Mi Luz

10

Miro al guardia revisar mis documentos, antes dejarme pasar a la sala de reuniones.

Me siento en una silla, mientras veo a otros, saludar a sus amigos y familiares. Sonrío un poco al ver a Nixon, un chico que me presento Ed, la segunda vez que lo vine a visitar. Es un chico súper dulce, todavía no puedo creer que este aquí, no lo merece.

Según Ed, estuvo involucrado con mi padre, y eso lo trajo aquí.

—¿Siana? —me llaman, y desvió la mirada de Nixon, para encontrarme con la penetrante mirada de Edward Colton.

—¡Edward! —Salto y lo abrazo con todas mis fuerzas—. Te extrañe tanto, tanto. ¿Cómo has estado? ¿Un nuevo tatuaje que me tendrás que mostrar luego? ¿Recuerdas no meterte en problemas?

—Dios, yo también te extrañe. Necesitaba mi dosis, de mi pequeña hermanita —arrulla y río.

—Claro que lo necesitabas, grandote. Ahora responde mi pregunta —lo golpeo en el pecho.

—Estoy bien, nena. Mejor que nunca, ya que esta semana mis personas favoritas me vinieron a visitar.

—¿Vinieron Mase y Linda? —chillo—. Dios también los extraño, con lo de papá, mamá y Reyes no he podido con nada. Siempre ando correteando, trabajando o haciendo sabrá Dios que.

—¿Qué pasa con Katia?

—Papá casi la mato —murmuro, y bajo la mirada—. Estuvo en coma, alrededor de cuatro meses, y ahora está preso en la prisión de máxima seguridad. Y Reyes...

—Eso lo sé, Mase me conto. Aun no puedo creerlo ¿Se está encargando de los trabajos de Mac? Debe estar loco.

—Realmente no lo sé. La última vez que tuve una conversación decente con él, fue hace cuatro meses. Porque la ultima vez, me amenazo, a mí y a mamá

—¡¿Qué demonios?! ¡¿Te amenazo?! Eso es imposible, Sia. El te ama. Las ama.

—Ya no —murmuro con dolor.

—¿Extrañas a ese jodido hijo de puta?

—Diablos, si. ¡Es mi mejor amigo! ¿Cómo no hacerlo? Me duele que no me apoye, o cuide como antes ¿sabes? El era quien se metía entre Mac y yo en las discusiones, llevándose la peor parte. No entiendo porque nos odia tanto —lloriqueo.

—Oh... Siana, se me hace imposible creer eso.

—Hasta mando a Joshua. ¡Joshua!

—¡¿Está loco?! Ese hombre es un psicópata, todavía no entiendo como sigue ahí. En cualquier momento podrá ponerse contra la pandilla, y dañarlos a todos, y no será nada lindo. Lo dice quien ha visto su trabajo —murmura y veo sus ojos oscurecerse.

Joshua fue quien mato a su madre, y hermano, lo odio tanto como él, o puede que hasta más.

—Claro que lo sabe. Por eso lo mando, sabe que le tengo un gran pavor, desde la última vez que me toco, dejo una marca. Y ahora tengo hematomas en los brazos.

—¿Hematomas?

—¿Repetirás todo lo que digo?

—¿Joshua te hizo daño? —pregunta, y asiento alzando la manga de mi chaqueta.

—Ya se lo primero que hare cuando salga de aquí.

—Oh no, Edward Robert Colton, ni se te ocurra. Ya pasaste diez años aquí ¿quieres pasar quince más encerrado? No señor. Lo primero que harás es ir a la fiesta de cumpleaños de tu abuela.

—¿Le harán una fiesta a la abuela?

—¡Pues si! Mamá no lo hacía porque no estabas tú, pero como en cinco días sales de este pequeño pedazo de infierno, pensé ¿Por qué no? No hay mejor regalo que a su nieto, fuera de la cárcel.

—Espera me estás diciendo, ¿Qué no la veré hasta el día de su cumpleaños?

—Exactamente. Ella no tiene ni idea, por esa mismísima razón la veras ese día —sonrío emocionada.

—Debe ser una broma, Siana. No veo a Cee, desde hace dos años, es un castigo.

—Bueno por eso. Ya soportaste dos años ¿Qué cuesta dos semanas?

—Nada...

—Exacto. Así que deja de ser llorica y déjame contarte lo que tengo planeado.

***

Comienzo a saltar impacientemente por la sala de mi casa. Son las cuatro y no estoy lista para la cita con Marcus. Y tampoco es la razón porque estoy saltando. ¡Hoy viene Linda y Mase! ¿Por qué? Pues pregúntenselo a Edward.

El muchacho dijo que era extraño no ver a mi madre por esos lados, durante ya cuatro meses, y necesitaban comprobarnos. ¡No somos unas bebes! ¡Nos podemos cuidar solas! Lo he demostrado bien estos meses.

Miro el reloj —por vigésima vez consecutiva— y chillo. ¡4:36! Si no llegan en di...

Toc. Toc...

Llegaron ¡Al fin!

Corro a la puerta, y abro sin dudar. —Los extrañe tan... —las palabras mueren en mi boca, cuando veo que no son Linda y Mase—. ¡Largo de mi casa! —grito antes de cerrar la puerta en sus caras.

No debí abrir la puerta sin mirar. No debí abrir la puerta sin mirar. No debí...

—¡Abre la maldita puerta, Siana! —grita Joshua, y tiemblo.



#12145 en Joven Adulto
#44993 en Novela romántica

En el texto hay: romance, amor, saga luz

Editado: 03.11.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.