Mi Luz en la Oscuridad - Min Yoongi (suga) - Bts

Capítulo 10


- ¿Tú? Mierda, Ahn, ¿cómo puedes estar en todas partes? – gruñó una voz demasiado conocida en la oscuridad.

Tosí y llevé la mano a mi cuello maltratado.

- ¿Estás loco? Casi me matas – dije.

- ¿Se puede saber qué haces aquí?

- Esto te pregunto yo – contesté, y busqué la linterna por el suelo.

No sólo no me ayudó a levantarme, sino que dio un paso atrás.

- ¿Tú que crees? Esconderme de ti, Ahn.

- Que gracioso eres – respondí con aspereza.

- Lo que tú digas – dijo alejándose -, pero no quiero volver a verte.

Desapareció en la oscuridad del escenario. Quise encender la linterna, pero se había estropeado, así que no me quedó más remedio que seguir sus pasos a tientas. Vi moverse una sombra.

- ¿Qué haces aquí? – le pregunté.

- A ti qué te importa, Ahn. Esfúmate – dijo -. A estas horas las niñas buenas están viendo la tele en casa con sus papás, no colándose en edificios abandonados.

Sus palabras me hirieron, nunca había visto a mis padres, o al menos no los recordaba, pero eso a él no se lo iba a explicar.

- No me he colado – dije.

- Ah ¿no? Entonces ¿entraste por la puerta principal? Márchate, ¿quieres?

- Por lo visto entré por el mismo sitio que tú – dije mordaz.

- Lo dudo mucho – dijo riendo -; lárgate y vete a jugar con tus amiguitos.

- No sin que antes me respondas un par de preguntas:

Empezó a tocar el violín, ignorándome. << Estúpido ¿Cuántos años te condenaban por matar a alguien con una linterna? Alegaría enajenación. >>

Tomé aire, lo mejor sería que mantuviera la calma.

- Tocas bien – dije - ¿Dónde aprendiste?

No respondió, y di unos pasos acercándome. Mi pie chocó con algo, que rodó con un sonido hueco, y se rompió en mil pedazos tras caer del escenario.

- ¿Cómo puedes tocar a oscuras?

- ¿Qué tengo que hacer para que me dejes en paz? – dejó de tocar.

- ¡Dime cómo lo hiciste!

- ¿Qué?

- Cuando todo se me vino encima – dije señalando los escombros -, te vi al otro lado del escenario, estabas muy lejos como para poder ayudarme, pero lo hiciste, ¡explícame cómo!

El silencio que se hizo tenía algo de peligroso, no sabía si sólo me miraba o si se había movido. Se me puso la piel de gallina y hubiera salido corriendo. Tenía la boca seca. Cuando Min habló por fin, me daba la espalda.

- Pero por lo demás estás bien, ¿no? – preguntó enfadado -. Deberías oírte hablar, nunca me habían dicho nada más estúpido. Si no hubiera estado cerca, ahora serías historia, Ahn. Dame las gracias y lárgate.

- ¡No! – respondí -. Estabas al otro lado, estoy segura.

De nuevo se hizo un silencio.

 

- Muy bien, Ahn, juguemos – me dijo -, quizá así me dejes en paz. Sí, estaba al otro lado, ¿y qué significa eso? Pues que estás muerta, pero tu alma no lo acepta y por eso tu espíritu vaga por el teatro y no me deja en paz.

<< ¡Alegaré enajenación!>>

 

- Sé perfectamente lo que vi – insistí

- ¿Y cómo crees entonces que te salvé la vida? – dijo – Porque te la salvé yo, Ahn. ¿Por quién me tomas? ¿Superman? ¿Copperfield? Has visto demasiado Expediente X y La dimensión desconocida. ¡Y ahora largo!

Se puso a tocar con agresividad. De nuevo tuve el impulso de correr por mi vida, pero cerré los puños, no iba a dejar que me intimidara, y di un paso hacia él.

- Si no me lo dices, es porque tienes algo que ocultar.

No me hizo ni caso y siguió tocando. Me exasperaba.

- Mírate – dije, acercándome -, sentado aquí en plena noche tocando el violín. Y aunque estábamos a oscuras saltaste sobre mí como un felino. Eres raro, pero no se lo diré a nadie.

Al no recibir respuesta, agité la linterna con rabia. Se encendió alumbrando a Min. El violín emitió unas notas desafinadas, y él levantó el brazo para protegerse los ojos. Continué enfocándolo.

- ¡Para! – gritó.

- ¿Qué clase de friki eres? – pregunté bajando la luz -. No puedes negar que haces cosas raras. Siempre con las gafas de sol…

Me miró enfurecido, pero no dijo nada. Volvió a colocarse el violín y siguió tocando.

¡Desgraciado!

- Tendré que preguntarle a tus exnovias – dije -, seguramente tengan algo que contarme y también les interese tu extraño comportamiento…como a todo el instituto.

¿Estaba yendo demasiado lejos? Eso había sonado a chantaje y, aunque adrede, estaba jugando con fuego. Sólo estábamos él y yo, y lo estaba provocando. Pero lejos de hacerme nada, siguió ignorándome. Sentí que me había vuelto loca, en un teatro abandonado en plena noche haciendo todo lo posible por sonsacarle unas palabras a un chico que me odiaba. En un intento de salvar lo que me quedaba de dignidad, decidí retirarme.

- Como quieras – dije, y bajé del escenario.

- ¡Espera, Ahn! – me llamó. Dejó de tocar y se me acercó -. Escucha, ya corren demasiados rumores sobre mí por el dichoso instituto.

Lo miré fijamente, por lo visto su mala fama sí le importaba.

- Sólo quiero que me dejen en paz, te pido por favor que no extiendas más rumores.

Sonaba a súplica, no podía creerlo.

- Explícame cómo lo hiciste – insistí.

- Estás empeñada en saberlo, ¿eh?

- Sí.

- Bueno – dijo -, estoy en forma.

Torcí el gesto como si no me lo creyera.

- Vale, es una media verdad – admitió-, pero es cierto que oí soltarse una cuerda y supe que se iba a caer algo. No me quedé paralizado como tus amigos y por eso tuve tiempo de llevar a ti.

- ¿Y cómo supiste que iba a caerse algo? – pregunté desconfiada.

- Porque mis padres era artistas – contestó -, y esas cosas no se olvidan.

- ¿Estuviste en el circo?

- Algo así.

- ¿Y por qué no sigues ahí?

- Tuve un accidente y no volví a actuar. Prefiero no hablar de ello, Ahn, así que no sigas – dijo mirándome -. ¿Has acabado con tu interrogatorio?



#96 en Fanfic

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Editado: 12.06.2020

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