Mi luz

Cicatrices. 15

Me encontraba meditado mientras tomaba una larga ducha, recordando la suave piel de Emily, sin duda lo mejor que abia probado había sido ella ese olor tan exquisito de aquello que nadie avía todo, me sentíatan culpable, pero a la ves sentía esa sanción de placer absoluto, solo pensar en como su cuerpo se estremeció al penetra la, ese dolor en sus ojos, sus lagrimas saliendo por sus pequeños ojos, mi polla llena de sangre y de sus fluidos, solo me exitaba cada vez más.

Solo recordaba como la tenía prisionera contra mi cuerpo, ese sufrimiento, ese dolor, esas lágrimas, ver como apretaba las sábanas con sus pequeñas manos, mordiendo su labio evitando que cualquier tipo de sonido morboso. Era simplemente exitante.

Podía sonar cruel, pero solo pensarlo me ponían duro de nuevo, en mi mente disfrutaba el sexo duro, disfrutaba los asotes, morder, golpes, marcas, ser duro, y cada ves más duro.

Deseaba aver me quedado con ella, la deseaba en estos momentos, deseaba ese cuerpo con todas mis ganas, y más profundos deseos, quería  follarla  toda la noche, quería desatar mis más oscuros deseos, deseos que no avía desatado con nadie. Pero no, no podía, su cuerpo era tan frágil y delicado que tenía miedo de incluso romperla.

Pensaba en cuando este sentimiento se iría, me sentía como un depredador, después de aver casados a tu presa y aver saborea su tierna y suave piel. Con esto avía saciado mis ansias, mi sed, mi hambre? Por que no podía estar satisfecho, quería más, mi mente quería más, mi polla quería mucho más, no una noche, no una semana, no un mes, lo quería follar hasta mi cuerpo quedara agotado, completamente cansado, saciado.

 

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—Señorita Emily— la vos de una sirvienta se escuchaba detrás de la puerta mientras daba leves golpes a la puerta.

Simplemente no respondí, mi mente estaba perdida, escuchaba mi alrededor pero era como si no estuviera hay. La puerta se abrió de la nada, pero aún así no me levantaba.

   —El señor, la quiere lista en 20 minutos en el comedor— dijo la misma chica, mientras yo seguía en mi cama echa bolita y con la vista y pensamientos perdidos.

   Sentí como 6 brazos me tomaron levantándome de un tirón, en frente de mi avía 4 chicas, las 3 que me abia levantado y la otra chica que sostenía una maleta de viaje. Sin decir nada , me sentaron en un silla, observaba como sacaba las cosas de aquella maleta, puede deducir que era maquillaje y cosas para el pelo.

 Seguía sin siquiera reaccionar.

Se movían a la velocidad de la luz llevando de aqui para allá, con brochas y sombras, pertenecía quieta como una estatua, miraba mi reflejo en el espejo, tenía una parte del maquillaje completo, hasta que no pude tan siquiera evitar soltar una lagrima, y todo se fue a la mierda, mis lagrimas no paraban de salir arruinado mi maquillaje y llenando mis cachetes de negro por el delineador, por lo que las chicas tomaron una toallitas demaquillante y me limpiaron el rostro, pero esto era imposible, la lagrimas seguían saliendo, al final, veía casi una pila de paños húmedos, todos manchado de negro y maquillaje.

   —¡Escucha niña! Tienes que parar — me tomo por los hombros, haciendo que la viera directo a sus ojos —Si no dejas de llorar, Estaremos en problema— dijo casi a gritos.

Las demás chicas la miraron asustadas, no estaba enojado, sentía que tenía razon, pero simplemente no reaccione —Escucha, tiene suerte de seguír con vida, pero el joven amo no soportara más tu insolencia y rebeldía, si no te tenemos lista en 10 minutos, no solo te castigará, si no que muy probablemente nosotras pagues el precio de tus niñerías— dijo una muy enojada, quería hablar pero antes que lo hiciera, la puerta se abrió, al instante todas se alarmaron pero solo era otra de las ciervientas, solo que estas era más adulta.

   —Por que se demoran, el joven amo la quiere de inmediato— expreso con miedo, pero se duplicó solo de mi rostro —¡¿Por que no esta lista aún?!— grito con enojo y preocupación.

   —Ella no para de llora, no dificultad el trabajo— respondió una de las chicas desesperada.

   —Maldición, esto es malo, esto es muy malo— se llevó una mano a la frente a modo de preocupación —Que se supone que le diga al joven amo, ¡el la espera!— caminaba de aquí para allá —Escuchen, traten de arreglarla lo más rápido que puedan... veré si puedo ganar un poco de tiempo.— sin más se fue asotando la puerta, rápidamente todas al mi alrededor me miraron de mala manera. Se pusieron manos ala obra nuevamente para terminar de arreglarme.

Me pintaron los labios de un rojo despampanante con sobras suaves en los ojos, haciendo que solo resaltarán mi boca y no se viera tan cargado, me obligaron a ponerme una lencería negra, y en cima un vestido rojo. Todo fue tan rápido, que no me di cuenta que avían terminado antes de lo imprevisto, se sentía  aliviados, solo de ver la expresión de sus rostros sabiendo que viviría otro años más, las tranquilizaba, o así parecía.

   —¡¿Que demonios hacess?!— grito una de las chicas con desepero, sin poder evitarlo una lagrima ya coria por mi mejilla, pero el problema no acabo hay, sin que se dieran cuenta tome una tijera que estaba mezclada entre todas las cosas, y sin pensar corte mi vestido, lastimando incluso en el acto, no tardo en que una de ellas me las quitara y me abofetara al instante, haciendo que callera al suelo.

  —¡Que carajos te sucede! ¡¿Sabes lo que esto te cosatara?!... Lo sabes maldita perra, tan siquiera sabes de quien intentas insultar...— me tomo de la mandíbula haciendo que la mirara a los ojos. Toma la tijeray la paso por mi mejilla, cortando la al tacto, dejando una  enorme línea des de él pómulo hasta la comisura de mis labios.

En una abri y cerra de ojos mi mequilla estaba llena de sangre con un dolor intenso en mi rostro, rápidamente me llevé las manos a este. Mire mis manos se marcharon de sangre, nisiquiera sabia como reaccionar, todo pasaba tan rápido.




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