Mi Luna De Plata (primera Temporada)

Capítulo 30: Una noche para olvidar

Tino D.

-      ¡Haz visto a este tipo!, dime la verdad – digo sosteniéndola por los brazos, ella niega y se limpia las lágrimas que trae en el rostro.

-      No, jamás lo he visto, no sé quién es – responde con voz temblorosa desviándome la mirada, no le creo una sola palabra.

-      Míralo de nuevo – exijo con desesperación.

Baja la cabeza y solloza aún más fuerte, si ese mal nacido se había atrevido a hacerle algo esta vez no iba a tener contemplaciones.

-      ¡Desde cuando!, desde cuando te ha estado molestando – Jane viene a nuestro encuentro y solicita que le diga lo que sucede.

El tiempo se me iba en contra, debo encontrar a ese loco antes de que cometa alguna imprudencia.

-      Hay algo que necesito sepan todos – expreso en voz alta.

Comento sobre lo acontecido y cómo fue que estoy metido en este problema, los alerto mostrándoles la fotografía de Niccolo para que lo reconozcan en caso vuelvan a verlo. Doy vueltas al asunto y deduzco que él tiene conocimiento sobre mis movimientos a Brokemond y más aun de las personas que son cercanas para mí, tal vez lo mejor sería no venir unos días para despistarlo, aunque eso me doliera no soportaría estar tantos días alejado de su lado, volteo a verla y me huye la mirada, fui algo brusco al preguntárselo estaba desesperado de solo pensar que quizá haya podido lastimarla.

-      Una y otra vez te pregunte si había algo que te preocupaba, ¿Por qué te callaste? – es lo primero que planteo al quedarnos a solas.

Me duele que no me tuviera confianza, aun así, sé que también cometí un error al obviar esa historia, quizá al haberlo hecho antes la hubiese prevenido.

-      Nunca imagine que tú y él se conocían y menos que haya sucedido lo que acabas de contarnos.

-      Lo sé, pero tu debiste avisarme en cuanto empezó a acercarse a ti.

-      Y como iba a decírtelo si conocerlo no fue relevante para mí, simplemente era un extraño que pase por desapercibido hasta que…

Cubre parte de su boca y la angustia se apodera de su ser al recordar algo.

-      ¿Entonces fuiste tú? – no entiendo de que está hablando, su mirada perdida comienza a preocuparme y más aún el fuerte tambaleo que recorre su cuerpo.

-      Dime, ¿Qué sucede? – pregunto sosteniéndola en mis brazos.

-      Tú, tu convertiste a Niccolo – sus labios apenas pueden despegarse por la impresión.

Estaba en un error, no se dé dónde saca eso o bien creo no había entendido todo este tema.

-      No Lucille, no llegue a convertirlo, como les dije si llegue a morderlo, pero el veneno no llego a su sangre.

-      Yo vi sus ojos cuando bailé con él, pude verlo, es un hombre lobo – asegura con mucha determinación lo cual termina por alarmarme aún más.

-      No, él está enfermo hace poco tiempo salió de donde estaba recluido y tal parece que no está completamente curado, juró vengarse de mi al salir, por eso me temo por ti.

Aparentemente ella había caído en su juego y en la locura que Niccolo perseguía.

-      Escúchame, pudo utilizar algún truco para hacerte creer eso, su desequilibrio es tal que lo llevara a cometer cualquier arrebato y empleara cualquier recurso a su favor, debes creer en mi por favor te aseguro que te mintió.

-      Y qué hay del lobo que ataco a los excursionistas, ¿te has puesto a pensar en ello por un momento?

Claro que lo había pensado, pero no imagino a Niccolo responsable de esto, debe ser otro si no es que es el mismo que ataco a Renzo.

-      Eso es lo que vamos a averiguar ahora mismo – tenemos planeado con Will inspeccionar algunas áreas y emprender la búsqueda de alguna pista, aunque nos sea difícil por las circunstancias.

-      Yo solo quise ayudar, cuando estuvo aquí esta tarde me dio terror verlo por ello cuando me dijo que se iría si yo no decía nada opte por decidirlo así y no te dije nada – me abraza con fuerza y me pide que la perdone – si algo sale mal no me lo voy a perdonar nunca – pronuncia aun entre lágrimas.

-      Fue mi error no hablarte de él, mi amor, ahora más que nunca necesito que te cuides y no andes sola, promételo por favor – digo besando sus manos que permanecen un tanto frías debido a la situación - Voy a evitar venir estos días para que no vuelva por este lugar, si quiere enfrentarse a mí me buscara en Boston no aquí.

-      Te lo prometo, ve tranquilo te estaré esperando aquí en cuanto las cosas se calmen, lo único que te pido es que no lo busques, a estas alturas ya debe de haberse marchado, no quiero ni imaginarme si llegara a hacer algo contra ti, Tino prométeme que no lo buscaras – suplica sin sentido porque de igual forma lo pienso hacer, ese loco regresaría al lugar de donde vino – Por favor – vuelve a pedir y le miento para tranquilizarla.

-      Parte de la manada permanecerá cerca de la cabaña, así estarán atentos a cualquier movimiento, en lo que a mi concierne no me creo el cuento de Niccolo estoy seguro de que va a volver no se puede confiar en alguien como el - me abraza y recuesta su cabeza en mi pecho, la acaricio suavemente para tranquilizarla, separarme de ella era una decisión difícil, pero mantenerla lejos de mi quizá sea lo mejor en este momento.

-      No quiero que tomes a mal lo que voy a decirte, solo es por tu seguridad por ello voy a enviar a alguien a que este vigilándote cuando vayas y vengas de la escuela, acéptalo por favor eso me dará más tranquilidad.

Al principio duda de esa idea agita las manos en son de disgusto, después de explicarle los motivos que me orillan a hacer esto lo acepta, no entiendo en que momento llegamos a esto, es lo que pienso al imaginarme que mi vida será una interminable marcha de desgracias, todo alrededor se iba complicando cada día más. Decido no perder la cabeza con este asunto necesito pensar con frialdad tal como ese loco lo estaba haciendo quería jugar con mi mente y mis sentimientos.




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