Mi Loco Amor...

Capítulo 6*

Paulina...

No sé si estoy soñando, pero mis labios están siendo besados y vaya la manera en que los están besando, yo por mi parte me abrazo a su cuello haciendo que me acerque más a él. 

Vaya esto si es un sueño muy vívido, sigo disfrutando felicitando a mi imaginación ante la escena tan perfecta y wau, wau, algo no está bien aquí, su amigo está haciendo presión en mi entrepierna, me separo al sentirlo muy… emocionado ante nuestro encuentro.

—No estoy soñando, ¿verdad? — inquiero, pero quiero comprobarlo, así que me doy una cachetada escuchándolo reírse para luego sostenerme cuando me tambaleo.

—¿Por qué me besó, o yo lo besé a usted? — pregunto confundida.

—Yo te besé, ya que me debías. 

Lo miro con interrogación en mi rostro.

—Me debes de la reparación de mi auto y me cobro con un beso.— habla como si nada el muy descarado.

—Ah, ¿o sea que mi beso ya cubrió los gastos de los daños? — cuestiono, cruzándome de brazos.

Mala idea, su mirada viaja a mis pechos.

—No, quizás con otro y tal vez se cubra una parte y …

—¿Pau?.

Viky llega justo cuando él intentaba darme otro beso haciéndome separar de inmediato, sonrío al mirar la decepción plasmada en su rostro.

—Quizás para la próxima vez que te vea y... pueda pagar esa otra parte… de la deuda. — hablo en su oído, me alejo hacia donde está mi amiga, las dos nuevamente nos regresamos a la mesa algo tambaleante, aunque mi juicio se despejó algo con tremendo beso, mi cabeza está un poco mareada, mi amiga me jala para decirme algo al oído. 

—Conocí a un bombón, amiga.

—¿Sí y donde está?. 

Se encoge de hombros mientras lo busca con la mirada.

—No lo veo. O quizás fueron los efectos del alcohol. — se encoge de hombros.

A lo llegamos nos volvemos a sentar junto a los chicos, cierro mis ojos y a mi espalda siento una mirada pesada, ahí está él, algo se me ocurre y miro a Santiago quién está dormitando haciéndome rodar los ojos porque mi plan aparentemente no lo puedo realizar, ya que no tengo con quién. Tomo la botella y me doy un trago para armarme de valor, me levanto por el hecho de que está sonando una canción sensual y camino hacia la pista ante la atenta mirada del hombre quién cruza sus brazos mirándome muy atento. Muevo mis caderas al son de la música tocando mi cuerpo con mis manos, deteniéndome en mis pechos y los muevo al contorno de ellos, estoy muy orgullosa de mis chicas. Sigo subiendo mis manos y las paso por mi cuello para seguir subiendo hasta mi cabello, sonrío al ver que está sin quitarme la mirada, yo sigo moviendo mis caderas y cierro mis ojos bajando mis manos a mis caderas que se mueven sensuales, sin embargo, cuando vuelvo abrir mis ojos para verlo, él ya no está, desapareció, me detengo y lo busco con la mirada, pero me quedo quieta cuando unas manos se posicionan en mis caderas y mi cuerpo se eriza nuevamente cuando habla.

—¿Me buscabas?.

Ahh, quiero salir de aquí. 

—No, ¿Qué te hace pensar que te buscaba? — inquiero y continúo moviéndome y ahora acompañada por él. 

—Yo creo que sí, si me buscabas.

Niego conteniendo la respiración al sentirlo tan cerca de mí. 

—Tu novio considero qué ya está en el quinto sueño. —musita en mi oído y tiene razón, el pobre incluso está roncando. Cierro los ojos y niego.

—No es mi novio, es solo un amigo qué conocí hoy.

—Entonces, si no tienes novio, ¿no te gustaría ir a un lugar más… privado.?

Oh, muchacho directo.

Niego con mi cabeza.

—No me voy con desconocidos. — respondo, conteniendo una risita. Seguimos bailando y moviéndonos sensual, mientras él sigue acariciando mis caderas yo trato de estar tranquila y hacer caso omiso a mis hormonas que me piden irme con él. 

—No somos desconocidos exactamente. Incluso destruiste mi auto, ¿recuerdas? — pregunta y asiento colocando mi cabeza en su pecho.

Miro la mesa donde mi amiga está besándose con su amigo y Santiago dormido, ¿Qué podría pasar si me voy con él? O sea, aparte de una noche loca, quizás y no lo vuelva a ver.

—Y, ¿qué me ofreces?.— inquiero, girándome para mirarlo a los ojos, unos muy bellos ojos debo recalcar. Son unos miel intensos, sus espesas cejas y largas pestañas hace que resalten sus ojos en su bello rostro con su barba perfilada y nariz delineada, ¿por qué no me fijé en lo guapo que era?, creo que lo he detallado demasiado tiempo, ya que sonríe de medio lado.

—¿Te gusta lo que vez? — interroga, subiendo sus manos a mi espalda desnuda. 

Asiento como tonta al sentir sus manos frías en mi espalda tibia.

—Tal vez deberíamos irnos a otro lugar. —Sugiero, mordiéndome el labio, dándome cuenta de que esa acción no pasa desapercibida para el chico que no sé su nombre, puesto que vuelve apoderarse de mis labios y ahora mete su lengua recorriendo cada centímetro de mi boca haciendo que mis deseos contenidos por algunos meses quieran salir a flote y más aún recordando el desastroso día que tuve y pienso que terminar entre sus brazos no sería una mala idea.




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