Mi luz

volumen 2

   

   Los ojos, son el reflejo de nuestras almas y de lo que somos y sentimos.


La mirada se podría considerar como aquel reflejo de esa persona, descubres sus miedo sus historias , su pasado y hasta su futuro.

   

Al verte por primera ves, en tus ojos solo se reflejaba una vista llena de felicidad, me hacia gracia pensar que al que atrapaste fuiste a mi y no yo ati.

Esos ojos azules de color del cielo, me hicieron revolver cada parte de mi retorcido cerebro y de mi duro corazón, dándoles ERCP  a aquella "mariposas" que creía muestra por mismísimo.

   


   —Una disculpa mi lady— ¿Esta era la manera de hacarme ati? Día y noche tus ojos me atormentaba, acompañado de sueños felices y un tanto húmedos, dándole la vuelta a mi corazón.

   —Ho! Perdone usted caballero, Suelo estar distraída, que no preste atención— incluso tenidote más cerca, podía ver que era mucho más hermosa de lo que ya tenía en mente.

   —Permitale Ayudarle mi lady— Me atreví a tocar y besar tu mano ese día, tu piel era tan suave que las nueves deberían de sentir envidia.

   —Puesuspesto que no, permitame usted ami, a caballeros como usted, no se les deve permitir ensuciar sus prendas por una capecina tan torpe—

   —Mi lady ser tocado por tu manos, me devuelven 100 años de vida— simplemente me tenía a tus pies, desde ese día, jure quedarme contigo, te protegería con mi alma, y vida, sería esclavo de esa sonrisa y esos ojos, estaría a tu merced cuando me lo pidieras, sería tuyo completamente...

   


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  —Algún día me hablaras de ti?— pregunto con esa sonrisa tan inigualable de ella.

   —Mi bella dama, te e contado todo sobre mi... acaso no estás del todo satisfecha mi lady— tome sumano con la mía y la en trelase, me encantaba ver la diferencia de tamaño, era como tomar a un niño de la mano.

   —No!... que caballero tan mentirosos, torpe y mentiroso — arrugó su nariz y formó un puchero, haciéndose la enojada, pero que solo me causaba más gracia.

   —Mi hermosa flor, mis vida ahora se basa en ti, mis sueños en ti al igual que mi nesecidades en ti.

Puede el hombre llegar a ser merecedor de aquella única flor del seco jardín, rodeada de grandes espinas, siendo la sangre el precio

Puede un hombre tomar a quella perla, que el fondo del mar se esconden, siendo el oxígeno el precio.

Por más alto que sea el precio amor mio, siento que no es el precio suficiente que devo pagar por probar el dulce enigma de tu boca, aquí me tienes siendo esclavo y deudor por tu amor— bese su mano mientras la miraba, rápidamente su rostro cambió, volviéndose una dulce.

   —Me encanta cuando me lees poemas— dijo dulcemente,  mientras de acercaba hasta sentase en mi regaso.

   —Ya no estás enojada mi dulce lady— abrace su cintura, sin mientras miraba sus labios en espera de su repuesta.

   —Como osa tan siquiera de preguntar, se me es imposible a odiar a este caballero— dijo entre risitas.

   —así, pues este humilde caballero pide unos de sus besos— hable con picardia, mientras ella soltaba una fuertas carcajadas, y sin preguntas unió nuestros labios, en un tierno y hermosa beso, dejándonos sentir de nuevo, mariposas que revoloteama, pero no solo eso, comencé a sentirme aquella necesidad de ir más lejos, el calor de cuerpo hacienda que todo mi conciencia y resistencia.

   —Espera... para— me separe con la reparación agitada y la mire preocupado.

   —Disculpame, no pude contralarme ante ti— dije rápidamente mientras tomaba su rostro y lo acuaba con mis manos. Solto unas risas y solo me abrazo.

   —Gracias por entenderlo, prometo que cuando esté lista, tratatre de dar lo mejor de mí— me sorprendió solo de escucharlo, pero simplemente sonreía.

   —Mi lady, yo me encargaré de tood ese día, y seré yo quien dará lo mejor de mí, para que pases un buen momento— dijo en susurro..

   —Esta bien... ven vamos a caminar— sin pedir permiso se levanto y tomó mi mano jalandome...

Llevándome a aquel bacio, donde me esperaba un río de emoción, a estas altura la corriente estaba alta haciendo lo desbordar, seguía sin siquiera creerlo, como podía ser yo merecedor de tu piel, mis ganas inminentes de querer fallarte, montante sobre aquella mesa y darte al aire libre,

 




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