Mi Loco Amor...

Capítulo 25*

Paulina...

Me siento muy conmovida con el gran detalle que Íker tuvo al realizar una velada tan romántica y original como esta. La verdad jamás pensé que lograría que un hombre como él fuese romántico y detallista, es algo inverosímil, ya que la forma en que nos conocimos y lo que sucedió más después me hace pensar que estoy soñando. Es decir, me alegra en sobre manera suponer que provoco que él haga tantas cosas para agradarme y comprendo que le importo lo suficiente para que se atreva a demostrar su lado romántico y decir que estoy sorprendida, es poco, estoy fascinada, sin embargo, aún no sé que es lo que verdaderamente siento por él y quiero descubrirlo lo más antes posible, ya que lo abrazo y lo beso con anhelo con toques de deseo y siento mi corazón que se quiere salir del pecho, aunque este sentimiento debe significar algo ¿verdad?.

—Gracias, está todo muy hermoso. — agradezco mirando la escena improvisada.

Me mira tan intensamente que hace que baje la mirada, abochornada.

—¿Te gusta? — inquiere cambiando su mirada a una anhelante.

—Me encanta, gracias. —agradezco volviéndolo a besarlo.

Nos separamos ya que el beso está tornándose más lujurioso y por ahora mi hambre es más fuerte.

—¿Cenamos?.— inquiere relamiéndose los labios para luego mirarme, puedo ver el brillo de la hermosa luna reflejado en sus ojos, me acaricia sonriendo. — Eres hermosa —musita.

Inevitablemente, me sonrojo y aunque que la obscuridad de la noche evita que pueda distinguir mis cachetes colorados, evidentemente me avergüenzo por mi acción, ya que no soy una quinceañera con su primer novio que le alargaron.

Saca las viandas e Íker muestra lo que contienen, el aroma de la lasaña inunda mis fosas nasales haciendo que cierre los ojos y que mi boca se haga agua ante la anticipación de lo que voy a saborear.

—Esto no tiene nada de maní o de algún otro alimento que pueda provocarte alguna reacción alérgica.—asegura pasándome el refractario con la lasaña y lo primero que hago es llevarlo a mi nariz para percibir su aroma a queso derretido y a orégano.

—¡Huele delicioso! — exclamo extasiada. 

Íker, en cuanto saca su refractario de su lasaña, repite mi acción y asiente de acuerdo para proceder a probar. Yo hago lo mismo, gimo de gusto, aunque no creo fue buena idea, ya que me detengo al ver que Íker me queda mirando y aunque está obscuro, puedo identificar en su mirada dilatada el deseo impregnado.

—¿Por qué? —carraspea, puesto que le salió, ronca la voz. —¿Por qué haces eso? — inquiere acercándose a mí.

—¿Eh? — es lo único que sale de mis labios al tenerlo tan cerca.

—Tengo fuerza de voluntad, pero no abuses Pau. —susurra cerca a mi oído. 

Me quita mi lasaña y la coloca a un lado para tomar las copas y el vino para luego verter el líquido rojizo en cada copa y tendérmela una a mí, ya que él tiene la otra.

—Brindemos por nosotros. — sugiere acercando su copa entrelazando con la mía.

—Por nosotros. — secundo, bebemos el contenido entrelazando nuestras miradas, ojos miel con verde oliva, entremezclándose entre sí, queriendo fundirse en el deseo y la pasión que consume nuestros cuerpos anhelantes, sin pensarlo nos fundimos en un beso desesperado. Íker posiciona su mano en mi cuello y con delicadeza me recuesta en la manta para posicionarse sobre mí. Con la otra mano acaricia el contorno de mi cuerpo delineando mi figura haciendo que jadee ante el deseo de que me posee.

Se levanta y extendiéndome la mano, sonrío tomándola y con delicadeza me levanta del suelo para llevarme en brazos a mi habitación para hacerme suya como lo había deseado, con desespero y ansiedad me despoja de mis prendas porque no son muchas y yo hago lo mismo con las suyas. Entra en mí haciendo que gimiéramos de placer ante la unión de nuestros cuerpos, evidentemente hace me sienta llena y satisfecha. Íker permanece quieto en mi interior, al igual que yo cierro los ojos respirando agitadamente, gime de placer aún más las sensaciones aumentan cuando empieza sus movimientos que en cada estocada me hace ver el cielo y las estrellas, sus movimientos son certeros, los hace rotando sus caderas logrando que en cada estocada quiera alcanzar al clímax, Íker acelera sus caderas más rápido alcanzando su placer y logrando el mío también. 

En cuanto estamos con la respiración normal, me besa repetidas veces la frente mientras yo acaricio su pecho con delicadeza, 

—Te extrañé tanto que quiero esto para toda mi vida. — expresa tomando mi rostro y alzándolo para que lo mire.

Me quedo pensativa en que es lo que deseo y el solo hecho de pensar en que no podamos compartir más momentos especiales, así como el de hace un momento, no quiero ni imaginarlo, me hace cuestionar sobre mis sentimientos, pienso en qué sé vivir sin Agustín y creí amarlo, ahora, si dejo un día de ver a Íker o tan siquiera saber que aún no llega a la casa me desespera, no quiero ni imaginarme de igual manera estar un día sin él. No quiera dejar de experimentar ese sentimiento de cuando nuestros cuerpos se unen, sin embargo, va más allá de únicamente la unión carnal, va más al ámbito sentimental y me doy cuenta de que irremediablemente me he enamorado del hombre que tengo frente a mí quien me mira expectante que diga algo a lo que sonrío y lo beso nuevamente uniendo muestra lenguas en un baile delicioso.




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