Mi Lista De Canciones Tristes

Capítulo 38

Al final acepte ir al cine, sabía que con el no lograría estar "enojada" mucho tiempo, así que la que había perdido era yo, pero gane al poder salir con dos de las personas que quiero.

Habíamos ido por mi sobrino que al parecer le encantó la idea de poder ver una de las películas de Marvel en el cine, mis primos no lo llevaban que por que según Adri eran para niños más grandes, pero claro, a Dani no le importaba eso, ni a mi primo que de vez en cuando cuando Adri no estaba en casa, se ponían a verlas en Disney.

Al llegar al cine, Daniel como ya tenía los boletos, solo nos formamos para poder comprar las golosinas, yo solo quería unas palomitas, pero no me iba alcanzar con todo lo que pedía mi sobrino de las golosinas.

—Derek... —le dije a mi sobrino alejándolo de Daniel— No pidas mucho por favor... no tengo mucho dinero.

—Oh... —dijo triste— Claro tía... no, no pediré mucho —me dedico una leve sonrisa.

—¿En serio no quieres nada? — llego Daniel a nuestro lugar a preguntarme por quinta vez, ya le había dicho que no, mi sobrino ya estaba pidiendo mucho— El dinero no es ningún problema Yana —Derek me miro.

—No quiero nada, de verdad.

—Tía, pero —lo mire— Tu siempre pides palomitas para las películas —trague saliva y luego mire a Daniel que negaba con la cabeza.

—Ni lo pienses Daniel, no quiero nada. Gracias.

—Bien, como quieras.

Se dirigió nuevamente a la caja ya cuando le atendieron de todos los dulces que se había pedido, junto con los de Derek, que yo pagaría.

Me acerque a Daniel para así darle el dinero.

—Si, deme unas palomitas con un ice de cereza por favor —saco su billetera.

—¿Todo eso te comerás? —dije viendo los dulces que tenía en la charola y viendo las palomitas que acababa de comprar.

—Si, tal vez.

—Recuérdame nunca invitarte al cine.

—Claro que si —dijo riendo.

—Toma —le extendí mi mano y el me miro confundido— Por lo que pidió Derek...

—¿En serio?

—Aja, acéptalo...

—Dayana, aunque lo aceptara, no te alcanzaría.

—Claro que sí, le pagare lo de mi sobrino, no lo tuyo.

—Derek pidió todo esto, es de ambos.

—Ese niño —susurre— Aun así, toma luego te paso lo demás.

—Yo los invite al cine, yo les pago.

—No Daniel... —llego el chico que nos atendió y dejo las palomitas en la charola y se fue nuevamente— No me gusta que siempre quieras pagar todo.

—Se que ahora mismo no tienes suficiente dinero Dayana, tu madre me conto. Y tú sabes muy bien que a mí no me importa gastar dinero, mucho menos si es para ti o para Derek —dijo viendo a mi sobrino que estaba comiendo gomitas.

—Hablaremos de esto cuando no nos vea la gente —exprese mirando a mi alrededor— Te dejare pagar, pero aun así te daré lo que tengo.

—Claro que si Dayana —dijo con una gran sonrisa de victoria, lo mire mal y le pago al chico que nos atendió.

Cuando termino de pagar, nos dirigimos a la sala que nos correspondía.

Al llegar a la sala número once, comenzamos a subir a donde serian nuestros asientos, Derek fue el primero que se sentó, al ver los números de los asientos, él había agarrado el de en medio, por alguna razón, creí que estaría junto a Daniel.

Me senté a su lado y Daniel a su otro lado, acomodaron las golosinas en la charola y comenzaron a comer, yo solo los veía, lo peor es que no me invitaban.

Mientras ellos comían estaban los comerciales y ya me había aburrido, solo espero que en esta película salga Loki por qué si no, no sé por qué rayos la estoy mirando.

Vi que Daniel le decía algo a mi sobrino y este solo me miro de una manera aterradora alejando las bolsas de gomitas, que le pasa a este niño, ni que le fuera a robar eso, le saque la lengua y él también me la saco, Daniel soltó unas risas y Derek se levantó de su lugar dejando que Daniel se sentará a mi lado.

—¿Le has dicho algo de mí?

—Tal vez —me miro con una sonrisa.

No pude evitar sonreír, pero negué con mi cabeza, tratando de evitar su mirada que me ponía nerviosa.

El levantó la única barrera que nos separaba, lo cual maldije, no sé por qué, pero él me ha estado poniendo nerviosa últimamente, pero creo que lo disimulo bastante bien, o eso es lo que pensaba yo.

—¿Quieres? —me ofreció una bolsa de gomitas y asentí, tal vez eso evite que esté muy cerca de mí.

Pero fue inútil ya que lo acercó mucho más, no me dejó agarrar a mí el muy... él fue el que me la dio en mi boca, sonreí ante esa acción, no lo voy a negar, en ciertas ocasiones adoraba cuando se ponía así de ¿cursi? No sé cómo explicarlo.

—Siento que estás tratando de alejarte de mí —dijo con una ceja enarcada y lo miré, era obvio, pero negué.

Por una parte, estaba evitando cualquier tipo de acercamiento por las personas a nuestro al rededor y por qué había un niño muy curioso con nosotros.

—Claro que no ¿Por qué lo haría?

—No se —agarro mi mano para así entrelazarla con la mía, odiaba que hiciera eso por qué me hacía sentir esas estúpidas mariposas en mi estómago, y no me gustaba mucho sentirlas.

Miré su mano que cubría por completo la mía, sonreí y él me estaba observando igual con una sonrisa que me hace tan feliz ver.

Mire su muñeca y traía una de mis pulseras favorita. Se la había dado hace unas semanas.

—Aún la traes —mencione más para mí que para él la verdad.

—Nunca me la he quitado —bajo nuestras manos y solo pude sonreír como una gran tonta— Y vi que tú tampoco te quitas ese anillo.

Mire mi mano y si, aún traía el anillo de la última vez, seguía siendo uno que era de un árbol. Lo miré y asentí.

—Me lo quito solo para dormir, la verdad que me encanta.

—A mí me encanta la pulsera.

—Cuídala, me la regalo mi mamá... es de mis favoritas.

—Te prometo que la cuidare con toda mi vida —sentí sus labios en mi mejilla y me puse algo roja.




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