Al abrir la puerta, me encontré a tres chicos con mochila y tres cajas de pizza, una sonrisa se formó en mis labios y los quería abrazar a los tres al mismo tiempo, pero no podía moverme de mi lugar, quería volver a llorar.
—Si vinieron... —susurre más para mí que para ellos.
—Claro que si —los deje pasar.
—¿Dónde vamos a dormir? ¿Esto se considera pijamada? ¿Qué haremos? —dijo Abel emocionado, solté una risa al verlo tan feliz.
—Pueden dormir en mi cuarto, podríamos poner unas cobijas...
—Pero si tu cama es gigante, cabemos todos, o... bueno podríamos dormirnos nosotros tres y tú en el suelo —lo mire confundida.
—Mejor tú te duermes en el piso —me defendió Daniel.
—NO YO NO QUIERO.
—Abel —menciono rápidamente Joan— Ahorita vemos cómo dormimos, Dayana ¿Crees que podamos subir? Para dejar las cosas.
—Claro —fue lo único que pude decirles, estaba algo sentimental y no quería llorar frente a ellos— Yo... Iré por unos platos. Hice hot cakes... No sé si quieran comerlos ahora o mañana...
—¿Hot cakes? QUE DELICIOSOOOO —dijo Abel— Yo digo que mañana los desayunemos, hoy comeremos pizza ¿Va? —asentí.
Y ambos subieron a mi habitación, no hacía falta de decirles donde estaba, ya que Abel si sabía dónde, ya había estado aquí más de una vez.
Mientras que ellos subían yo fui a la cocina, y me sorprendí ver a Daniel que venía detrás de mí, en este preciso momento no quería que me viera así.
—¿Todo bien? —asentí con mi cabeza al sacar los platos —Dayana —se acercó a mi— ¿Qué sucede?
—Nada —dije con un gran nudo en mi garganta, estaba a punto de llorar.
—¿Por qué hiciste hot cakes? ¿Con quién ibas a comer...?
—Con mi mamá —me di la vuelta y me limpie una lágrima, agarre las servilletas y antes de voltear, Daniel me había agarrado mi hombro.
—¿Qué fue lo que sucedió? —me di la vuelta— Sabes que conmigo no es necesario que estés con una sonrisa como con los chicos... —mi media sonrisa que tenía se desvaneció un poco— Cuéntame...
—Estoy sola Daniel —estalle en llanto— No sé qué hacer —eleve mis manos a mis ojos para así tapar parte de mi rostro.
—¿Por qué lo dices? —sentí como se acercaba a mí.
—Mi mamá se fue... justo cuando acababa de hacerle de cenar... le prepare todo y se fue dejándome aquí, le marque a Isa y ella me dijo que no tenía tiempo, que estaba con Emma... ¡Esto es horrible! Nunca me sentí tan mal... mi madre se fue sin importarle que me dejaba sola... necesitaba de mi amiga y ella igual, no tiene tiempo para mí... cuando ustedes llegaron, sentí nuevamente esa tristeza... no podía creer que, si habían venido, en vez de mi mejor amiga.
Daniel no decía nada mientras yo explotaba, él me estaba escuchando y cuando termine el me abrazó.
—No estás sola, me tienes a mí.
—Pero que voy a hacer cuando te vayas —dije abrazándolo de vuelta.
—¿Cuándo me vaya?
—Si, por si tienes que irte a trabajar a otro país o estado... —me separé de él.
—Si puedo, vengo. Si no, existen los celulares Dayana.
—No es lo mismo.
—Pues no, pero tú sabes que siempre estaré contigo, sin importar la distancia. Ahora mismo no hay que preocuparse por eso ¿sí? —acaricio mi mandíbula— Ahora mismo tenemos a dos personas arriba con mucha hambre y con unas ganas inmensas de dormir, no me imagino como están. Así que vamos ¿va?
—Está bien... —me limpio mis mejillas.
—Ya no quiero que llores preciosa —sus manos quedaron sujetando mi rostro, lo elevó un poco y me plantó un beso en mis labios— Vamos.
—Vamos... —sonreí
Ambos subimos las escaleras, Daniel llevaba los vasos y yo los platos con las servilletas y una de las salsas que tenía guardada.
—¡POR DIOS ABEL! —se escuchó en mi habitación— ¡TE VAS A DORMIR CON NOSOTROS EN EL SUELO!
—¡NO! USTEDES DUERMANSE EN EL SUELO, YO ME DORMIRE EN LA CAMA.
—Entiende una sola cosa —Daniel y yo nos quedamos detrás de la puerta— No es tu casa, Dayana dormirá en su cama y nosotros donde ella nos diga.
—Pero yo no quiero, yo quiero la cama. Ella tiene una cama enorme, claramente cabemos los cuatro, pero si no quiere ella yo no me dormiré en el suelo.
—Porque no te quieres dormir en el suelo.
—¡Por qué hace frío!
—Creo que... deberíamos entrar —me dijo Daniel y yo asentí.
Entramos a la habitación y ambos estaban con una almohada cada uno.
—¡Dormirás en el suelo! —lo golpeó.
—Duérmete tú, yo por qué —lo golpeó ahora Abel.
—¡Compórtate!
—¡Tu compórtate!
—¡CHICOS! —grito Daniel— Ya.
—Hola chicos —dijo Abel tan tranquilo, dejando la almohada en su lugar— Dayana, querida Dayana...
—No Dayana —dijo rápidamente Joan— No le hagas caso.
—Si hazme caso.
—Vamos a comer que la pizza se va a enfriar más de lo que está —dijo rápidamente Daniel agarrando de mi mano para así alejarme de Abel que se había acercado a mí.
Nos sentamos en mi cama y comenzamos a comer de las pizzas que habían traído, Abel estaba tan al pendiente de su celular y Joan estaba contando uno de sus nuevos proyectos, yo le estaba poniendo bastante atención, pues era interesante saber que él iba a doblar un personaje, nadie lo sabía y me sentía importante porque me lo estaba confiando a mí.
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Cuando terminamos de comer llego la hora de ver cómo es que íbamos a dormir.
—Yo no quiero el suelo —dijo rápidamente Abel.
—Podríamos dormir los cuatro en la cama —menciono Joan viéndome— Si no te incomoda.
Los mire y si cabíamos perfectamente, ellos eran flacos así que podríamos caber bastante bien. Solo había un pequeño problema, jamás había dormido con un chico, no sé qué hacer si duermo con tres, sé que no me harán nada, pero me daba pena.
—Eh... si quieren si podemos dormir los cuatro en mi cama, solo que estaríamos algo apretados.