Mi Luz

3. Tenemos que encontrar la entrada.

"Nunca te rindas, porque estas en el lugar y momento en el que la marea dará la vuelta."

Yaroslav

-Apúrate querido, cada segundo perdido arriesga todo.- Se quejaba Akira. Entretanto, su hermana revolvía algo en un cuenco café. Rodé los ojos ante tanto dramatismo, estaba muy seguro de que por el momento, mi campo de fuerza y la ubicación de la casa eran totalmente seguros. Ni sus padres ni primos o tíos podrían encontrarla.

-Tranquilas, usé mi mejor magia para proteger la casa. Además, no creo que la encuentren o por lo menos tan rápido.- Murmuré lo último, ahora que lo pienso, la única persona que podría encontrarla era... Pensar en eso me hacía temblar. Ella podría arruinar todo.- Mejor hagan el mejor amuleto, hay una persona que puede encontrarla y no es muy conveniente que pase eso.

Amabas asintieron y me pasaron un cuchillo, con el cual hice un corte profundo en la palma de mi mano, acción que repitieron las brujas y luego de un par de palabras, todo estaba listo.

-¡Eureka!- Gritaron al mismo tiempo las hermanas, por lo que los tres reímos al mismo tiempo pero un flash nos hizo detener y girar nuestra cabeza hasta el umbral, donde se hallaba una pequeña con una gran cámara de fotos en sus manos.

-Dame eso pequeño demonio.- Dije mientras reía y la tomaba en mis brazos junto con la gran cámara.- Eres muy curiosa, ¿no?- Ella asintió con la cabeza mientras sus mejillas tomaron un color carmín, causando que riamos de vuelta.

-Hace mucho que no te veíamos reír Yaroslav.- Dijo Akira con una gran sonrisa por lo que asentí, pero la verdad es que su comentario hizo que el calor suba a mis mejillas. Hace mucho que no lo hacía, o por lo menos de verdad.

-Esta pequeña me afecta más de la cuenta.- Dije en un tono agudo mientras jugaba con mi nariz en la mejilla de Luz, haciéndola reír.

-¿Afeta?- Preguntó, curiosa como siempre.

-Eso quiere decir.- Dijo Azahara, sacándome a la niña de mis brazos.- Que el tío Yaroslav se está encariñando contigo, al igual que nosotras.

-Tío Yaoslav.- Dijo en respuesta, acompañado de un aplauso.

-Bien, tenemos que buscar la entrada Azahara, baja a ese monstro.- Ordenó su hermana.

-¿Sabes dónde empezar a buscarla, Kiki?- Pregunté mientras me dirigía hacía la mesa donde se encontraba un gran libro. Ella me miró a los ojos ante la mención de su viejo apodo y sonrió.

-Yo no, pero creo que alguien sí.- Suspiré sonoramente, esto iba a ser más difícil de lo que parecía.

-¿Y cómo una nena de 3 años nos va ayudar en eso? Es casi imposible mi querida amiga.

-Va a ser difícil, pero no imposible.- Rodé los ojos con la sonrisa socarrona que me regaló. Ninguno de nosotros sabía cómo hacer que esta niña nos ayudara y comienzo a pensar que fue en vano traerla.

Si su madre se enterara...

El timbre de la casa sonó y un mal presentimiento me recorrió de pies a cabeza. Detuve a Akira que estaba por ir a ver quién era, lo último que necesito son más personas en mi casa.

Les hice una seña a Azahara y Luz que se encontraban jugando en el living para que hicieran silencio, y me asomé con cuidado por la puerta, sin embargo no había nadie. Estaba por irme cuando el timbre sonó tres veces más, y mandando al diablo la precaución, abrí la puerta de par en par, por donde, segundos después, entró una sombra.

Corrí hasta el lugar donde se había dirigido esa sombra, con el corazón latiendo a mil por hora, hasta que me detuve en la puerta del living, jadeando.

-Demonios Matt, casi me matas de un infarto.- Chilló Akira desde la puerta de la cocina.

-Lo siento cielo, no quisimos asustarte.- Dijo Chad detrás de ella, ocasionando que un grito ahogado escapara de los labios de Kiki, los cuales fueron calladas con un beso subido de tono. Hice una mueca de asco y me tapé los ojos, estos dos eran demasiados babosos para mí.

-Oigan, consíganse un cuarto, hay menores en la sala.- Gruñí, arrogándoles un almohadón, la cual Chad atrapó en el aire. Ambos rieron y desaparecieron en la cocina.

Chad y Matt... Gemelos vampiros del linaje más antiguo y muy buenos amigos míos, como de Akira y Azahara. Los conocemos desde hace más de cinco años, todavía recuerdo la primera vez que nos vimos...

"-¡Yaroslav!- Gritaron Azahara, Akira y... Adelaida, haciendo que salga corriendo en su dirección.

-Miren a quien tenemos aquí...- Murmuró un chico que aparentaba mi edad, acariciando el pelo de Akira con ¿admiración? ¿diversión?

A su lado había otro chico mirando la escena divertida, mientras su amigo intimidaba a mis amigas.

-Suéltala.- Gruñí.

-¿O qué?- Me desafió el rubio que tenía a Kiki, con sus ojos rojos y colmillos afuera.

-No te gustaría saber lo que pasará.- Reté, acercándome más, haciendo que él tome a Akira.- No lo voy a repetir. - Dije más alto. Por otro lado Azahara y Adelaida ya se encontraban detrás de mí, usándome como su escudo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.