Después de que le dijera eso a Daniel algo molesta claramente, el no dijo nada solo me miro, me molestaba que las personas siguieran teniendo esos estúpidos pensamientos machistas de que los hombres no puede llorar si no son unos débiles, eso es tan estúpido.
—¿Por qué has venido aquí?
Dije ya por fin, no quería seguir peleando con él, quería que me dijera por qué había venido aquí, conmigo y no con alguien de sus amigos que supongo debe de tenerles más confianza.
—No se.
—¿No sabes? —dije confundida.
—Solo creí que si venía contigo podía solo... pasarla bien —miro nuevamente sus manos.
¿Pasarla bien conmigo? Nadie la pasa bien conmigo, soy tan aburrida.
—Perdón si no es lo que querías... yo... no soy buena en eso.
—¿Qué cosa exactamente?
—Consolar y pasarla bien entre muchas más cosas.
—Pues me has consolado bien... mejor que Abel y contigo me la paso bien Dayana, aunque no lo creas.
Una sonrisa salió sin permiso de mis labios al igual que un poco de rubor en mis mejillas, nadie me había dicho algo así, nadie se la pasaba bien conmigo, varias veces me han dicho que era demasiado aburrida cuando salíamos y que debía dejar de serlo, de ahí me dejaron de invitar a lugares.
Siempre me la pasaba en mi casa aburrida por que deje de recibir cualquier tipo de invitación con mi grupo de amigos, y lo peor es que me gustaba tanto.
Me encantaba mi soledad, podía leer y pasarla genial en mi habitación, no necesitaba de personas para ser feliz.
—¿De verdad te la pasas bien conmigo?
—Si, ¿Por qué no lo haría?
Para mi bien, no quería responder eso.
—Por nada...
—¿A caso hay alguien que no se la pasa bien contigo?
—Tal vez algunas personas —me encogí de hombros para restarle importancia.
—Siento que eso te afecta... ¿no es así?
Moví mi cabeza un poco en forma de un sí, mi sonrisa desapareció convirtiéndose en una mueca, era un tema que no lo hablaba con nadie, no lo veía importante.
—A ver cuéntame —lo mire confundida, lo veía muy interesado sobre el tema.
—No es nada, solo varios amigos me lo han dicho.
—Pero ¿Por qué?
—Pues ya sabes, me invitaban a casas y yo iba, pero nunca me atrevía hacer las cosas que ellos hacían —bajé mi mirada— Y la primera vez que me negué no me dijeron nada, pero se fue repitiendo y comenzaron a decirme que debía mejor quedarme en mi casa, que era una aburrida y no sé qué más me decían
» Trate de que no me afectará en su momento, y creo que lo llegue a conseguir en ciertos momentos, pero después solo fingía, todo cambió cuando me dejaron de invitar a las casas y a salidas. Desde esos momentos, mi vida social bajó mucho y me la pasaba encerrada en mi casa después de la escuela.
—Qué clase de cosas no hacías.
—Lo normal en un adolescente, fumar, beber, besarse... y todo lo que se hacen en un grupito de adolescentes rebeldes.
—No eres la única que no ha hecho eso de fumar y beber, bueno omitiendo que ayer si tomamos —ambos soltamos una pequeña risa— Y tampoco sé que más se hace en esas salidas.
—Pues lo normal, luego comienzan a jugar verdad o reto y son muy intensos, besos, confesiones íntimas, cosas bastantes personales...
—Tampoco he hecho nada de eso —dijo soltando un suspiro, ¿Por qué? Todo adolescente hace este tipo de cosas, claro menos yo.
—¿Nunca has besado a nadie? —pude notar que se ponía rojo cuando negaba con su cabeza, se veía bastante tierno— ¿Nunca?
—No... no conozco a muchas personas de mi edad y no me voy a besar con personas más grandes que yo —reí por su último comentario— ¿Tu ya has dado tu primer beso?
—No... como dije nunca me atreví —forcé una sonrisa— Quería que fuera con alguien especial, no por una estúpida botella o un reto.
—Si yo también quiero eso —sonrió— Pero acaso ¿no has conocido a esa persona?
—No —negué con mi cabeza— Creí que había conocido a esa persona, pero al final no paso. Aparte era un "romance" de primaria tampoco iba a esperar mucho sobre eso.
—Por lo menos has tenido un novio, ya es algo.
—Tal vez, ¿tú has tenido novia?
—Mmmm ¿Cuenta en el kínder? —soltó una risa y yo lo seguí con otra.
—Depende cuánto duró.
—Una semana —dijo orgulloso— La deje por qué me tuve que mudar.
—Que gran romance —dije riendo— ¿Te mudas mucho?
—Algo, bueno ahora ya no tanto, cuando llegamos a Estados Unidos no nos hemos mudado.
—Si, que vives ahí verdad. ¿Sabes hablar inglés?
—No, llevo ahí tres años, pero no lo habló muy bien, lo llego a entender, pero mis clases son en español, por eso no tengo muchos amigos.
—¿En serio? ¿No lo hablas ni un poquitito?
—No —soltó un suspiro— Solo lo entiendo, pero aún no puedo hablar fluido, me cuesta un poco.
—Y yo que quería que me ayudarás en inglés —dije "indignada"
—Te puede ayudar en otras cosas —dijo riendo, no sé si soy la única en que le tomo doble sentido, gracias a mi mente cochina me puse roja.
—¿Qué clase de cosas? —enarque una ceja curiosa.
—De la escuela... claro —lo noté algo nervioso y solo reí.
—Genial entonces el lunes harás mi examen.
—¿Examen?
—Aja, espero un 10
—No soy bueno haciendo exámenes.
—Que pésimo servicio —el soltó una risa— Me gusta cuando ríes...
—¿Eh? —me miro, maldición creo que no lo pensé.
—Ah... Yo... —mire otro lado, solo era un cumplido ¿no? —Me gusta cuando ríes...
Pude notar como mis mejillas ardían, traté de evitarlo, pero, no podía. Me atreví a mirarlo y también pude notar un poco de rubor en sus mejillas, aunque aquí la única persona que debía de estar roja era yo, él no tenía por qué.
—También me gusta tu sonrisa —sonrió y nuevamente una sonrisa tonta se escapó de mis labios— Creo que debo irme Dayana —suspiro y se levantó de la cama— Gracias por... haber estado conmigo.