Mi Lista De Canciones Tristes

Capitulo 21

En lo que restaba del viaje estuve pensando, ¿había sentido las mariposas? Como dije, no quería sentirlas, mucho menos con Daniel, que es un chico famoso, no tengo muy buenas referencias al andar con un famoso, siempre sale algo muy mal, y la verdad no estaba para tener otro peso encima de mí, con los que tengo son suficientes.

Cuando llegamos a la casa de mi tía, me dio miedo al abrir la puerta, porque no quería encontrarme con mi tía, iba a estar juzgando a Daniel y era lo que menos quería.

Sin más drama, decidí abrir la puerta, Daniel solo me observaba cada movimiento que hacía.

—Tranquila Dayana, no creo que tu tía sea como dices...

—No la conoces Daniel... seguro te dirá cosas feas.

—A menudo recibo comentarios de odio, puedo soportarlo

—Mejor vámonos, le digo a mi primo que lleve a Derek a mi casa...

—Anda, vamos —me quito las llaves y abrí la puerta.

No tenía otra opción que entrar, abrí por completo la puerta y no era una gran bienvenida, ya que estando a dentro nos habían bañado de espumas.

—Pero que... —escuche la fastidiosa risa de mi primo y mi sobrino, los mire mal— Debes de respetarme ¿recuerdas que soy tu tía? —dije molesta, esta ropa me gustaba mucho.

—TIAAA pensé que era mamá, pero perdóname.

—No, deberías de respetar a tus mayores.

—Eso no te lo crees ni tu.

Tal vez en eso último se refería a que no lo respetaba a él, ni a su papá, supongo debía dar el ejemplo, pero, aun así, era su tía y aunque me bajara bastante edad, siempre trato de respetar.

—¿Primo es en serio? —mire a mi primo que estaba con otra espuma en su mano.

—El quién es —dijo señalando a un lado mío, no puede ser, que vergüenza.

—Daniel... yo... —me puse frente a él y traté de quitarle la espuma de la cara— Perdona a mi primo es un... —me quedé en silencio por qué comenzó a reír.

—No pasa nada Dayana —agarro mis manos deteniéndolas, al sentir sus dedos en mi piel nuevamente esa corriente invadió todo mi cuerpo.

—¿Quieres unirte? —le entrego una a Daniel y el la acepto— Contra la Tía Yana —y me comenzaron a echar la espuma.

—¡Ya! ¡Ya! ¡NO ES JUSTOO! —chille, pues me estaban empapando y me había costado mi medio maquillaje.

—¡Edwin ya madura! —le grite a mi primo, a pesar de ser mayor que yo, era mucho más infantil, no sé cómo es que tiene un hijo a su cargo.

—Sabes que eso no pasará Yana —menciono riendo y todos se detuvieron, al parecer ya no tenían espuma, me di la vuelta para verlos con mi mirada más amenazante que logré.

—Bueno ¡YA! No es justoooo no tengo arma.

—Para que la quieres.

—¡Pues para defenderme! Para que más.

—Lo lamento no tenemos más, papá se las hecho a mamá —mire a Edwin y el solo asintió, infantil.

—Son unos tramposos —me acerque a Derek y le quite la espuma de sorpresa— Y tú debes de respetarme, cuando te hago algo siempre andas chillando —ahora fui con mi primo para quitarle su espuma— Tu, bueno, tú eres un caso perdido Edwin —le quite también la espuma y luego fui con Daniel— No creí que me traicionarías —también le arrebate la espuma— Tontos —les saque la lengua.

—Y el infantil soy yo —lo fulmine con mi mirada—Saben acabo de acordarme que compre tres cajas —entro a la casa y Derek comenzó a brincar de emoción. Estaba muy molesta.

—¡No te salvarás Yana! —mire mal a mi sobrino, creo empezamos mal está presentación— Por cierto, quién es el —señaló a Daniel.

—Es Daniel, un amigo —me limpie la cara con mis manos— Daniel él es mi sobrino Derek, el otro sujeto inmaduro es mi primo, Edwin.

—Es un placer conocerte Daniel —le tendió la mano a Daniel ¿de dónde saco tanta formalidad?

—Igual Derek —sonrió Daniel dándole la mano.

—Yana —se acercó a mi— Dile a mamá que cumplí en ser amable con todos los chicos que pisen está casa, dice que si soy grosero no van a querer ser tus novios, dile por fa si no me va a regañar.

Abrí mis ojos de par en par, no puede ser más vergonzoso esto ¿Acaso?, mire a Daniel y el solo estaba tratando de aguantar la risa, no entiendo por qué siempre anda con su gran sonrisa, pero esta sonrisa era una burlona, que, aunque lo hiciera ver muy guapo, me estresaba por que se estaba burlando de mí.

—¡YAAAA! —le aventó una lata de espuma a su hijo la cual no agarró, pero la recogió rápidamente y luego le lanzo una a Daniel, el si la atrapó a tiempo— A ti no te daré por qué nos la quitaste.

—No es justo, no tienen espuma.

—Entonces cúbrete tonta.

—¡TODOS CONTRA TODOOOS! —grito mi sobrino y ellos comenzaron a bañarse en espuma.

Edwin se acercó a mí y comenzó a llenarme de espuma, claramente no me iba a quedar atrás, la de Derek tenía un poco así que le heche para poder irme y agarrar una nueva.

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La verdad fue divertido jugar así con ellos, hace mucho que no lo jugaba y lo mejor fue que no faltaron las risas, incluso puedo decir que Daniel se la paso bien.

Nos habíamos acabado una caja más de espuma íbamos a ir por la otra, pero mi tía llegó y nos regañó, siempre era tan pero tan aburrida.

Entramos a la casa y Edwin se fue a bañar junto a su hijo, claro, después de que los regañaran, ahora solo nos habíamos quedado Daniel y yo en la cocina, ahí estaba mi tía y mi prima.

—Por dios Yana creí que eras más responsable —me dijo mi tía regañándome.

—Ellos me atacaron tía, aparte no es que hiciéramos algo malo —baje la mirada.

—Me han destruido la casa... —casi que grita esta señora.

—Claro que no tía, ni al caso.

—Le diré a tu madre, espero que no te traiga en un buen tiempo.

—No se preocupe por eso, que yo...

—No me rezongues... —la interrumpió mi prima.

—Suegra no la regañe que trae visitas —dijo viendo a Daniel— Disculpa por eso ¿Cómo te llamas?

—Me llamo Daniel, Daniel Anderson, un gusto —sonrió




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