es muy considerado de tu parte —Afirmo Ismael.

—Me sentiría fatal si me apartara de su lado y debo ser muy cuidadoso, no quiero que se entere que la Diosa Luna me ofreció dejar de ser su guardián, pero preferí quedarme a su lado porque la amo.

[...]

—Hola, Layla —Saludo el joven al entrar a la oficina de la antes mencionada a primera hora.

—¡Antoni! —La fémina, completamente eufórica fue a saludar a su amigo con un gran abrazo— ¿Por qué no me dijiste que vendrías?

—Quería darte una sorpresa —respondió correspondiendo el abrazo.

—Me alegra tenerte por acá —Ambos casi no se veían debido a que Antoni estaba muy concentrado en su familia y en recuperar todos los años perdidos, obviamente Layla no le negó estar con su familia.

—Y ¿Que harás mañana? —pregunto socarronamente luego de unos segundos sentado en una de las sillas que Layla tiene en su oficina de Alfa.

—Lo mismo que hago todos los días, Antoni ¿Por qué haría algo diferente? —Rebatió mirándolo friamente sentándose nuevamente en su silla giratoria.

— Pues... —Antoni vio como Layla giraba en su silla— creí que como mañana es Luna Roja...

—Que mañana sea Luna Roja no significa nada —Interrumpió Layla mirándolo fijo—, tengo responsabilidades como Alfa y no puedo dejarlas solo porque mañana sea Luna Roja.

—Por eso, Layla eres la Alfa, pensé que —Comenzó a decir Antoni con un poco de nerviosismo.

—Exacto, Antoni —Le interrumpió otra vez suspirando—. Esta es la primera Luna Roja siendo yo Alfa, quiero asegurarme de que nada salga mal, quiero que la manada este orgullosa de tenerme como Alfa, no puedo darme el lujo de tomarme las cosas tranquilas solo porque ya ha pasado un año.

—Layla —Suspiro Antoni parándose y poniéndose al lado de susodicha—, desde que te nombraron Alfa, no, desde antes de que ocuparas este puesto, has estado tan ocupada con los demás que no tienes tiempo para ti y sí, es cierto que fueron tiempos difíciles, pero creo que podrías tomarte un breve descanso.




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