—Oh—gimo y suelto un suspiro. —No sé porque tome tanto a noche—murmuro y comienzo a masajear mis sienes.
Veo la hora, y apenas son las ocho de las mañana, y no puedo volver a dormir. No puedo hacerlo, si me despierto, tienen que pasar alrededor de cinco horas o más para que pueda dormir de nuevo. Oh... como desearía dormir de nuevo.
A noche fue una noche loca. ¿Cómo rayos termine invitando a Marcus Galloway a visitar a Elena y a Lizzy, o como termina besándolo? Bueno correspondiéndole el beso ¡Pero es lo mismo!
—No vuelvo a tomar así—murmuro. Bueno puede que no sea verdad, pero igual, no volveré a beber tanto, la resaca es espantosa luego.
***
—A tiempo—dice un sonriente Marcus cuando abro la puerta de mi casa.
—Cinco minutos antes—murmuro y volteo entrando. Cuando no me sigue, volteo a verlo y ruedo los ojos, y mi cabeza protesta ante tal acción. —Pasa, no muerdo—digo divertida y el entra.
— ¿Por qué no estás lista?—pregunta y yo lo miro incrédula.
—No puedo basarme en palabras cuando se trata de ti Marcus Galloway. Y mucho menos, que cuando estoy allá te despiertas tardísimo—digo divertida.
—Oh... no me creías capaz—dice con una sonrisa divertida.
—Nop—respondo compartiendo su diversión. Se acerca y yo retrocedo, sonríe malicioso y yo niego retrocediendo. —No des un paso más niño Galloway—murmuro.
—O si no ¿Qué?—responde. Sigo caminando hacia atrás y choco con una mesa, tanteo la mesa y tomo lo primero que encuentro, lo muevo hacia al frente y veo a Marcus reír. — ¿Qué me harás? ¿Cosquillas hasta la muerte?—Veo lo que tengo en mis manos y es un plumero. Me sonrojo, pero también me rio. Seguro lo deje ahí ayer cuando limpiaba.
—Voy... a... cambiarme—digo jadeante, y corro a mi habitación.
Busco rápidamente algo, y opto por unos jeans ajustados y un sweater verde agua. Me cambio rápidamente, salgo y pasó frente de la sala, pero él está viendo curioso algunas revistas en la mesa, sonrió un poco y entro al baño.
Me peino y me maquillo con un poco de mascara para pestañas, y brillo labial.
—Lista, ahora vámonos—digo tomando mis cosas y colocándolas en una mochila. Estaba abriendo la puerta cuando reacciono. —Casi se me olvida—grito y corro a la cocina y abro la alacena para sacar unas galletas.
— ¿Qué es eso?—pregunta Marcus y me sobresalto un poco.
—Oh Dios, no vuelvas a hacer eso—digo tocando mi pecho. —Y esto son galletas—las muevo un poco, y suenan un poco dentro del envase.
—Quiero—dice como un niño pequeño alargando la mano, le doy un manotazo y niego.
—No, son para las niñas. Compórtate y te daré una—digo y las pongo bajo mi brazo. —Vamos niño Galloway, tenemos que irnos, se está haciendo tarde—golpeo su brazo y camino hacia la puerta.
— ¿Por qué sigues llamando me niño Galloway?—pregunta y yo bufo.
— ¿Siempre haces tantas preguntas?—pregunto de vuelta.
— ¿Siempre eres tan linda cuando te molestas?—dice.
— ¿Siempre...—me callo analizando sus palabras. —Espera ¿Qué?
—Si siempre eres tan...
—No eso lo escuche. Pero... ¿Por qué lo dijiste?—digo confundida, y sonrojada.
—Porque quería ver ese lindo sonrojo—dice tocando mi nariz con ternura, me sonrojo aun más y bajo la mirada, y su risa suena por toda la casa. Bueno eso no lo esperaba.
Camino todo el trayecto al auto callada, sin saber realmente que decir. Me abre la puerta del pasajero y le sonrío, el me la devuelve. Y cuando entra nos envuelve un silencio cómodo. ¿Quién lo diría? Estar con Marcus Galloway no está tan mal como pensaba.
***
—Awww...—escucho a mi espalda. Volteo y veo a las enfermeras viendo a Marcus jugar con las niñas. Yo también creo que la imagen que estamos viendo es de lo más tierna.
Me les acerco, y pongo una mano en su hombro. Los tres pares de ojos voltean a verme y yo sonrío.
—Ya vengo, tengo que ir al baño. ¿Los cuidas por mi?—pregunto y Marcus asiente.
—Tranquila yo me...
—Oh... no niño Galloway, no te hablaba a ti me refería a la enfermera. ¿Puedes hacerlo Olivia?