Mi luz

Destino. 3

20:04
Inglaterra

Mi mirada se aconstrubaban a algunas luces, avía echo cierto bullicio en el avión, todos con su maleta de equipaje haciendo la fila para salir de lugar, mi padre se estaba preparando para hacer parte de la fila...

20 minutos despues.

-¿Crees que madre se alegre al vernos?- pregunté miestra miraba las luces tenuas de la ciudad, la casa de mi madre quedaba ciertamente lejos, alejada de toda civilización.

Mire a mi padre en busca de una respuesta, su mirada reflejaba no saber qué responder al respecto, siendo sincera la última que vi a mi madre fue en mi séptimo aniversario y la última llamada que recibi desde que estoy con mi padre, fue un día antes de mi cumpleaños.

Aquella llamada solo avía sido de dos minutos, era deprimente y decepcionante, mi madre siempre fue la mujer de carácter fuerte, una mujer la cual fue enseñada y educada de una manera muy retrógrada, ciertamente, nuestro comunicación no era de las mejores, y supongo que acasusa de eso mis padres se separaron.

Puedo decir que me sentía culpable, culpable de la separación de mi padres, su planes de
ser la chica buena y depende como mi madre queré que sea, aun que eso implicará dejar mis sueños y solo pensar en casarme tener hijos y atender a mi esposo.
Lo se...

En pleno siglo ventiuno mi madre conservaba estas costumbres, sinceramente no era la única, la mayoría de las personas compartía ese tipo de pensamientos, pero quien podía corregirlo y trata de hacerlo, era más fácil tratar de peinar un coco.

-Tu madre... Seguro que se alegrara de verte- hizo una pausa -Hace más de once años que no te ve... Se que se alegrara- Emily comprimido sus emociones, por alguna razón sentía un gran nudo en el estómago, era nerviosismo, cansancio, hambre o solo era el echo de que hace mucho no mira a a mi madre, y hacer esto de nuevo era totalmente una cambio de giro de 360°.

-¿Cuanto será?- pregunto mi padre hablando con el chófer, mientras esperaba con las pocas maletas.

Miraba la casa donde pase mi Infancia, la casa en donde naci y crecí, bueno una parte de mi infancia... ¿Por que veía todo igual? Se sentía como si nunca me uviera ido.

Mi curiosidad no se hizo esperar al ver las casas que por casualidad era todas iguales, alguna que otra tenía algo que la distinguía, como macetas o en su mayoría secas, suponía que era por el crudo invierno que se asomaba.

Al paso de dos minutos las puertas se abrieron dejando ver a una mujer de avanzada edad, su pelo negro color carbón hacia que resaltarán las lineas de pelo color balco, aparte de eso, todo estaba en su lugar, no avia nu una ebra de cabello fuera. En en su rostro se podía ver claramente el cansancio, las arrugas alrededor de sus ojos y boca, también se podía ver el descuido que está tenia, su piel estaba seca y llena de manchas marrón que se podían pasar como pecas, y no podía faltar las misma expresion sería y sin emociones, su vestido tan anticuado, manteniendo la esencia de la época.

-Te extrañe...- sin imaginar, mi madre se abalanzó sobre mi, enrollandome en un enorme abrazo.
Por que en mi corazón se sentía que esto no era un abrazo con ese sentimiento de alegrarse al ver a tu hija... talvez deliraba.

Mis manos rodeaban sus cuerpo, la apreté contra mi cuerpo, uniendo mi rostro en el hueco de su cuello, aspirando su aroma a pan recién echo, y el olor de madera.

-También yo- respondí ca
si contenido las lagrimas.
Mi madre se separó de mi, para luego analizar me con la mirada, en sus ojos no se mostraba casi nada de emoción, me escaneaba como una máquina, observaba como siempre que estuviera siempre presentable, había tratado de arreglarme los más a su gusto posible, mi pelo estaba recogido en una coleta baja sin una ebra de pelo suelta, nisiquiera pensé en maquillaje, seguro eso, ella lo detestaria, con un vestido largo hasta la rodillas color negro.

Su padre qué hacía a un lado, observado la ecena, que para el era como recordar los tiempos donde estaban juntos como familia, y nunca hubieron problemas, esos tiempos eran cuando Emily solo era una bebe, al cumplir la edad normal donde un niño ya sabe caminar y "hablar" Su madre comenzó a ser muy controladora respecto a lo que su hija hiciera, que en su totalidad eran ridículos para una niño tan pequeño, pero para su madre era la manera "correcta " De educar.

Eso implicaba no dejarla jugar con los otros niños del pueblo, al paso que iba, su madre estaba controlando su mente, hacia ver las casas de una manera muy retorcido e ilógico, siempre le inculcó que una mujer solo debe estar en la casa con su esposo e hijos.

-¡Hola Camila! También te extrañe- interrumpió mi padre, creado que mi madre arrugara su rostro en forma de mal gusto, sin decir nada se dentro a la casa, dejándonos a nosotros solo.
-La hiciste enfadar- dije conteniendo la risa, mi padre y madre eran más que el Yin y el Yang, era una relación complicada, mi padre, se podría decir que era el comediante de la familia, es abierto y relajado, sin embargo mi madre era más de mantener la postura, mantenerse cerrada ante todo inpulso "infantil" y de mal gusto, ser educada lo más posibles.
Nisiquiera sabia como fue que llegaron a enamorarse...

Las horas pasaban, siendo más que suficiente para instalarme en la misma habitación de mi niñes, parecía que nada avía sido movido, aun que todo estaba limpio, todo seguía igual, la cama, los peluches viejos y anticuados sobre la cama, el pequeño ropero color azul celeste donde se mantenía intacto los dibujos que hice de niña.

-Emily, querida..- la voz de mi madre a mis espaldas me sacaron de mi trance.
-Dime, ¿pasa algo?- 
Observaba sus grandes ojos verdes, por primera ves los observaba soltar una pisca de sentimientos, era.... ¿Preocupación? Adecir verdad no lo sabia con exactitud, solo notaba algo distinto.
Sus manos tocaban las mías, de una manera un tanto rara, se sentía la rigidez de sus manos.
-Yo...- pauso, soltando un pequeño suspiro -Mañana se hará una importante tradición... Emily es importante vallas, todo el pueblo asistirá-




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