Mientras Daniel y yo seguíamos charlando sobre los libros que tenía en mi librero, que por cierto si le intereso este mundo de la lectura, solo espera que cuando leyera, sintiera lo mismo que yo.
Pero nuestra charla fue interrumpida, pues había escuchado un fuerte golpe, al parecer era una puerta.
Algo dudosa me levante de la cama para ver que había sido, pero algo en mi me lo impedía, aun así, me levante para salir de la habitación y ver que había sucedido.
—Dayana, no vayas —lo mire antes de abrir la puerta.
—Solo, voy a ver si mi mamá ya llego.
—Entonces te acompaño.
—No Daniel, mejor espérame aquí —sabía que podía estar pasando, y Daniel no debía de presenciar eso— Por favor...
—Dayana...
—Me dijiste que no podías negarte a algo que te pidiera...
—Si, lo dije, pero...
—Por favor, Daniel, no pasa nada, solo iré al cuarto de mi mamá.
—¿Y si es un ladrón?
—pues vendré corriendo contigo y ya, si no vuelvo rápido vas a la habitación de mi mamá.
—Okey, está bien —suspiró.
—Gracias, ve a dentro por favor...
—Okey —entro a la habitación y yo me dirigí a la habitación de mis padres.
Al dar cada paso se escuchaban más claros los gritos que provenían de la parte de abajo, no era algo nuevo escuchar algo así entre ellos. Bajé las escaleras y los pude ver discutiendo, al ver a mi papá ebrio, me dieron ganas de llorar.
—Dayana, súbete —dijo mi madre luego luego que me vio entrando por el mural.
—Ahora que sucede...
—Que te subas, ¿no entiendes? —me dijo mi padre con un tono de voz muy alto.
—No, les dije que no quiero que vuelvan a pelear por cosas absurdas.
—Esto no te importa.
—Dayana, por favor no hagas corajes —me suplico mi madre.
—No me voy a ir, se cómo se pone mi papá y no es forma...
—QUE TE LARGQUES DE AQUÍ ¿NO ENTIENDES? —menciono gritándome mi padre, nunca me había hablado así y, por ende, me asuste, incluso sentí que quería golpearme—SIEMPRE ANDAS METIENDOTE EN COSAS QUE NO TE IMPORTAN, HAZNOS UN FAVOR Y POR UNA PUTA VEZ, LÁRGATE.
Di unos pasos para atrás inconscientemente, como dije, mi padre nunca me había gritado, ni mucho menos hablado así. Incluso puedo decir que en ocasiones yo era quien lo llegaba a tranquilizar, pero ahora mismo, lo veo difícil.
—Papá no me hables así —dije con un gran nudo en la garganta.
—Dayana, ve a tu habitación.
—No mamá, no voy a dejar que te hable así ni mucho menos que me esté gritando.
—Dayana no hagas las cosas más complicadas.
—¿Complicadas?
—Por dios, ya niña, lárgate de aquí
Mire a mi papá, odiaba verlo ebrio, pero hoy venia mucho más que de costumbre, se tambaleaba y al parecer, ahora andaba más agresivo que otras veces.
Al ver que mi papá comenzó acercase a mí con sus puños cerrados, pensé que no me golpearía, pero no se detenía y yo solo retrocedí inconscientemente.
Pero todo fue tan rápido, porque mi papá me había soltado una cachetada, agarre mi mejilla que comenzó a arder de inmediato. Mire a mi mamá, pero ella no hacía nada, un gran coraje me invadió, pero no podía hacer nada, eran mis padres y debía respetarlos.
—Permiso.
Me di la vuelta ignorando lo que mis padres gritaban, pues todo tipo de sonido se esfumo y fue reemplazado por unos zumbidos en mis oídos.
Llegué a mi habitación y sin pensarlo tanto entre, y cuando cerré la puerta comencé a llorar, necesitaba desahogarme, pero me había olvidado por completo de la presencia de Daniel, si no fue que se acercó a mí.
—¿Qué paso? —negué con la cabeza— Dayana...—agarro la mano que tenía en mi mejilla—¿Quién te hizo eso?
—No importa —me limpie mis mejillas.
—Por favor, Dayana, dime que sucedió, ¿Quién te golpeo?
—Mi papá me dio una cachetada, no es nada grave.
—¿Te golpeo?
—Si, pero no...
—Dame permiso.
Inconscientemente me quite de la puerta, ya que él me había empujado un poco para poder abrirla, al ver que iba muy enojado salí detrás de él.
—Daniel a dónde vas... —agarre su brazo para que se detuviera.
—Iré hablar con tu padre, no puede golpearte —me dijo bastante enfadado.
—No Daniel por favor...
—Dayana, te ha golpeado... eso no está bien.
—Yo lo sé, pero —cerré mis ojos, para poder calmarme un poco y no empezar a llorar de nuevo.
—No dejare esto así.
—Por favor, te lo pido —me acerque a el— No quiero más problemas... no quiero —dije entre sollozos y Daniel me miro un poco menos tenso— Por favor, no vayas y hagas que mi padre también te golpee...
—Dayana...
—Por favor...
—No quiero que te haga algo así Dayana... le puede también hacer algo a tu madre...
—Por favor —puse mis manos en su pecho— No podemos hacer nada, por eso mismo baje yo, pero no funciono, mi madre sabrá que debe de hacer.
—Pero y si le pega...
—Daniel por favor, no quiero que vayas y empeores las cosas, te necesito
Hubo un silencio que nos invadió un momento, pero él lo termine rompiendo, o algo así ya que me lance para poder abrazarlo, de verdad que necesitaba el contacto de alguien, muchas veces me la pasaba sola llorando y era de lo peor, ahora él estaba aquí y lo necesitaba.
—Por favor, Daniel, te necesito.
—Está bien —me recibió mi abrazo.
—Vamos a mi cuarto...
Asintió y lo jalé a mi habitación, cuando llegamos a la cama, yo me recosté en su pecho, y el solo se limitó a abrazarme.
Estuvimos así unos minutos, no dije nada ya que aun sentía aquel peso en mi pecho.
—¿Qué fue lo que paso Dayana?
—Lo de siempre —dije en un susurro— Papá llego borracho, mamá le reclamo algo y comenzaron a pelear, yo como una niña estúpida, fui a detener la pelea, la diferencia de esta vez es que no logre nada positivo.