Capítulo 22

—Disculpa por todo esto... —baje la mirada apenada— No sabía que mi sobrino iba a llenarme de espuma llegando. De verdad lo lamento, entiendo si estás molesto.

—Dayana no estoy molesto.

Creo que cualquier persona estaría echando furia, por ejemplo, yo en un inicio.

—¿No? —se acercó a mí ya que estábamos algo lejos.

—Claro que no, todo lo contrario, me la pasé muy bien, nunca había jugado así con alguien.

—¿Nunca? —dije sorprendida.

—No, por eso no estoy molesto, me divertí mucho —lo miré a los ojos, ahora estaba confundida, que niño no jugó así.

—Porque no jugarías eso.

—No tenía con quién —trato de sonreír, pero se formó una mueca en sus labios, vaya no creí que el pasará este tipo de cosas, me sentía mal por él.

—¿Nadie? —dije en voz baja y con miedo, sé que no es momento para hablar de su infancia.

—No... a nadie —miro el suelo— Mi hermano estaba ocupado, mi mamá no se lleva bien con mis tías y por eso no me dejaba ver a mis primos y claro, ya sabes que nunca tuve amigos.

No puedo creer que haya tenido esa clase de infancia, bueno no sé cómo fue, pero seguro que fue muy solitaria.

Tal vez yo por ser hija única lo entiendo en cierto punto, no tenía a nadie a mi lado, pero tenía a mis primos y ellos me hacían compañía, más Edwin él y yo crecimos juntos, pero él ni un primo tenía con quien jugar.

—Dani, no tuviste una buena infancia ¿verdad?

El me miro y negó con la cabeza, pude notar que sus ojos se habían llenado de lágrimas, me partía el corazón verlo así.

Me dieron ganas de llorar al verlo he imaginándome a un Daniel pequeño solo jugando.

—Pero... Porqué...

—No tenía a nadie a mi lado con quién jugar, ni mi a hermano...

—Lo siento —lo abrace, no pude más y me lance hacia él, unas lágrimas estaban cayendo por mis mejillas, no puedo creer todo lo que me estaba diciendo.

—¡TIAAA! —me aleje de Daniel y sentí a alguien colgándose en mi pierna, no le tome mucha atención, solo mire a Daniel que estaba limpiando su mejilla— Dice mamá que subas a tu novio al cuarto de papá.

—Derek... —lo mire mal al decir palabra "novio", el asintió y se fue al sillón, mire a Daniel que estaba serio— Ven —agarre su mano, al parecer eso hizo que llamara su atención ya que me miro.

—Dayana, no vayas a decir nada... por favor.

—Claro que no —le dedique una leve sonrisa—Vamos.

Subimos las escaleras y lo deje en el cuarto de mi primo, él le daría la ropa y todo eso, yo fui al cuarto de mi tía, que me esperaba de un muy mal humor, hubiera preferido que Adri fuera la que me de las cosas.

Nunca me había puesto a pensar en las personas que eran famosas desde muy pequeños, tal vez tuvieron una infancia como Daniel... creo que lo mejor de esta asquerosa vida, es tener una infancia, y que le quiten eso a un niño se me hace horrible.

Como dije no tuve hermanos, al igual que mi sobrino, y aun así yo trato de hacer que mi sobrino la tenga, él nos tiene a mí y a su papá, en cambio Daniel no tuvo a nadie y eso claramente le afectaba.

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Las películas infantiles son mis favoritas, no sé por qué, pero me encantan.

Estábamos viendo películas solo Daniel, Derek y yo, mi tía se había ido con unas amigas, gracias al cielo que se fue, y mis primos habían salido de emergencia dejándonos encargados de Derek bueno dejándome a mí a cargo.

No podía centrarme en la película por qué aún sentía lástima por Daniel, no sé qué fue lo que vivió, de verdad no lo sé capaz y él no quería hablarle a los de su edad que se yo y por eso su infancia fue de ese modo, no debía preocuparme por él.

—¡TIAAAA! —me grito mi sobrino haciendo que diera un brinco del susto— ¡Tengo hambre! —un gran problema— ¡Aliméntame por favoooor!

—Espérate a que llegue tu mamá, sabes bien que no se cocinar.

—Pero tú siempre me llevas a comer golosinas, por qué hoy no me llevaaaas.

— ¡Por qué no tengo dinero! No estés de castroso.

—Pero Yanaaaaaa.

—Si empiezas a llorar te voy a encerrar en tu habitación sin nada de luz para que vengan los monstruos por ti.

Él se quedó en silencio, sabía que eso le asustaba mucho.

—Si quieren podemos ir a comer algo —dijo Daniel de repente, Derek lo miro con una sonrisa.

—¿¡Podemos ir a comer hamburguesas!?

—¡Derek! —lo regañe y Daniel soltó una risa.

—Si, hay que ir a comer hamburguesas, ¿Qué dices Dayana?

—No creo que...

—Pues si ella no quiere ir que se quede —dijo rápidamente mi sobrino y Daniel soltó otra risa, los mire mal a ambos.

—Eres de lo peor Derek.

—Oye... —dijo triste— Bueno si, ven con nosotros tía.

—No, no vamos a ir, no tengo dinero.

—Pero si yo los invite.

—Daniel... —lo mire con súplica, no me gustaba que las personas gastarán en mí, menos me iba a gustar que gastarán en mi sobrino.

—Anda —se levantó después de mi sobrino con un gran entusiasmo.

—No, no podemos ir.

—Por fiiii TIAAAA —me abrazo— Te juro que me portare bieeen te lo juro.

—Ese chantaje no funciona conmigo y lo sabes bien.

—Bueno, si entonces te prometo que no te diré Yana nunca más, solo Tía Yana.

Amaba que me dijera tía me hacía sentir especial, en algunos días él me decía Yana solamente, y parecía que era una persona cualquiera, pero cuando me decía tía, me daba mucha emoción.

—Bien... —me levanté y agarré mi mochila para buscar el poco dinero que traía, lo cual estaba ahorrando para comprarme algo.

—Déjalo así —sentí una mano fría en mi manita, mire a Daniel— Yo invito —me sonrió— Y no aceptaré un no, vamos.

Agarró mi mano y me jalo a la puerta, aún no reaccionó bien por qué me está agarrando de mi mano, era una sensación bonita ver cómo me tenía agarrada.

—Daniel hay un puesto de hamburguesa por aquí cerca, podemos ir a ese lugar.