Mi Lista De Canciones Tristes

Capítulo 45

Max y yo ya habíamos acabado nuestras rubricas, la otra teníamos exámenes finales y no queríamos estar con trabajos, queríamos estudiar.

Ambos íbamos camino al patio, para así poder ver lo de nuestra lista.

—¿Has escuchado nueva música?

—No, la verdad es que no. Solo la que tenemos guardada.

—Sabes, algo que realmente no entiendo, es porque no lloras...

—Ayer lloré, pero no por las canciones o más bien solo fue la melodía y la historia detrás de esta canción. Vi la serie y la verdad es muy triste.

—Ya es algo —dijo riendo— Aunque no es suficiente, pero bueno tienes suerte de que eres feliz, no como yo.

Llegamos a la parte donde había pasto, aún me sentía algo desanimada la verdad, me recosté en mi amigo de estudio y el solo agarro su celular para poner música y compartirme.

Era una linda tradición que teníamos, escuchar una lista que fuimos creando poco después de que nos conocimos

Ya me sabía algunas canciones de memoria, era lindo cantarlas con él, en ocasiones se nos salía cantarlas a todo pulmón, y cuando pensábamos que no estábamos solos nos daba risa. En esos momentos olvidaba todos mis problemas.

En este rato estuvimos hablando sobre los finales, también de que haríamos en los quince días que nos dejan libres, yo no tenía nada planeado siendo honesta, nunca salgo a ningún lugar con mi familia, y mucho menos ahora.

Después de tanta charla, por fin nos dignamos a estudiar para los exámenes.

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Estaba en la casa de Max, habíamos quedado en estudiar para no reprobar la materia que más nos aburria, decidimos ir a su casa ya que no había mucho lugar en la escuela, así que queríamos un sitio tranquilo.

Cuando ya habíamos acabado nuestro estudio el me invitó a quedarme a dormir, pero me negué, no quería dejar a mamá sola así que tuve que regresarme a casa en el auto de su papá lo cual fue algo incómodo al principio por qué él pensaba que Max y yo teníamos algo, pero Max le aclaro que yo ya tenía un novio.

Su papá se desanimó por qué le había caído muy bien, y a mí él, toda su familia era un amor y me habían tratado de maravilla, pero como sea, mi corazón ya estaba apartado, Daniel había sido el afortunado de ganárselo.

Llegué a casa y les agradecí, entre a mi hogar y directamente subí a mi habitación, seguro mi mamá ya está en su cuarto.

Cuando llegue a su puerta que estaba abierta no había nadie en esta, quisiera decir que se me hizo algo raro, pero ya era de diario no encontrarla.

Pero la sorpresa me la lleve cuando llegue a mi habitación. Abrí la puerta y estaba ella junto con Derek comiendo palomitas viendo una película.

—¡TIAAAA! —Derek casi avienta las palomitas para venir corriendo a abrazarme.

—Hola Dayana —dijo mamá.

—¿Qué hacen aquí?

—¡Me quedaré a dormir aquí! ¡Contigo! —abrí mis ojos, vaya nadie me menciono eso.

—Genial... —mire a mamá para que me dijera más información.

—Quería venir a vernos este angelito dice que nos extrañaba mucho.

—Si, demasiado.

Sonreí y me acosté en mi cama, agarré las palomitas para hacerles compañía a ambos, Derek se acostó en medio de nosotras para así seguir viendo la película.

Recibí unos cuantos mensajes de Daniel, deseándome linda noche y todo eso cursi que me encantaba que me dijera solo él. También le respondí y al parecer seguimos hablando el resto de la película. Le conté que tenía exámenes finales, que lo extrañaba mucho y él también me extrañaba, todas esas cosas que hacen las parejas.

Al final miré a mi mamá que se había quedado dormida y Derek igual, ya eran las 10:35 de la noche así que ya era algo tarde, mañana era fin de semana y quería descansar, pero al terminar de ponerme mi pijama, vi que Daniel me había mandado unos nuevos mensajes.

Daniel 

Hola preciosa, perdón si molesto.

¿Crees poder hablar por llamada?

Hola, no claro que no, deja salgo del cuarto y hablamos.

Sali de mi habitación y me dirigí a la de mi mama, para poder hablar con Daniel sin tener que despertar a mi mamá o a mi pequeño monstruo.

Le comencé a macar a Daniel.

—Holaaaa —dije contenta.

—Hola Yana, ¿Cómo andas?

—Bien, ¿Tu?

—Soportando al pesado de Abel.

—Pobre de ti —reí.

—Oye pequeña.

—Que sucede.

—¿Quieres venir mañana con nosotros? Vamos a ir a una entrevista y después iremos a comer.

—Claro ¿A qué hora?

—A las doce ya deberíamos de estar en el lugar, pasaría por ti como a las once.

—Okey, estaré lista a esa hora.

—Perfecto. Otra cosa.

—¿Qué pasa?

—¿Puedes abrirme? —¿Abrirle? De que rayos habla... por instinto me dirigí a la ventana y había un carro que conocía bien.

—¿Abrirte?

—Si, te extraño mucho.

—¿¡Estás loco!?

—Deberías abrirme.

Negué con la cabeza, pero al final bajé las escaleras para dejarlo pasar, Abel al parecer estaba ya dormido en el carro, mientras que yo estaba tan emocionada de volver a ver a Daniel después de estos días.

 




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