Mi Luna De Plata (primera Temporada)

Capítulo 14: Destierro

Lucy W.

Dicen que la curiosidad mato al gato, espero ese no sea mi caso, así que avanzo hasta él inhalando aire de manera prolongada y soltando parte de este hasta llegar a la mesa.

-      Bien, aquí estoy – dejo mis libros sobre la esquina de la mesa y tomo asiento adoptando una postura similar a la de una lección de clase.

Me mira fijamente y sé que quiere reírse al verme tan formal.

-      En la ocasión anterior note tu interés por saber más de nosotros, puedes hacerme cualquier pregunta no habrá condiciones esta vez.

Tengo un sinfín de interrogantes en mi cabeza y se me hace difícil decidir por dónde empezar, me encontraba frente a una extraña criatura y eso me llenaba de una desbordante sensación de éxtasis. Observo en varias direcciones para cerciorarme de que nadie pueda escucharnos antes de lanzar una de mis preguntas.

-      ¿Qué es lo que sientes cuando tu cuerpo cambia de forma? – aprieto los labios ansiosa por obtener una descripción de ese detalle.

La mano que sostiene su sien baja por su rostro y se detiene a la altura de su boca para responderme.

-      Acércate – solicita haciendo un gesto con su mano libre, lo hago, pero manteniendo un buen intervalo de espacio entre nosotros – ¡vamos, ni que fuera a morderte! – vacila jalando la base de acero de la silla donde estoy sentada.

Me lleva hasta él y una vez ahí podemos hablar sin que la distancia nos interfiera.

-      ¡Calor!, ¡mucho calor! – susurra cerca de mi rostro – aunque para realizarla también utilizo algunos recuerdos que me llenan de furia, son una buena estrategia.

Coloco un dedo sobre su frente y hago que retroceda varios centímetros.

-      ¿Eso es todo? – frunzo el ceño muy contrariada.

-      Lucille, lamento decepcionarte al no cumplir con tu estereotipo de hombre lobo – comienza a desabrochar los botones de su camisa.

-      ¡¿Qué estás haciendo?! – pregunto intrigada por su actuar.

-      No es obvio, voy a mostrarte todo mi esplendor – responde con sarcasmo.

Lo detengo antes de que cometa otra de sus locuras, mi mano sobre su cálido pecho viaja a través de mis sentidos dejándome perdida en su tan formado tórax, ¡qué diablos estoy haciendo!, la vergüenza me invade al darme cuenta de mis actos y aparto todo contacto físico a la brevedad.

Aclaro la garganta para desviar la atención de este extraño suceso.

-      Quiero preguntarte algo – digo mirándolo a los ojos mientras vuelve a abotonarse la camisa.

-      Si dime.

-      ¿Con quienes más estuviste el fin de semana? – desvía la mirada como recordando algo.

-      Eso ya lo sabes, ¿Por qué insistes en lo mismo?

Miente lo sé, a pesar del poco tiempo de conocernos puedo darme cuenta de cada una de sus reacciones.

-      Descubriste a otros como tú durante tu estadía en Brokemond, ¿no es cierto?

-      No sé de qué hablas.

-      Dijiste que me contarías todo lo que necesite saber, demuéstramelo, es momento de ello – sueno como toda una chantajista – me entere por una conversación sobre la aparición de unos lobos en el bosque de Brokemond según ello estos tenían un tamaño mucho más grande que el promedio de animal común, ¿uno de ellos eras tú?

-      Si, efectivamente era yo – concluye sin negación.

-      ¿Quiénes eran los otros?

-      No puedo decirte eso, nosotros jamás revelamos nuestras identidades, al menos que la otra parte de su consentimiento.

-      Está bien, no más preguntas – arrugo la nariz como una niña berrinchuda.

Tenía razón, eso ya era muy personal, Liz también había hablado sobre ello, aun así, no puedo evitar quedar con la espina clavada en mi interior.

-      Entiéndeme, no puedo decirte quienes eran los otros, no puedo andar por ahí revelando los secretos de otras personas o bueno, animales como tú nos llamas – sentencia pasivamente.

-      No quise insultarte, lo siento – sí que suelo ser muy imprudente respecto al tema.

-      Descuida es lo que soy, la verdad es que hasta el momento has sabido llevar el asunto con absoluta discreción y te doy las gracias, al principio creí que saldrías corriendo como una loca a revelárselo a todos los que se encuentren en tu camino.

Su comentario es tan irrisorio que rio de ello.

-      ¡Quien se creería eso en estos tiempos!, por favor, lo de ustedes es solo un simple mito y si no hubiese sido porque te vi con mis propios ojos no hubiese creído nada de esto.

-      Si vaya, un mito – alza las cejas.

-      Por supuesto, hay tantos en este mundo, brujas, vampiros, sirenas y una larga lista, no deberías preocuparte por eso.

-      Para alimentar al mito tuvo que haber un precedente, ¿no crees?

-      Tal vez, tú eres la prueba fehaciente de ello.

Compartimos un breve momento de risas y bromas al respecto mientras almorzamos juntos a la vista y paciencia de todos los demás, incluso de sus propios hermanos quienes no dejaban de mirarnos, en especial la odiosa de Fiorella quien al parecer está atenta a nuestra plática.

-      Te parece si seguimos esta conversación en otro lado – propone levantándose de la mesa y extendiéndome una mano para llevarme consigo.

Acepto irme con él a donde fuera, nunca había experimentado tanta complicidad con alguien, al estar juntos me sentía tan completa y ahora me temía porque algo de verdad nos distanciara. Posa su brazo alrededor de mi espalda mientras salimos juntos del comedor y a diferencia de otras ocasiones lo dejo pasar por alto. Llegamos a uno de los jardines de la entrada y nos sentamos bajo la copa de un árbol, algunas hojas caen sobre nosotros ante el inevitable otoño resultando en una encantadora y tierna escena.

-      Supongo que no ha sido fácil para ti cargar con esto, me refiero a que debe ser abrumador controlar tus instintos todo el tiempo, cuéntame, ¿Cómo te sientes cuando ya estas transformado? – deja caer un par de hojas desde sus manos y entreabre los labios endulzándome el oído con el tono de su voz.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.