Mi Luz en la Oscuridad - Min Yoongi (suga) - Bts

Capítulo 20


Podía imaginar qué iba a decirme y, como el día anterior no tenía ganas de hablar del asunto. Suficiente tenía con los cuchicheos y las miradas de los demás y con saber qué rumores corrían desde el día anterior, después de lo que había pasado en clase de química.

Yendo a clase de geografía, Dahyun me explicó que la había liado con Yoongi preguntándole si podía traerlo al instituto, porque la Blade todavía estaba en el aparcamiento. Inconsciente como era, le había dicho a Yoongi dónde tenía mis clases. Sólo lo evitaría si llegaba tarde a las clases y salía antes. Me haría invisible en las pausas, el baño de chicas sería el lugar más indicado.

Después de la tercera hora me di cuenta de que para Min Yoongi no era difícil esconderse de mí, pero si al revés. Me pilló saliendo de biología, aunque había puesto una excusa y salía cinco minutos antes. Me cogió suavemente del brazo y me dijo que teníamos que hablar. Me llevó a la sala de ordenadores.

- Volved en un cuarto de hora – les dijo a los chicos que tecleaban delante de la pantalla – Es para hoy – insistió impaciente, cerró la puerta y me miró con los brazos cruzados. – Tenemos que hablar – dijo finalmente – lo que pasó ayer….

- No hace falta – dije meneando la cabeza – Ya sé lo que quieres decirme. Me parece bien, olvidémoslo, no significó nada – continué, y quise irme.

Se apoyó en la puerta y no me dejó abrirla. Me hubiera costado menos mover a un rinoceronte.

- ¡Déjame salir! – exclamé - ¡Tengo clase!

- Te dejaré salir cuando hayamos hablado.

- No tenemos nada de qué hablar. ¡Déjame salir! – exclamé intentando abrir la puerta en vano.

- Bueno, pues yo hablo y tú escuchas.

- No hace falta. Ya te he dicho que está todo bien, y ahora déjame…

Yoongi me levantó como si no pesara nada y me sentó en una mesa.

Me quedé sin palabras.

- ¡Cavernícola! – exclamé al fin.

Se acercó demasiado como para no dejarme escapatoria posible.

- Sentada me escucharás mejor – dijo tranquilo, y se sentó junto a mí quitándose las gafas.

Volví a tener los ojos claros, algo grises, cómo la vez que me salvó de los escombros en el teatro.

- Tenemos que dejar claras un par de cosas – dijo, y me giró la cara por el mentó para que lo mirara – Hana, el beso de ayer….

- No tienes que darme explicaciones – murmuré.

- No tengo por qué, pero quiero dártelas.

- No tienes de qué disculparte.

- Tampoco pensaba hacerlo – dijo con una breve sonrisa – Escúchame un momento, por favor.

Asentí simplemente, después de intentar tragar saliva.

- El beso de ayer… - empezó, y parecía que buscaba la expresión correcta – Hacía mucho tiempo que quería dártelo – prosiguió con timidez – desde la primera vez que te vi.

 

 

Me quedé de piedra, mi cerebro no arrancó hasta que no procesé lo que me acababa de decir.

- ¿Desde el mirador? – pregunté.

- Desde antes – contestó -, pero pensé que podía mantenerme alejado de ti.

- ¿Por qué?

- Me gustas, Hana – dijo bajando la mirada -, me gustas mucho, pero todo esto es temporal – continuó, e hizo un gesto refiriéndose a la escuela y a la ciudad – No tardaré en marcharme y no quiero hacerte daño. Por eso… - tragó saliva – Por eso es mejor que no nos veamos.

No contesté.

- ¿Hana? – dijo con tono de súplica.

- ¿Y el beso de ayer? – pregunté en voz baja.

- No tendría que haber pasado. Yo…lo siento.

Sus palabras me dolieron.

- ¿Nunca has tenido curiosidad por saber lo que yo quiero? – dije con dureza, aunque en voz baja; me puse en pie y él me dejó paro - ¿Nunca pensaste que podría sentir lo mismo que tú?

- Yo…

- Sí, tú. Tú quieres, tú decides, pero no piensas – dije mandándolo a callar.

- Hana…

- ¿Qué? Puedo decidir por mí misma si quiero estar contigo, aunque te vayas y me duela.

Se creó un silencio. Cuanto más duraba, mas desquiciada me sentía. Hasta pensé que Yoongi iba a reírse de mí. En vez de eso se aclaró la garganta.

Tocó el timbre de fin de clases.

- Me estás diciendo que…

 

 

Se abrió la puerta, y uno de los de antes asomó la cabeza.

- ¡Fuera! – dijimos al unísono, y la cerró al instante.

Miré a los, ahora claros, ojos de Yoongi.

- No sabes nada de mí – objetó sin saber qué más decir.

- Cuéntame lo que tenga que saber – rebatí.

Yoongi bajó la mirada triste y piadosa.

- No puedo – dijo mirándome de nuevo.

- ¿Tiene que ver con que tenga que alejarme de ti?

- Sí – asintió.

- ¿Por qué?

Buscó una respuesta, pero se dio por vencido.

- Hay ciertas cosas que simplemente no puedo contarte.

- ¿Y si prometo no hacerte preguntas? – insistí con los puños cerrados.

- No te das por vencida, ¿verdad? – dijo levantando las cejas.

- No – murmuré, y le tomé la mano – No.

Me miró con una sonrisa torcida, desamparada y en cierta manera amarga. Me miró a los ojos buscando algo, murmuró algo incomprensible y respiró hondo.

- Soy más débil de lo que pensaba y no hago honor a mi nombre como quisiera – dijo, y después de dudar un instante me apretó la mano.

Aunque no entendí a qué se refería, no hice preguntas.

- Siempre que pueda evitarlo, no te haré daño – prometió más alegre.

- ¿Significa eso que estamos juntos? – pregunté.

- Sí, así es – dijo sonriendo satisfecho.

 

Mi corazón palpitó con fuerza y mi estómago parecía estar lleno de mariposas.

Con la cabeza inclinada me miró y me dio el segundo beso.

 

No estaba relajado, era como si en cualquier momento fuera a tomar distancia, como tantas otras veces.

Alguien carraspeó intencionadamente desde la puerta. Era el profesor de informática, enfadado por lo que él consideraba una falta de respeto a las buenas costumbres en la escuela, y detrás estaban sus alumnos, buscando una buena perspectiva. Me sonrojé, y Yoongi resopló.



#97 en Fanfic

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Editado: 12.06.2020

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