El viaje fue bastante incómodo, todos iban hablando entre sí y odiaba no entender sobre lo que decían, me sentía como la oveja negra de la familia, también tenía que ver mucho la edad, yo tenía solamente diecisiete años y los demás más de veinte seguro que tenían, por lo menos mis amigas si tenían esa edad, Isa con veintitrés y Emma con veintidós.
Habíamos llegado a un restaurante, yo como no suelo salir mucho a este tipo de lugares no sabía que pedir, estuve mirando el menú y creo iré por algo básico, una pechuga con queso gratinado es de mis comidas favoritas, así que por qué no pedirla.
Todos comenzaron a pedir lo que comerían, y al parecer el chico Haba no era de aquí, de hecho, los tres no eran de este país, creo eran de ¿España?, aunque no se les notaba mucho el acento.
—Dayana ¿verdad? —de repente sentí todas las miradas en mí.
—Sí... —trate de sonreír pero me fue algo difícil, no me gustaba ser el centró de atención.
—Cómo vas en la escuela, Isa nos dijo que vas en tu último año de preparatoria.
—Ammm sí, yo voy bien —sonreí, no sabía cómo actuar ante esta situación, era incómodo, durante todo el viaje literal, me habían ignorado y ahora como si nada, me estaban hablando.
—¿Cuánto te falta para acabar?
—Un año, exactamente un año.
—¿Qué vas a estudiar? —ahora hablaba el chico Haba.
—No tengo idea la verdad.
—¿Te gusta hacer algo?
—Bueno... la verdad me gusta —me quedé pensando ¿Qué me gusta? —No tengo idea—mencioné algo triste no tenía nada interesante en mi vida, lo único que me gustaba era leer y escribir, pero no era algo que hiciera de diario.
Escribir, nadie sabía ese hobbie mío, era algo que tenía como un gran secreto, nadie podría saber esa parte de mí.
—Aún eres joven Dayana tienes tiempo de sobra al igual que nuestro Dani, tienen esté año para saber que hacer no deben de presionarse.
—Abel, ya te he dicho que no me llames Dani —dijo poniendo los ojos en blanco, creo que es la única vez que lo escuché hablar en todo esté rato.
Ahora ya había vuelto a escuchar el nombre de este chico Haba, y era Abel, que nombre más raro, no conocía a nadie que se llamara así, prefiero pensar que su nombre si es Haba y no Abel, suena mejor para mí la verdad.
—Como sea Dani.
Ellos siguieron hablando como si yo no existiera nuevamente, nadie me ponía atención, y eso siempre pasaba en mí día a día, no sé cuándo cambié eso, a veces era feo ser la chica invisible.
Para no aburrirme estuve viendo mi celular, pero tampoco es qué tuviera mucha vida social, cuando me metí a WhatsApp, se me hizo raro ver qué tenía un mensaje de un número desconocido.
¿Quién podría ser?
Según yo a nadie le había pasado mi número y nadie me hablaba desde hace mucho tiempo. Capaz podría ser algún compañero que quiera una tarea, lo cuál le habló a la persona menos indicada, no tenía nada de la escuela.
*Hola Dayana
*Soy Maximiliano, vamos juntos en algunas clases y saque tu número del grupo.
*Y quería ver si podíamos ser amigos, no conozco a mucha gente la verdad.
¿Maximiliano? Nunca lo escuché en clase, bueno no es que ponga mucha atención la verdad, la mayoría de los días me la paso leyendo, haciendo las tareas, escuchando música y prestando atención a lo que dice el profesor, no es que ande viendo a cada persona de mi salón, no me interesa.
De repente llegó el mesero con la comida de cada uno, aparte mi celular para poder comer mejor, más adelante le responderé a este chico misterioso.
Pude notar que mis amigas estaban tan felices por poder estar compartiendo una mesa con estos chicos, si hasta Emma estaba emocionada por poder estar con este chico Haba. La única que sobraba aquí era yo, no tenía por quien embobarme como ellas dos.
—¿Tienen novio? —esa pregunta que realizo el chico Haba llamo mi atención, más que nada por las respuestas de mis amigas.
—NO —respondió rápidamente Emma, eso me causo una pequeña risa.
—Yo tampoco, ando soltera —miro a Joan y este se sonrojó, que bello que es este chico.
—¿Y tú Dayana? —dijo Daniel mirándome.
—Yo... no, no tengo —le dediqué una leve sonrisa y él sonrió en respuesta, se me hacía muy tierno.
—Bieen chicos ya coman y dejemos de platicar —dijo sonriendo el chico Haba.
Todos le hicimos caso y comenzamos a comer, pero lo que había dicho Abel se esfumo después de unos minutos ya que comenzaron a platicar nuevamente, a lo que yo no les prestaba mucha atención, la verdad solo me la pase imaginado algunas cosas.
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Todo fue tan raro, cuando me di cuenta, todo cambio, no sé en qué momento pase de ser la chica menos social de la escuela a compartir una mesa con tres actores y dos personas conocidas en el ámbito de la escritura.
Tampoco es que fuera un gran logró, solo sería éste día que compartiría con ellos, tal vez con mis amigas sería diferente pero todos sabemos, que éstos tres chicos son mucho más reconocidos que ellas dos juntas.
Después de un rato, ya habíamos acabado de comer, pero aún estaban platicando, era bastante incómodo no entender nada de lo que decían, pero más era que en ocasiones venían fans de ellos para tomarse una foto.
Mis amigas estaban sintiendo lo mismo que sentía yo cuando alguien les pedía una foto y no me conocían a mi.
Ésto lo pasaba algo seguido cuando salía con Isa, y está vez no fue nada diferente, era incómodo y a la vez triste, ya que nadie me hacía caso, solo estorbaba en este lugar.
Mientras ellos tres se tomaban fotos con fans, yo me la pasé platicando con Maximiliano, al parecer teníamos mucho en común y aparte era muy divertido, debo admitir que me ha sacado unas cuantas sonrisas en este tiempo que hemos hablado y vaya que a veces es algo complicado lograr eso.