Cuando acabaron las dos horas de clase, salimos del salón, hoy era el día más pesado, tenía tres clases seguidas, como dije anteriormente cada clase es de dos horas lo cual lo hacía muy fastidioso en cierto momento, solo quería salir ya de esta última para irme a mi casa.
Hoy me tocó hasta el último piso del edificio, así que bajar las escaleras fue un poco más fácil de lo que pensé, pues aún me dolía mi tobillo, aun así, no se me complico tanto como subirlas.
Ya cuando estaba por bajar los últimos dos escalones, me detuve y le pedí a Max que de favor me llevara de caballito hasta la salida o a la biblioteca, como se le hiciera fácil, el muy obediente lo hizo, por eso lo quería.
Mientras iba caminando por el campus, agarré mi celular y vi que tenía un mensaje de Daniel.
Daniel
Bueno ves que te comenté que pues, quería verte.
Ajam fue ayer jajaja
Ya estoy afuera de tu escuela, espero no te moleste.
Vaya, no, no me molesta no tardo mucho en salir.
Aparte no sabes, pero saque diez en mi exposición jajajaja.
Llegamos a la salida y en la entrada principal, en la pared estaba aquel chico que me ha traído confundida estos últimos días, venia tan guapo como de costumbre, sin arreglarse tanto, pero aun así parecía que se arreglaba.
—Llévame con Daniel.
—¿En serio? —dijo indignado y cansado.
—Siiii mis piernitas no dan para más.
—Bieen.
Salimos de la institución y nos acercamos a Daniel, que me miro con una sonrisa, pero a la vez confundido.
—Holaa—dije con una sonrisa mirándolo.
—Hola chicos.
—Hola Daniel. Dayana ¿ya te vas a bajar?
—¡No! Estoy cansada.
—Toma Daniel ya no la aguanto se ha estado quejando todo el día, la he cargado cada cambio de hora, y no creas que fue fácil, tuve que subir y bajar escaleras.
—Tú te ofreciste, no es mi culpa.
—Creí que solo sería una clase.
—Creíste mal —me soltó y eso hizo que cayera al piso— Oyeee... que me duele idiota —lo mire mal.
—Lo lamento mucho, pero yo también me cansó.
—¿Qué te paso? —me miro Daniel preocupado al ver qué no podía recargar mi pie bien.
—Se torció el tobillo por llegar tarde.
—No vi bien un escalón y me lastimé, y si —mire a Max algo mal— Fue por que llegue algo tarde.
Daniel se acercó a mí y pasó su brazo para que yo pudiera recargarme en él, me ayudaba mucho la verdad, pase mis brazos sobre su estómago, creo que fue la mejor forma de abrazarlo sin que se vea cursi, ya que yo no soy muy fan del contacto físico, a menos que este muy mal, pero como dije, con Daniel todo era diferente.
—Por cierto, ¿Qué haces aquí? —dije alzando mi cabeza que estaba pegada a su pecho.
—Claramente vino a verme Dayana —menciono mi odioso amigo de estudio, casi ni se notó el sarcasmo, todavía le ha completo Daniel riéndose.
—Abel nos invitó a comer ¿Quieres venir? —me dijo.
—¡Claro!
—Solo iríamos nosotros, Joan, Abel tú y yo. A tus amigas... Abel no las quiso invitar.
—¿Por qué?
—Ni idea, les dije que no iría si no ibas tu
¿No es hermoso?
Obviamente este hombre es más que eso, es perfecto.
—Bueno yo los dejo chicos.
—¿No quieres venir Max? —le dijo rápidamente Daniel, antes de que se despidiera.
—Me encantaría, pero quede de ir a recoger a mi hermano, ya será para la otra.
—Bien, ya será otra salida —sonrió.
Max se despidió de ambos y se fue a la dirección contraria que siempre solía irse, espero no haya sido una excusa para no venir.
—Así que el chico haba y Joan no querían que estuviera en su salida —dije separándome un poco de el para verlo.
—Algo así, pero al final accedieron, pensaron que era bueno que fueras.
—Que raros son. Tal vez ni les ayude en nada.
—Quien sabe, capaz y sí. La verdad no me dio muchos detalles, solo me dijeron que te viniera a recoger y ya
—Tus amigos son algo extraños —reí.
—Lo sé, ¿entonces, vamos? —asentí y el me dio un beso en mi frente— Por cierto, felicidades por tu diez, quién sabe por qué lo obtuviste si eras muy mala.
—Oyeeee —me separé de él de golpe— Soy muy capaz de exponer sin trabarme, para que lo sepas.
—Dayana, te equivocabas cada diez segundos.
—Pero en la clase lo hice bien —hice pucheros y el comenzó a reír.
—Claro que sí, te creo —volvió abrazarme riendo.
—Para que lo sepas, no me trabe al momento de exponer, ni una sola vez—le saque la lengua como una niña chiquita y el solo sonrió.
—Vaya sorpresa.
Comenzó a reír y yo lo mire mal, al final decidimos irnos a donde sería la comida con Abel y Joan, él se ofreció a pedir un taxi o algo para que no caminara mucho, pero me negué, no estaba tan lejos de aquí y lo veía algo innecesario, aparte no tenía como pagarlo.
A la mitad del camino me arrepentí, ya íbamos en la plaza, pero ya me estaba doliendo nuevamente, y cada que lo recargaba un leve quejido se me salía, haciendo que Daniel se preocupara por mí.
—¿Te duele? —se detuvo al escucharme.
—Un poco —dije moviendo mi pie.
—Ya casi llegamos ¿Quieres que te cargue?
—¿Me cargarías? —dije viéndolo como niña pequeña.
—Claro —dijo sonriendo.
—Es que... —mi ilusión se fue apagando al recordar mi peso, con Max fue diferente, este vato era alto y hacia ejercicio, si me aguantaba. Daniel también era alto, pero... con el me daba pena, no quería que soportara todos mis kilos de más.
—¿Qué sucede?
—Nada —dije con una mueca — Puedo caminar.