Mi Loco Amor...

Capítulo 31*

Extra Franchesca. 

Estaba ansiosa que llamasen a su vuelo, miró su reloj y rodó los ojos, la señorita dijo que el vuelo saldría en diez minutos y ya había pasado quince. Sintió un jalón en su chaqueta, bajó la vista a su pequeña que estaba mirándola y supo que quería algo.

—¿Qué pasa, Isis? — cuestionó tomándola en brazos y sentándola en sus piernas.

—Me duele mi barriguita mami. —respondió tocándose el estómago.

Recordó que apenas habían comido algo y supo que su hija estaba famélica. Se levantó con su hija en brazos solamente con su bolso de mano, ya que ya habían hecho la revisión y sus maletas estaban quizás ya en el avión. Entraron a una cafetería y pidió un zumo y un sándwich para su hija y para ella una botella de agua con un paquete de galletas integrales. Estaba nerviosa y no tenía mucha hambre. Regresaron nuevamente a esperar en la sala hasta que llamasen a su vuelo, miró a lo lejos como ingresaban oficiales de policía revisando a todos lados, tomó a su hija nuevamente en brazos y entró a una tienda de obsequios para comprar algo que la ayudase a pasar desapercibida. Comprobó las estanterías para ver que le podía servir. Vio una peluca rojiza y la compró colocándosela de inmediato, maldijo a Íker por no haberle hecho caso nuevamente y volver con ella, si hubieran regresado ella jamás habría robado y también jamás se habría acostado con el asqueroso de Dante. En fin, ahora tendría que escapar a como de lugar, de seguro él tuvo que haber puesto la denuncia, eres un maldito, musitó diciendo esas palabras varias veces. 

Se acercó dónde la señorita a preguntar por su vuelo ya desesperada y nuevamente le dijeron que esperara. 

La alerta había llegada y la chica que estaba en el computador miró muy sospechosa a la mujer, aunque el cabello estaba de otro tono, sabía que existían varios métodos para cambiarlo, marcó a la seguridad del aeropuerto y a los cinco minutos ya estaba junto a ella, les explicó que había llegado un alerta y que sospechaba de la mujer con el cabello rojizo que estaba con la pequeña. Ellos simplemente asintieron y se mantuvieron alertas.

Por otra parte, Franchezca ya supo que la chica estaba sospechando, tomó a su hija y pensó que las maletas podrían irse a la mierda. Salió con su hija y se dijo que tenía lo suficiente dinero para comprarse un nuevo guardarropa, se escondería por un tiempo y después se marcharía, el grupo de oficiales la miraron y aunque trato de estar tranquila no pudo, ya que un oficial gritó.

—¡Deténgase, señora, por favor!.

Habían estado buscando en casi todo el aeropuerto y a lo que la vieron supieron de inmediato que se trataba  de la sospechosa.

—¡Que se detenga, señora! — volvieron a gritar. 

Franchezca no lo podía creer, la habían atrapado, soltó a su hija para poder escapar, Íker la cuidaría bien, se repitió, mientras ella corría, otro oficial tomó en brazos a la pequeña quien sollozaba y trató de calmarle diciendo que le llevaría con su padre.

Franchezca corría esquivando a las personas, sin embargo, no esperó que los guardias de allí también estaban atentos a sus movimientos y de igual manera la siguieron hasta que lograron detenerla y la arrestaron quitándole la peluca que no le sirvió de nada.

—Señor, la sospechosa está capturada. — escuchó como un oficial llamaba y asentía a lo que la persona del otro lado decía—. Si, señor, ya vamos para allá.

A los segundos estaba siendo metida en una patrulla y descubrió qué su hija ya estaba dentro con sus ojitos llorosos. Se sintió la peor madre del mundo y en sus adentros le pidió perdón.

A lo llegaron a la comandancia bajaron primero a su hija, quien iba tomada de la mano del oficial que la había cargado cuando ella la dejó. Luego la bajaron esposada y la ira llenó todo su ser al ver recostada la larguirucha esa en el auto de Íker, puesto que, esa era la causante de que su exesposo no hubiese regresado con ella.

Maldita, la maldijo.

 

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Íker.

 

—¡Suéltame idiota! — grita Franchezca desesperada al ser sujeta por el oficial.

— ¿¡Papi¡?, mi mamita. — escucho a mi hija en brazos y escondo su rostro en mi cuello para que no presencié esta escena, sin embargo, ella solloza asustada.

—¡Todo esto es tu culpa, maldito! — grita exaltada señalándome con su dedo—. Si tan solo hubieras olvidado el pasado y volver conmigo, ah, pero no, tuviste que meterte con esa desgraciada. —la señala.

Paulina entra y en su mirada está impregnado el espanto, deduzco ante los gritos de Franchezca. A lo que observa que mi hija está sollozando, se acerca y la toma en sus brazos para luego salir.

—¡Nooo, no toques a mi hija perra! — gritó removiéndose del agarre del oficial, quien llamó a que lo ayuden, ya que Franchezca está como loca.

—Cálmate Franchezca, hazlo por nuestra hija— pido pasándosela a Paulina, quién la abraza y sale con una Isis llorosa en brazos.

— Y por ella tenías que volver conmigo, ¿ves todo lo que hice?, ¡Esto es tú culpa! — grita, acusándome y removiéndose asombrándome de sus fuerzas—. Los odio, los odio malditos.




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