La comida me fue interrumpida, ya que debía de ir a la casa de mi tía, mi primo me había llamado ya que algo le había pasado a mi sobrino. Claramente me alteré demasiado al pensar que él tenía algo y estaba en un hospital, debió ser grave.
Ni siquiera pude terminar mi postre cuando me levanté de la mesa para irme, pero Daniel se ofreció a acompañarme, quería asegurarse que no me pasara nada, más que nada por mi dolor de pie. Pero creo que del susto se me olvidó cuando comencé a caminar para el metro.
Pero volvió cuando llegué al hospital y estuve ahí como media hora parada, al final decidí sentarme para reposar.
Mientras estaba sentada esperando cualquier señal de algún doctor o de mi familia, miraba mis manos, que temblaban demasiado, estaba algo asustada, no quería ni pensar que le ha pasado a Derek.
Mi prima salió de la sala donde estaba el pequeño monstruo y al verla vi que traía ojeras y se veía algo despeinada.
—¿Qué paso?
—Hola Yana... —me acerqué como pude para darle un beso y un abrazo— Bueno él... él estaba corriendo y se golpeó en la ceja, se abrió. Tuvieron que coserle.
—Oh... y como está el ¿Está bien?
—Ya le han cocido, está dormido por qué le pusieron unos calmantes, está muy alterado, gritaba mucho.
Mis ojos se llenaron de lágrimas al imaginarme a Derek en esa habitación, el solamente es un niño y no debe de pasar por esto, siento horrible, ya que yo a mi edad no lo he pasado nunca en mis diecisiete años he pisado un hospital, hasta ahora y lo peor era en estos casos.
—Dayana, la verdad no he dormido bien este tiempo... ¿te molestaría quedarte?
—Claro, yo me quedo aquí, ve a descansar.
—Edwin no tarda en salir, le están dando unas indicaciones —asentí limpiándome unas cuantas lágrimas que habían salido, mi prima se fue y me senté nuevamente a un lado de Daniel.
Mientras esperaba a que saliera Edwin, estaba sentada recargada en Daniel, era una bonita sensación tenerlo aquí conmigo, me sentía menos sola. Lo único que me venía bien en este precisó momento era que Daniel me abrazara, y eso estaba haciendo.
—Él está bien Dayana —su brazo rodeo mi nuca y eso hizo que me sintiera mucho mejor.
—No debería de sufrir... es solo un niño.
—Por eso mismo, hay muchos niños que se accidentan, algunos no son tan graves, pero pasa siempre, lo único importante es que ya está mejor y no esta grave.
—Tienes razón... siempre se la pasa tocando el suelo, pero por accidentes que el mismo ocasiona.
—Ssí es, son golpes de niños.
Asentí, y ya no quería hablar de mi sobrino, hacerme la idea de lo que le había pasado me ponía algo mal.
Miré un punto fijo en el suelo, aun esperando a poder entrar en aquella habitación, que, de un momento a otro, se comenzaron a escuchar llantos, los había escuchado bastante así que sabía que eran de Derek.
Al escucharlo, me levanté de golpe, pero para mí mala suerte y muy mala memoria, un quejido salió de mi boca, pues había puesto todo mi peso en mi pie de repente. Maldije por lo bajo, incluso unas lágrimas salieron de mis ojos.
Al ver que no podía mantenerme de pie, Daniel se levantó y me agarró antes de perder el equilibrio por completo.
—Dayana... ¿estás bien?
—Si, no sé qué... maldición —levante un poco mi pie— ¿Puede llevarme con él? Por favor.
El asintió y caminamos poco a poco hasta que llegamos a la habitación que estaba mi sobrino, entre y estaba mi primo tratando de calmarlo, estaban los dos llorando.
—Por favor, Derek, te lo pido solo...
—NO QUIERO PAPÁ... —al otro lado de la habitación estaba una enfermera con una jeringa.
—Es por tu bien, por favor.
—NOOOO.
—Yana... —dijo Edwin viéndome.
—¿Tía? —de repente el ya no estaba llorando, ni estaba a la defensiva.
—Hola —forcé una sonrisa, esta escena no me gustaba nada, mi primo llorando y mi sobrino amarrado.
—Hola niño —dije con una sonrisa para ocultar todo mi dolor, eso al parecer funcionaba, no conmigo si no con Derek.
—Tía por favor sácame de aquí... no quiero estar aquí.
—No puedo hacer nada... pero si te portas bien capaz y sales rápido.
—No quiero —vi que llegó otra enfermera—TIAAA —la mire y entre ella y la otra que ya estaba, agarraron a Derek y le puso la aguja en su brazo metiéndole poco a poco el líquido que tenía dentro, mi sobrino lloro y gritaba con todas sus fuerzas, sentí horrible.
Puse mi cabeza en su estómago, no me gustaba verlo así, me partía mi alma.
Me levanté y vi a mi primo llorando y abrazándose con Daniel, me acerqué a ellos y Edwin se separó de mi acompañante para así abrazarme a mí, ambos comenzamos a llorar al ver a Derek.
—Yana... —se separó de mi— ¿Puedes quedarte? Solo serán unas horas, mientras llega Adri, quiero ir a comer...
—Claro que sí, ve y yo me quedo aquí con él, cualquier cosa te hablo.
—Muchas gracias, eres la mejor.
Por lo que me había dicho mi mamá en la llamada, era que Derek se había lastimado en la noche, así que tardaron un poco en llegar al hospital, y apenas acabaron la cirugía, hace unas horas, así que era lógico, que mis primos no habían dormido lo suficiente.
El salió de la habitación no sin antes abrazarme nuevamente y dándome un beso, Daniel y yo nos sentamos en el sillón que se encontraba en la habitación, yo solo estaba en silencio no quería hablar por qué lloraría nuevamente, miraba a mi sobrino dormir tan tranquilo, pero sé que no se sentía así.
Como estaba tan centrada en mirar a la nada, yo me asuste, ya que Daniel se había puesto en mi hombro, lo mire y luego mire sus manos, una de ellas agarro las mías que estaban entrelazadas, todo parecía en cámara lenta, al menos para mí, más cuando agarro una de mis manos y la entrelazo con la suya.
No podía creer que esa simple acción y ese simple contacto, me hiciera sentir mucho mejor.