Nos quedamos unos momentos mirando a Isa, que estaba buscando una llave que pudiera abrir la puerta, y cuando la encontró esta se abrió y pudimos ver una sala con un montón de personas, algunas comiendo, otras platicando, jugando, riendo, sentadas, paradas... en fin había mucha gente.
A lo cual yo odiaba estar en un sitio donde hubiera más de diez personas, me hacía sentir muy insegura.
—Creo que debemos de irnos... no creo que podemos estar aquí —dije cuando cerró la puerta, no me sentía bien estar con tanta gente a mí al rededor.
—Relájate Dayana, ¿olvidas que mi padre es el encargado? Claro que si podemos estar aquí, vengan.
Agarró de nuestras manos y nos guío hasta llegar con cuatro chicos y una chica que estaban en unos sillones, uno de ellos al vernos se levantó de esté con una gran sonrisa.
—Hola... —expresó mi amiga sonriendo—Soy Isabella, mi papá es el encargado de este lugar, bueno no es que seamos famosas la verdad —la mire confundida, creo que estaba algo nerviosa, nunca la había visto así.
—Un gusto Isabella, soy Joan —dijo dándole su mano para que mi amiga la agarrará.
—Sé quién... —le di un leve golpe para que no se viera toda una acosadora— Yo soy... soy muy fan de tu trabajo, de verdad te admiro mucho.
—¿De verdad? Pues gracias, Isabella. Me siento halagado —volvió a sonreír, este chico tiene una sonrisa muy linda y su vibra es muy bella, ya me cae bien.
—¿Y ustedes son...? —nos miró, todos los de ahí nos miraban, me puse nerviosa, muy nerviosa, demasiado, más que mi amiga al hablar con el chico que le gustaba.
—Son mis amigas, Dayana y Emma —ambas saludamos con la mano tímidamente.
—Un placer poder conocerlas chicas, las presento —y comenzó a nombrar a las personas que estaban observándonos muy atentos.
—Un gusto —dijimos las tres y ellos nos saludaron de lejos, mire a todos, ésto era incómodo, me sentía muy observada, no me gusta que me estén viendo, siento que me están encontrando cada maldito defecto de mí.
Me cruce de brazos, no quería que observaran mi cuerpo, no me sentía cómoda, baje mi mirada y es que me sentía más insegura que otros días, o sea estoy rodeada de actrices muy, muy hermosas y yo... yo estoy gorda y fea.
0:53 ━━━○━━━━━━━━━━━ 04:01
No sé en qué momento exactamente Isa ya estaba platicando con Joan y otro de los sujetos que estaban a sentados, mientras que Emma hablaba con un chico, no recuerdo como dijo Joan que se llamaba, pero empezaba con Ab, por alguna extraña razón al tratar de recordar su nombre, se me vino a la mente una haba, pero ahora no importaba del todo como se llamaba este chico.
Me acerqué a Isa para que me hiciera caso y así poder decirle que iría a fuera, pero no quería interrumpir su conversación.
—Eh... perdón —mencioné algo nerviosa— Isa... —ella me miro atenta, ignorando un poco a sus dos nuevos acompañantes— Puedo hablar tantito contigo... —ella asintió, les dijo algo a lo cual ellos asintieron y nos alejamos un poco de esa zona —Iré afuera ... —me miro confundida para que prosiguiera —Solo iré a tomar aire, mi mamá me ha mandado mensajes, iré a responder.
—Oh... claro, está bien Yana, ahorita vamos o vienes cuando te desocupes.
—Claro.
Sonreí y ella volvió con los chicos, yo solo me dirigí a la puerta por donde habíamos entrado, quería estar sola, sin mucha gente a mí al rededor con la que pudiera compararme.
Cuando salí de aquel lugar, sentí el aire chocar con mi rostro, me recargue en la pared, había unas personas saliendo del callejón así que solo las mire alejarse y cuando por fin pude estar sola, mis ojos se pusieron un poco llorosos, odiaba sentirme así, trato de trabajar en mi autoestima, pero no es fácil lograr quererme tal y como soy.
Lo del mensaje de mi mamá no era una excusa, si me había mandado unos cuantos mensajes, así que debía de marcarle para ver qué quería y que todo estuviera bien.
—Mamá —traté de sonar bien, aunque no lo estará.
—Hola cariño ¿Qué haces?
—Nada... estoy aquí en una reunión, la que te comenté.
—Oh... Está bien, a qué hora llegarás.
—No sé, tal vez en una hora ya estoy camino a casa.
—Vale aquí te espero.
—Si mamá.
—Adiós, diviértete, hija.
—Lo haré.
Colgué la llamada.
Creo que no podré hacer lo que me dijo mi mamá, ya no quería estar aquí.
Agarre mi mochila, ya que siempre la llevaba a todos lados sin importar que, de está saque mi sudadera. Hoy había hecho o tratado de hacer un experimento, quería comprobar si podía simplemente poder estar sin éste, aunque sea un día, pero al final no pude.
No me gustaba mi cuerpo, mi mayor inseguridad era mi estómago y mis brazos, mi familia siempre ha tenido vellos en piernas y brazos, lo cual se había convertido en una de mis inseguridades más grandes, recibí muchas burlas de pequeña por eso, haciendo que me fuera odiando poco a poco, hasta ahora, no lo he podido superar.
Mi estómago como sea en algunas ocasiones podía sumirlo y no se notaba que estaba gorda, en cambio mis brazos no podían hacer gran cosa, más que usar cosas de manga larga, pero no toda mi vida iba a usarlas, poco a poco quería dejarlas, hoy fue mal día para hacer eso.
Traté de estar más calmada y lo logré, ya con mi sudadera podía sentirme mucho mejor. Sin embargo, no sirvió de nada, ya que mis amigas venían con tres de los chicos que estaban a dentro, si no me equivoco son Daniel, Joan y él chico cuyo nombre es como las habas, los cinco venían riendo.
—Dayana, iremos a comer —dijo Emma emocionada— ¿Vas a venir?
¿Tenía opción?... Bueno sí que la tenía, prefiero irme a mi casa a llorar porque no puedo tener mi cuerpo perfecto o ir con ellos y seguir con mis inseguridades.
—Eh... si supongo —¿Por qué dije que si?
—Genial, ahora sí estamos todos, vamos a la camioneta.
Yo solo los seguí a una camioneta que era color negro. Subimos en esta y veníamos en el siguiente orden, yo iba atrás con Daniel, Emma y el chico Haba, al frente iba Joan con Isa, porque Daniel no podía irse con ellos, nosotros veníamos algo apretados.