Mi Loco Amor...

Capítulo 28*

Iker...

Me extraña la manera que se encuentra Paulina y me siento mal, ya que no me gusta verle así tan triste y aún más, que no sé el por qué, pero no puedo quedarme, por el hecho de que tengo que marcharme a reunirme con el investigador, y ahora que mi amigo se fue de viaje justo cuando más lo necesito. 

Salgo despidiéndome de mi padre y mi nana, así mismo voy a la cocina para despedirme de ella igual dejando un beso, le digo que en la tarde hablamos de lo que sea que le suceda y no quiero que me salga con que no es nada. Ella asiente y salgo hacia el café que quedé con investigador.

Estaba muy disconforme con los recientes acontecimientos, ya que recientemente había recibido varias quejas de los huéspedes argumentando que en sus habitaciones había jabones de baja calidad y de igual manera que en algunas otras hacía falta tales implementos de aseo. Aún no lo podía creer que tanto era el descaro de que hacía aparecer en los libros de cuentas qué, se habían realizado las compras de dichos implementos, sin embargo, la situación era muy el contrario, ya que tales insumos son de baja calidad y lo peor de todo, los adjudicaba como si fuesen de alta calidad.

Negué mi cabeza muy decepcionada.

—Buenos días, Íker ¿Cómo a pasado? — saludó el investigador cuando llegué a la mesa y me senté. 

—Buenos días, Sr., Astudillo, cuénteme ¿qué noticias me tiene? — cuestioné muy ansioso para saber sobre la estafa que mi hotel estaba siendo víctima.

—Mucho señor Santori y debo decir que con las pruebas que tengo Podríamos enviarles a la cárcel a ese par de individuos. —explicó y llamó al mesero, quien enseguida llegó para hacernos el pedido.

—¿Y cuáles son los pasos a seguir? — cuestioné intrigado pidiendo un vaso de jugo al igual que el investigador.

—Lo primero sería comprobar el desfalco con los documentos que conseguí, de igual manera si comprobamos que el dinero fue desviado hacia las cuentas, qué, de igual manera, ya tengo conocimientos de a quién pertenece dicha cuenta, solo está en sus manos en proceder a la denuncia.— explicó y bebió de su jugo haciendo lo mismo yo—. Sin embargo, si usted revisa los datos de los nombres a quien pertenece la cuenta — me entrega una carpeta para tomarlas y revisarlas sintiendo la ira correr por mis venas.—Podrá darse cuenta de lo que hablo.

¿Franchezca cuantas cosas más tengo que enterarme de tí?.

¿Cuántas veces vas a seguir traicionando mi confianza?.

La cuenta está a nombre de ella y aún más ira me da ante la cantidad de dinero que ha sido robada.

¡Malditos!

¿Con quién me había casado?

¡Santo cielo!

¿Qué pensaba hacer con tanto dinero?.

—¿Esto está comprobado? — inquiero aún incrédulo.

—Así es, está verificado, incluso aquí está el último depósito de diez mil dólares del señor Dante hacia su exesposa. — explica indicándome el comprobante de depósito.

Efectivamente, todo estaba ahí, esta era la prueba de que ese par son cómplices del desfalco a mi hotel, ahora me encuentro en una encrucijada de que si denuncio a Franchezca podría meter a la madre de mi hija presa, suspiro cansino y resignado de que tengo que actuar de inmediato.

Salgo del café despidiéndome de Donatto con las pruebas de la estafa en mis manos, ¿Qué hacía ahora? No quiero que mi hija sufra y que inevitablemente lo hará si toco tan siquiera un pelo a su madre y ahora me encuentro en una disyuntiva de como actuar con ella porque con el Gerente en definitiva va preso.

Fui a denunciarlo y sé qué en cuestión de horas estará preso.

A lo que llego a mi casa que por cierto debo recalcar que me encuentro con mi bebé, sí, estoy hablando del auto que Paulina destruyó tan descaradamente, sonrío recordando aquel día, mirando la escena en retrospectiva debo reconocer que ha cambiado y que la siento más madura y más centrada, no hemos compartido mucho estos últimos días como hubiera deseado, simplemente en la noche y a decir verdad la extraño, ya que me encontraba ocupado con el asunto del desfalco del hotel y ahora que ya tengo las pruebas suficientes no sé que hacer con Franchezca, puesto que ella de igual manera disfruto del dinero entre las sombras.

Entro y observo a mi padre caminar con el bastón sonriendo, sin embargo, la sonrisa de Paulina sigue igual que no llega a sus ojos preocupándome, ya que ella es una mujer que sonríe mucho y a lo que me fui estaba igual, esperaba que regresara a casa su ánimo hubiera cambiado, pero no fue así.  Me acerco para saludar a mi padre con un abrazo. Ah, pero sí que extrañaba esto, qué extraño es darme cuenta cuanto me hacía falta algo hasta que ya no lo había hecho. Después me acerco para saludar a Pau sorprendiéndome al ver sus ojos están más hinchados, eso significa que siguió llorando.

¿Carajo, qué le pasa?.

—¿Sigues triste? — inquiero alzando su rostro que lo tiene bajo.

—Su amiga vino ayer y después se quedó así. — responde mi padre alejándose caminando despacio.—. A mí tampoco quiere decirme nada muchacho, ahí te dejo, ¡no quiero verle más triste! — grita mi padre haciendo una demás con su mano.

¿Victoria vino ayer?




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