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No sé que estaba pensando cuando lo invite. Dios, exactamente eso. No pensé. Y ahora tratara de hurgar más en mi vida. Y Dios sabe que yo no quiero eso. Oh, claro que no.

—Rayos...—murmuro al chocar mi pie con un estante.

Eh pasado toda la tarde pensando en lo que paso esta mañana. Y sigo sin poder creer que volvió conseguir mi número.

Gruño en solo pensar todo lo que estoy viviendo en esto días. Mi madre en coma. Mi padre preso. Un hombre loco que quiere venganza. Un chico rico que quiera entrar en mi vida privada. Y sabré que cosas más.

Salgo del armario ya cambiada y escucho unas pisadas acercándose. Tiemblo al solo pensar que será el señor Galloway. Seguro Marcus le dijo. No, no, no, no, eso no ocurrió.

—Sia... Dios, niña pensé que te habías ido—dice Dus, y suelto el aire, que no sabía que estaba reteniendo

—Dustin...—susurro agradecida.—Si, es que llegue tarde y estoy remediando las horas que falte—me encojo de hombros, y escucho su risa.

—No te vendría mal dinero gratis. Te hubieras ido a tu hora normal—dice y niego.

—¿Cómo crees? El señor Galloway, ya hace mucho por mi madre y por mi permitiéndome trabajar aquí, no pienso abusar del favor—digo con una sonrisa triste.

—Bueno... déjame que te lleve a tu casa. No pienso dejarte ir a estas horas de la noche sola a tu casa—dice y yo le sonrío.

—Gracias—murmuro y lo abrazo.

—No es nada bella. No es nada—dice abrazándome y sin quererlo, comienzo a llorar.— Sia... ¿Qué pasa nena? ¿Por qué lloras?—pregunta preocupado, y yo solo niego hipando.

»Sia, me estas asustando. Dime qué pasa, por favor—pide y yo solo niego.

—Solo... llévame a casa—murmuro contra su pecho.

—Creo que tengo que hacer más que eso—dice, más para si mismo.

***

Dos botellas y media de vino más tarde. Estamos riéndonos como idiotas en mi sala.

—... y ¡push!—dice y ríe.—Caí en la piscina, despidiéndome de mi intento de ligar con el lindo camarero—bufa, y luego comienza a reír, y yo lo acompaño con sus risa.

—Eso no es nada—comento.—En mi primera fiesta de preparatoria, me emborrache hasta que lo que más había en mi sistema era alcohol, un chico trato de besarme, y me vine vomito, bañándolo todo del—digo y río.—Desde entonces, los chicos de mi instituto no se me acercan cuando estoy ebria.

—Eso amiga mía, es tener mala reputación—dice para luego reír como retrasado.

Seguimos contando nuestras desgracias, hasta que nos quedamos dormidos. Bueno hasta que Dustin se quedo dormido, lo acomode en el mueble y luego lo arrope, para después irme a dormir.

***

—Demonios...—escucho a Dustin murmurar detrás de mi.—No se que nos paso a noche—gruñe.—Agradezco a Dios, que hoy es nuestro día libre.

—¿Como así?—pregunto asombrada.

—Ah... cierto—murmura—, no estuviste en la reunión. Ayer el señor Galloway nos dio el día libre a todos. ¿Tienes café?—pregunta y yo asiento. Me acerco a la cafetera y le sirvo un poco en una taza.—¿Hace cuanto te levantaste?—pregunta y yo me encojo de hombros.

—Hace unas dos horas—digo con una mueca.

Me levante por las grandes ganas de vomitar, y lástima que no llegue a tiempo al inodoro, y desparrame todo ese liquido en mi habitación, y mi ropa.

Tengo una excelente suerte.

—Apenas son las ocho de la mañana, y yo quiero seguir durmiendo ¡Y tú te levantaste tan temprano! Mujer necesito un poco de ese ánimo—dice y yo solo bufo.

—Créeme, yo desearía estar como tu—murmuro melancólica. Hace unos minutos antes que se levantara, me llamaron del hospital.

Mamá no ha mostrado ningún indicio de despertar, pero me llamaron porque un aumento. Tendré que conseguir otro trabajo si esto continua así.

—¡Hey! ¿Qué tienes que hacer hoy?—pregunta y hago una mueca ante su voz elevada.

—Dus, baja la voz, por favor—pido.— ¿No deberías tener dolor de cabeza, debido la resaca?—pregunto un poco molesta.

—Tal vez... pero creo que ya me acostumbre—dice con una sonrisa.