Mi Lista De Canciones Tristes

Capítulo 28

Estuvimos un rato en silencio, yo reflexionando lo que acababa de pasar, aún seguía sorprendida por la acción de mi padre, no me lo esperaba jamás nos había tocado. Pero como dicen, siempre hay una primera vez.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por Daniel, y lo agradecía porque si seguía así me volvería loca.

—Hace rato te hablo Max, me dijo básicamente que tienen una exposición para mañana y debías de practicar tu parte.

—Maldición... se me había olvidado.

—Al parecer te conoce bastante —dijo riendo— ¿Quieres que te ayude en algo?

Lo mire, tal vez si me sirviera su ayuda, suelo trabarme al momento de hablar, debía practicar un poco mi parte para memorizarla.

—Si, si no tienes algo mejor que hacer, sí.

—Sabes que no tengo nada que hacer Dayana menos a estas horas.

—Creo que es mejor que te vayas ya a tu casa.

—Noup, necesitas mi ayuda así que te la daré, cuando acabemos me voy.

—Daniel, luego se pone algo peligroso.

—Ya te dije que le hablare a Abel que me recoja.

—Y si Abel tiene cosas que hacer.

—Ese no hace nada con su vida, yo creo que si puede recogerme.

—Pero Daniel, si les pasa algo...

—No quieres que este aquí ¿no?

—Sabes que, si quiero, pero temprano.

—Bien entonces me quedo a dormir

—Te fusila mi padre.

—¿En serio?

—Bueno ya no está aquí, seguro ya se fue. Pero mamá es muy paranoica con eso.

—Muchos pretextos Dayana, ya solo dime que no me quieres aquí

—Eres más dramático que yo —reí.

—Mira hacemos esto, le marco Abel que venga por mí, mientras llega te ayudo y ya me voy para que seas feliz, ¿Qué dices?

—Me parece bien —sonreí.

—Va entonces a que te ayudo.

Le comencé a explicar que es lo qué debía hacer, que era básicamente juzgarme al tratar de exponer.

Cuando trataba de practicar lo que me tocaba de la exposición él se reía de mi por qué me trababa en cualquier parte de la explicación, termine enojándome con el por qué no me salía y él se reía de mí.

Pero no podía estar mucho tiempo enojada con el por qué literal hacia cualquier cosita y me sacaba una sonrisa. Pero eso hacía que me enojara más conmigo por caer nuevamente, así que le lanzaba algunas cosas que encontraba, por cosas me refiero a almohadas o a peluches.

—¡Eres muy agresiva! —me decía tapándose con una almohada que le había aventado.

Me daba risa como trataba de protegerse, al final me terminó saliendo la exposición y me acosté a su lado, esa parte fue la más bonita de la tarde, por qué me deje caer y el me abrazo incluso me dio otro beso en mi cabeza, fue muy hermoso.

No entiendo que me está pasando, de verdad no sé por qué un simple abrazo o beso que básicamente me pueden dar mis amigos o hasta mi familia, con el todo deba tener algo especial, me refiero a que, o sea, cuando estoy con el me siento tan feliz y cualquier acción que hace, me hace sentir especial.

Me gustaba sentirme así pero no quiero hacerme ilusiones con él, capaz y el no siente nada de lo que yo estoy sintiendo. Tenía miedo.

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Terminé de exponer y cuando me senté en mi lugar comencé a reír, me acordé de cuando Daniel se reía de mí y ahora no me equivoqué en nada, en tu cara.

Salí del salón junto a Max que me estaba cargando como caballito, no les comenté, pero hoy llegaba tarde a la escuela y me torcí mi tobillo al tratar de subir rápido las escaleras y como buen amigo que es se ofreció a cargarme.

—¡Ya cuéntame! ¿Qué hiciste con Daniel?

—Eres un pesado.

—¡Ya se! Ahora cuéntame.

—Solo, vino a mi casa vimos una película, platicamos y me ayudó con la exposición —claramente omití una parte.

—¿En serio? ¿Te ayudó?

—Si.

—Pero que hizo Dayana, o sea como te trato, te abrazo, te agarro tu mano, te beso o hasta te pudo haber olido el cabello que se yo.

—Raro. Bueno pues me abrazo unas cuantas veces... nada importante.

—¿Nada importante? En serio estás diciendo eso...

—Si, todos me abrazan, tú me abrazas.

—Si, lo sé, pero no es lo mismo, con él es diferente por qué... ya se besaron.

—Solo fue un beso x.

—No fue un beso x, por lo que me dijiste fue su primer beso de ambos. Significa mucho.

—Maybe, pero no quiero ilusionarme, no con él.

—¿Por qué? ¿Qué te da miedo?

—Sabes antes solo llegaba y desaparecía por días sin dar señales de vida... tengo miedo de que un día solo... ya no me hable nunca más.

—Si eso llega a pasar podrás superarlo, ahora mismo no te preocupes por eso, disfruta estar con él, déjate solo llevar no debes de estar pensando que pasará en un futuro piensa en el presente.

Tal vez él tenía razón me fijaba tanto en el futuro y me olvidaba por completo de mi presente. Creo eso estaba mal, me estreso mucho por que pasara de mi vida, que haré... pero nunca vivo el momento de ahora, estaba desperdiciando mucha vida.

—Tienes razón Max debo ignorar el futuro, aunque sea mientras este con Daniel.

—Si solo vive el momento —entramos a nuestro salón.

Lo mire con una sonrisa y mi celular sonó, él lo agarro rápidamente y como sabia mi contraseña el muy idiota, lo desbloqueo para ver los mensajes, comenzó a reír.

—¿Qué decías? Algo de que no daba señales ¿no? —lo mire mal— Este chico está loco por ti, felicidades, Dayana.

—¿Qué dice?

—Hola, buenos días ¿Cómo te está yendo en tus clases? Y te puso un corazón. ¡Un corazón! —una sonrisa se formó en mis labios y eso ocasionó que Max comenzará a molestarme—TE GUSTA, TE GUSTA —daba pequeños golpes con su dedo en mis mejillas, lo odio.

—¡Ya déjame! —le quite mi celular.

—Estas enamoradaaaaa

—No estoy... —apreté mis labios, mejor no discuto con él.

Mire mi celular y si, tenía un mensaje de Daniel.




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