Capítulo 49: Las mentiras matan

Lucy W.

Miro a mi padre y a mi madre después de su declaración, ya no distingo entre lo que es real y lo que no, toda mi vida he vivido engañada, mi familia no es quien yo pensaba.

-      Llegaste a nosotros cuando tenías apenas poco menos de un año de vida, me había enterado de la muerte de mi hermano por lo que tuve que venir de Canadá para su funeral y así consolar a mis padres por su perdida, todo fue terrible, estábamos desechos y peor aún, un año antes tu madre y yo presenciamos la muerte de nuestra primera hija, ella tuvo una afección cardiaca y de un momento a otro su corazoncito dejo de latir después de nacer. Tu estabas en poder de mi madre, ella se había quedado a tu cuidado cuando tus padres se fueron a España, sé que al vernos deprimidos por la ausencia de nuestra bebé ella creyó que lo mejor era que te quedaras en nuestras manos y así aliviar el dolor de nuestra perdida, no lo dudamos ni un segundo y te acogimos como nuestra hija, quizá no seamos tus verdaderos padres, pero te hemos amado de la misma forma todos estos años.

Siento como me ahogo al enterarme de todo esto, no puedo controlar la angustia y los sentimientos de desolación que poco a poco me embargan, nunca hubiese imaginado que ellos no eran mis verdaderos padres, siempre fueron tan buenos conmigo, no hacían diferencias entre Axel y yo, incluso podría decir que era la más consentida en esta casa.

Es imposible ser una desagradecida, no se cual haya sido el motivo del abandono de mis padres, pero estaba feliz que una familia como ellos me haya recibido con los brazos abiertos.

-      ¿Quiénes son mis verdaderos padres? ¿Dónde están? – no dejo de preguntar aun con la voz entrecortada.

Ambos se miran, guardan silencio unos momentos quizá analizando muy bien cada palabra antes de decírmelo.

-      ¿Qué hacía aquí el papá de Valentino? ¿Por qué tanta insistencia en buscarlos?

Siguen sin decir nada, eso me desespera y levanto un poco la voz para que reaccionen.

-      Díganme algo, ¡lo que sea!, por favor – termino de nuevo llorando llevándome las manos a la cara.

 Mi padre por fin se atreve a declararme las intenciones del señor Massimo, no puedo creer lo que escucho cuando lo oigo decir que mi padre era Santino Dalmazzi.

-      Eso es mentira, no sé qué pretenden ese señor y tú, sé que él no acepta que Tino y yo estemos juntos, pero tú papá, tú no puedes prestarte para esa falsedad.

-      ¡¡¡Qué!!! – grita histérico ante mi confesión - ¿desde cuándo andas con ese idiota?

-      Hace varios meses, él y yo somos novios, lo amo y el a mi – el odio en su rostro se acrecienta después de escucharme, dirige la vista hacia la ventana y sale en dirección de esta, luego va hacia el armario que está en el pasillo y saca un arma de fuego.

-      ¡Voy a matar a ese perro! – exclama eufórico y lo detengo antes de que cometa una locura.

Sale hasta el exterior, afortunadamente ya no quedaba nadie ahí a quien en su arrebato pueda latimar, ellos se habían ido y siento como mi corazón se estruja al pensar que sería de nosotros ahora en adelante, ¿me buscaría después de este terrible incidente?, como puedo dudar de su amor claro que sí, digo para tranquilizarme, alguna solución teníamos que buscar para hacer frente a este problema, aunque con su padre en contra me daba miedo que nuestra historia se gire por completo.

-      Tú no puedes estar con él ¡entendiste!, esos tipejos son como aves de paso, solo se burlan de las mujeres, luego se marchará y te dejará sola…

-      Te refieres a la abuela – intervengo segura de lo que intentaba decirme – la historia no es como tú la crees, ella nos la contó a mí y a Valentino y es muy diferente de lo que te estas imaginando, las cosas sucedieron así por una trampa que le pusieron a ella y al abuelo de Tino.

-      ¿Mi madre sabia lo de ustedes y no me dijo nada?

Me doy cuenta de mi indiscreción y solo atino a guardar silencio, coge el teléfono y marca al número de la casa de mi abuela sin encontrar respuesta.

-      ¿A dónde fue? – pregunta acercándose a mí de nuevo - ¿viajó? – vuelve a hacerlo y no puedo mentirle por lo que asiento ante su interrogante - ¿desde cuándo estas sola Lucille?

-      Se fue ayer muy temprano por la mañana, dijo que volvería hoy o quizá mañana, no lo sé muy bien, al parecer tuvo una urgencia junto al señor Sanders ambos se fueron.

Analiza mi postura temblorosa por lo nervios que me invaden, tengo que mantenerme firme no puedo delatarme y hacer que sospeche de la noche que pase con Valentino, no quiero que me siga mirando inquisitivamente por lo que relajo mi rostro y no me importa quedar como la persona más cínica del mundo.

-      Explícame que hacia él contigo, ¿Por qué vinieron juntos hasta aquí?, supongo que el fue a buscarte hoy y su padre lo siguió ¿no es así?

-      Si así fue – respondo aliviada dejando que el solo saque sus conclusiones.

-      ¿Alguna vez ha intentado propasarse contigo?, Lucille dime la verdad – exige mirándome directamente a los ojos.

Mamá interviene y lo hace detenerse ante tanto e inoportuno cuestionamiento.

-      David, ¡ya basta!, estamos metidos en un grave problema y tú te pones a hacer preguntas absurdas, ese hombre está sumamente furioso por lo que afirmaste como un verdadero tonto, no te constaba lo que sucedió con Robert ¿Por qué lo hiciste?, ahora va a intentar fastidiarnos solo porque insultaste su honor, ¡no sé qué tienes en la cabeza!

-      Yo no le tengo miedo y menos ahora que ya todos conocemos la verdad, aunque Lucy sea su sobrina no voy a permitirle que…

-      ¡Papá ya cállate!, yo no soy nada de esa familia, deja de repetirlo por favor – grito con todas mis fuerzas sumiéndome al borde de la desesperación – ya suficiente he tenido con enterarme de todo esto, ¿te has puesto a pensar en cómo me siento al saber que he vivido engañada todos estos años de mi vida?, ni siquiera me has preguntado como estoy.