Layla Carter.
Un timbre molesto me despertó, di varias vueltas en la cama y casi caigo al piso en el intento de encontrar el origen de ese fastidioso sonido, lo encontré debajo de mi cama, provenía de mi teléfono.
«¿Cómo llegó hasta allá?»
Contesté sin mirar quien era soltando un bostezo.
—¡Layla! ¿Dónde estás? —Elián del otro lado de la llamada hace la pregunta, se lo notaba un poco tenso.
—Cálmate, no tienes porqué ponerte histérico —Mi cama me dio una dulce bienvenida cuando me volví a acomodar sobre ella.
—No estoy histérico, el histérico es el viejo que quiere que traigas tu culo para acá —Levanto una ceja al escucharlo—, dice que te tienes que preparar para… —Le interrumpo mientras giro los ojos de manera fastidiosa.
—Elián es miércoles —digo recordando brevemente lo bien que me pase el día de ayer comiendo las delicias que me compro Antoni, luego de escapar del hombre lobo—, el día apenas comenzó y estoy muy cómoda en mi cama —Me estiro en la misma con una pequeña sonrisa.
—No lo entiendes —Su voz suena un poco nerviosa—; el jefe quiere hacer el robo hoy —Mis ojos se abren como platos. Esa no es una buena idea.
Mierd… coles.
[…]
—¡Martínez! —Y aquí estoy, gritándole al viejo, a quien le llamo jefe, mientras entro a su oficina sin esperar invitación.
—Hasta que al fin llegas Layla —Mi nombre sale de su boca de una manera tan despectiva que me hizo rodar los ojos— Me alegra informarte que ya no estás en el caso.
—No me importa de todos modos no podrás encontrar nada —digo lanzando la billetera de Ángel, obviamente sin dinero, al escritorio.
Luego de revisar su billetera en el día anterior cualquier duda quedó disuelta, Ángel es el mismo lobo que me encontré el lunes, es el mismo hombre que me encontré en el pueblo y al que le robe, el que se suponía que venía el jueves, según la información que me dio Marcos y quizás… lo más probable… tal vez, sea mi Mate.
Nah no creo. Me seguiré negando a eso.
—¿Cómo la obtuviste? —Pregunta un poco sorprendido.
—Lunes en la noche —respondo vagamente—, no sabía que él era el objetivo cuando lo ataque —Medio mentí.
—¿Cómo es que no sabías? —Levanto una ceja sin creerme mucho.
—Mmm pasaron cosas —dije asintiendo.
—¿Dónde están las tarjetas y todo el dinero? —Ladeo la cabeza a la izquierda por su interrogante que a mí parecer es absurda.
—¿Debo responder esa pregunta? —Rebato su cuestión.
Ante su fija mirada solo suspiré y me levanté dándole una advertencia.
—Aleja tus hombres de Ángel si no quieres que acaben heridos.
—¿Por qué lo dices? —Lo mire con una pequeña sonrisa— ¿Cómo conseguiste localizar al objetivo antes del día planeado?—Me acerque a la puerta para luego abrirla— ¿Qué es lo que estás ocultando? —Di un paso a fuera— ¡Layla respóndeme! —Me ordenó y una frase llegó a mi mente como si fuera una ráfaga.
—Un mago nunca revela sus secretos —Fue lo único que dije antes de salir de su oficina.
Ángel Dalas.
—¿Entonces no pudiste ver su rostro? —Mi Beta, Marcos, me ha preguntado lo mismo tres veces.
—Te dije que no Marcos —Su sonora carcajada me hizo rodar los ojos— Llevaba una careta —expliqué.
—¿Y no pudiste arrancársela o que se yo? —Pregunta.
—Lo intente, pero pasaron cosas —Intente explicar.
—¿Estás seguro de que es tu Mate?
—Eso creo, ella era humana, pero su aroma era irresistible, cuando vi sus ojos sentí algo que no sé cómo describirlo y cuando la toque sentí que…
—Miles de corrientes eléctricas recorrían tus manos y un escalofrío pasa por tu espalda —Completó Marcos por mí, yo asentí dándole la razón—. Tranquilo, si de verdad es tu Mate, la diosa Luna se encargará de que se reencuentren.
Asentí con la cabeza no muy esperanzado.
—¿Y cómo es ella? —Le pregunté luego de unos segundos al ver sus ojos brillar.
—¿Quién? —Cree que puede engañarme, somos amigos desde hace mucho tiempo.
—Tu Mate, no me vengas a decir que no la encontraste —Marcos sonrió y comenzó a contarme sobre su persona especial.
Íbamos caminando a pie, pues el pueblo es bastante lindo y hay que apreciar la vista, no es como si esperara encontrarla de casualidad por las calles. El resto del camino solo escuché las cosas increíbles que Marcos decía de Natalia, su Mate, y yo solo podía pensar en los ojos miel oscuros de aquella chica. Me niego a creer que sea mi Mate, ella es humana y esa especie no me agrada mucho.
—Aún no puedo creer que vinieras para la Luna Roja —expreso Marcos minutos después.
—Mi lobo me obligó a venir —Ambos nos echamos a reír debido a que eso era imposible, al menos no cuando estoy transformado en humano.
—Alfa —Marcos me llama por nuestro lazo mental después de unos segundos de silencio. Al ser Alfa y Beta tenemos una conexión.
—Sí, también lo noté. Nos está siguiendo —digo de igual forma localizando a las personas que nos siguen.
—¿Qué hacemos? —Pregunta esperando indicaciones.
—Nada, vamos a esperar que ataquen —El asiente con la cabeza.
—¿Crees que tal vez nos puedan dar información sobre ella? —Pregunta mi Beta, de inmediato comprendí a quien se refería.
—¿Lo dices porque me robo? —Una risa burlesca salió de sus labios, rodé los ojos otra vez.
—¿Qué tal si todos los robos de esta ciudad son manejados por una organización? Y si ella pertenece a esa organización podrás saber quién es —Su teoría es descabellada, pero puede ser cierta. Mi Beta es muy listo, agradezco tenerlo a él como mi mano derecha.
—No me importa —Le reste importancia a su teoría.
—Estás muy tranquilo con eso de no saber quién es ella. ¿Tu lobo no está molesto con eso? —Caminamos ahora más pendientes a nuestro entorno.
—¿Molesto? Mi lobo no me ha hablado desde el lunes y lo último que me dijo fue que no hablaría conmigo hasta que la volvamos a ver —Marcos niega con la cabeza y seguimos caminando.
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Editado: 13.09.2022