Mi luz

Eres mía. 14

La noche avía comenzado o eso era lo que se te hacía creer, en realidad en el infierno el tiempo no pasaba el cielo siempre mantenía un color rojizo como si se tratase de un atardecer y la luna siempre se mantenía llena con un aro de color rojo a su alrededor, como un eclipse.
Pero para Emily ya era de noche, aun que específicamente no sabia en donde se encontraba, simplemente se fue a dormir cuando dejó de llorar. Esto Eliot lo avía aprovechados para escabullirse en la habitación, se sentía tonto y estúpido, esta era su habitación y dentrava como una rata. Emily descansaba tranquilamente, sus respiracion eran pausadas, todo era tan tranquilo y cilencioso que podía escuchar los golpes que daba su corazón, los escuchaba tan claros como el agua. Inconscientemente tocaba su cabello, apartando algunos mechones de cabello que tapaban su rostro.
Repentinamente su mano tomo la mía, mis ojos se abrieron, por un instante pensé que se avía despertado, pero seguía plácidamente dormida con mi brazo entre sus manos como si fuera un peluche, una pequeña sonrisa se escapo de mis labios, mirarla dormí, mientras su baba salía de su boca entre abierta, llegando a mi brazo, me parecía ver a una bebé. Me había quedado mirándolo por más de una hora, hasta que me canse y con suavidad quite mi brazo y salí de la habitación.
—¿De verdad Asmodeo? Ahora eres romeo de noche— Dijo Lilith, rescatada aún lado de la puerta, con los brazos cruzados y la mirada fija al frente.
—¡¿Que haces aquí!?— pregunto Asmodeo un poco sorprendido.
  —Solo caminaba poray.. además ese repugnante olor a humano lo huelo desde que llegue aquí— dijo Lilith con cara de asco.
   —Ten cuidado de como hablas— sentenció Asmodeo, la miraba sin sentimiento alguno.
   —De verdad todo esto por esa humana... por que no simplemente deja que muera, o Se pudra en este lugar siendo la puta de algún duqu....— Sus palabras fueron callas por Asmodeo, quien la sujeto con rapidez por el cuello, haciendo que chocará fuertemente contra la pared. Su mirada eradiaba rabia y enojo.
   —¡Quién te crees!— dijo apretando los dientes —¡¿QUIEN TE CREES?!— grito, asu ves apretaba mucho más su cuello —Tu solo eres la prostituta personal de mi hermano y de quien sabe cuentos más...— Lilith lo fulminado con la mirada, ya que no podía ejecutar una palabra. Asmodeo no media su fuerza, apretaba cada ves, cortado todo conducto de aire, los ojos Lilith estaba casi por salirse de sus órbitas de lo fuerte que apretaba.
   —Y-yo una puta... no.. no decías eso cuando me tenias encima— enboso un risa burlona,  tentando más el enojo de Asmodeo.
  —Asmodeo... sueltala, no es su culpa... perdona la  por hoy — Dijo satanás mientras apreciaba la escena al otro extremo del corredor.
   —Ya e dejado pasar muchas, ¡Controla a tu maldita perra!— Dijo Asmodeo, tirándole bruscamente al piso, para luego irse del lugar.
   —Sigues detrás de mi hermano Lilith, los años no te an enseñado— dijo satanás mientras la miraba con diversión, aun que era su "mujer" sexual, no tenia interés en con quien pasaba la noche, Lilith fue libre de hacer siempre lo que quisiera, ningún hombre podía de tenerla a algo,  por algo fue expulsada del paraíso y no se le considero una mujer "apta" para Adán.
   —Que mierda te importa a ti... —dijo con rabia, mientras acariciaba si cuello. Donde en este ya se visualizaba las marcas de los dedos.
   —La famocisima Lilith, el primer modelo de la raza humana femenina, la cual no fue apta por ser tan libre y testaruda, y no recibir órdenes de ningún hombre... hasta ahora que  sufre por uno, que patética eras Lilith— exclamó el quinto de los hermanos. Mientras soltaba una que otra risa.
   —Eres tan insoportable. ¡Maldición!— con rabia Lilith se fue, llendo se para sus aposentos, dejando solo a Satanás. Miraba la puerta donde detrás de ella estaba esa humana, ese olor que desprendía se hacía cada ves más fuerte en la mansion, y ahora que estaba solo a unos cuantos pasos el olor se volvía más fuerte. Recordaba cuando la vio, dentro como un loca sorprendiendo a todos, su extraño pelo color blanco y sus ojos, uno es negro y el otro es como un gris azul un poco más claro, no lo podía negar, había quedado impresionado por su belleza tan inigualable, aun que curioso por como reaccionó si hermano.

     ______________________________________ _____________________________________________
   
   
La mañana siguiente, o bueno, así parecía, ya que el cielo dejaba detrás un poco más la luz, Emily ya estaba despierta y vestida, horas antes, precisamente a las 8 la avían despertado las mucamas, primero para darle su medicina, segundo para ayudarla a bañar y vestirse, ahora solo le tocaba esperar hasta que Eliot llegara, que ahora sabia su nombres, gracias a que le puedo sacar una pequeñainformación a las mucamas, se recostó en la cama, cansada, miraba el techo pensando en todo lo que le estaba pasando, pensaba en sus padres, en el echo de llegar a tener una esperanza y escapar, estos pensamientos la fueron cansado hasta quedarse dormida....

   .
   .
   .   
   
 
     
   
La puerta de abrió dejando ver a Eliot, iba hablar pero algo lo callo, se encontró con una Elimy vestida y recostada en la cama con las piernas colgado en el borde, sin decir nada solo suspiro para tomarla en brazo como a una bebe, era hora de irse, salió con Emily en brazos tapándose con lucifer recostado en la pared enfrente de la puerta.
   
   —¿Como sigue?— pregunto, mientras us mirada roja escaneaba su cuerpo —Alparecer esta bien... puedo saber hermano que piensas hacer con ella— pregunto con curiosidad.
   —La llevaré al mi reino en la tierra...— dijo tranquilo.
   —Creo que no entendiste mi pregunta... ¿De verdad te casaras con ella?— repitió su pregunta. El cuerpo de Asmodeo se tenso apretando su agarre.
   —Ya te dije, será mi esposa, samuel tuvo una reunión con los ancianos, entre su charla hablaron de lo problemático que estaba siendo al seguir con ese trato tan absurdo hacia ellos, así que lo mandaron a darme una advertencia— Aun que trataba de sonar calmada, no podía evitar sentirse molesto, detestaba cuando le hacían demasiado preguntas a algo que ya avía respondido.
   —¿Los ancianos?— su mirada se quedó puesta en mi, hasta que decidió retirar con una leve sonrisa —Esta bien, puedes irte, fue un gusto que nos volviéramos a vernos— dijo para luego retirarse.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.