Estos días han sido algo complicados para mí, no fueron mis mejores semanas la verdad, me he sentido muy mal emocionalmente, no quiero parecer una persona sufrida o que quiera llamar la atención, como lo cree mi familia, pero en verdad tenía problemas por todos lados.
Comenzando con mis padres, mi papá no ha dejado de tomar durante todos estos días y para mi mala suerte volvieron a pelear. Esta vez no me metí, ya que la última vez que lo hice resulto muy mal, pero eso no era todo, ellos habían peleado por mi culpa, o eso alcance a escuchar.
Mamá a estado tan alejada de mí, se va por las mañanas a quien sabe qué lado, creo que ya no me da miedo quedarme sola en casa, de tantas veces que me ha dejado ya me he acostumbrado.
Mi papá me duele, que no me hable o que le valga tener una hija, lo que, si me duele demasiado, incluso más que no me hable mi papá, es que para mi mamá poco a poco estoy dejando de ser importante.
Dejando a un lado que mis padres se olvidan de su hija esta mi sobrino.
Adriana peleo con mi primo, tanto el como yo estamos muy tristes de que se llevara a Derek. Extrañaba su apoyo de mi sobrino, en estos días podría ser una gran compañía para mí, pero no estaba.
Luego, volví a caer en mis inseguridades, tanto que borre todas mis fotos de Instagram, de repente la mayoría de las chicas de mi escuela comenzaron a seguirme, y ver las fotos de sus perfiles realmente me bajaba mi autoestima por eso mismo borre mis fotos, había entrado en ese punto donde odiaba cada parte de mi nuevamente.
Me sentía sola, necesitaba la compañía de Daniel, pero no estaba, no podía venir a verme tan fácilmente, tampoco es que quería alarmarlo y se preocupara por mí.
Tal vez no tenía a Daniel a mi lado, pero he visto varias veces a Joan, él es tan lindo, y en este tiempo hemos creado una amistad muy hermosa, pero para mí muy mala suerte, él se tuvo que ir también. ¿Por qué no tenía más amigos normales? Que fueran como yo, y pudieran venir a verme cualquier día.
Porque ni mis dos que mejores amigas estaban para mí. Isa estaba tan ocupada con Emma, que no podía venir a verme.
En conclusión, no tenía vida social, mis amigos tienen cosas que hacer, no como yo que no tengo ningún futuro, no como los que me rodeaban, era un asco.
El único que estaba conmigo era Max, solo que, en la escuela, cuando acababa nos íbamos a descansar a escuchar música y de ahí a la casa, aun no le tenía la confianza para decirle que me sentía mal.
Lo que me mantenía medio ocupada, aparte de la lectura, era encontrar más canciones para nuestra lista, lo cual encontré canciones las cuales me hacían sentir un poco de tristeza, pero no como a Max, ese lloraba por todo.
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Como todos los días de estas semanas, solo deseaba que no acabara la clase, una parte de mi si quería, pero otra no, ya que al salir volveré a una rutina que no me gustaba para nada.
Pero lamentablemente termino la última clase, algo triste comencé a guardar mis cosas.
Al salir de mi salón me encontré a Max fuera de este esperándome, como buen amigo que es se ofreció a llevarme hasta el metro para así separarnos, quería quedarme con él, pero tenía cosas que hacer y aparte no había por que quedarme, ya casi empezaban los exámenes y ambos íbamos bien en cuanto a entregas.
Salimos de la escuela y miré al lado de la pared, como siempre lo hacía con la esperanza de que mis amigos o solo uno de ellos se encontrarán parados como hace unos meses, hoy corrí con suerte ya que mi vista pudo ver a un Abel recargado en la pared.
Me acerque a él para poder saludarlo, el me recibió con un gran abrazo, debo admitir que teníamos una linda amistad, este tiempo hemos hablado por mensajes y a veces por llamada cuando hablaba con Daniel.
—Habichuela. Tanto tiempo —me bajo y sonreí.
—Hola chico Haba, espero que me hayas extrañado.
—¡Cómo no tienes idea! Cada segundo.
—Lo sé —reí— ¿Y Dani?
—¿Qué? No hablemos de él, no importa ahora.
Reí y negué con la cabeza.
—Ya en serio.
—Está en casa de Joan, llegó cansado y ahora está haciendo tarea, por eso me mandó a mi para poder ver si podías ir a la casa.
Una sonrisa se formó en mi rostro, extrañe a Daniel este tiempo que estuvo lejos, así que claramente acepte irme con el chico Haba.
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Después de muchos minutos llegamos a la casa de Joan, el me recibió con un gran beso en la mejilla y entre a la casa.
Antes de entrar me detuve, pues sentía algo extraño, como cuando alguien te está viendo, miré detrás de Abel y no había nadie, eso pasaba cada día, pero siempre el mismo resultado.
Al entrar a la casa me dijeron que podía pasar al cuarto de Daniel, sin dudarlo mucho me dirigí a la habitación, toqué la puerta, pero no me recibieron de un buen modo.
—¡NO QUIERO COMER JOAN! —escuche que gritaban desde adentro de la habitación— ¡SOLO QUIERO ACABAR!
—Esta algo estresado, cuidado —me dijo Abel que estaba a mi lado, ya que iba a entrar a su habitación.
—Eh... yo soy Dayana.
No hubo respuesta de él, solo abrió la puerta y se notaba algo tenso.
—¿Yana? ¿Qué haces aquí? —lo mire confundida, ¿no quería que estuviera aquí?
—Eh.... —mire a la puerta que ya estaba cerrada— Abel... él fue a mi escuela y me trajo —el cerró sus ojos y me dejó entrar— Si estás ocupado puedo... solo irme y ya.
No fue el recibimiento que esperaba, creí que sería más romántico tipo, que me abrazara y ya si se daba que me diera un beso, creo que debo de dejar de leer muchas novelas...
—No, claro que no, pasa.
Entre a su habitación y él se sentó en la cama, yo le seguí, no sabía que hacer o que decirle.
—Te extrañe —dijo por fin después de un silencio demasiado incómodo.
—Yo también te extrañé... —dije jugando con mis dedos