Mi Luz en la Oscuridad - Min Yoongi (suga) - Bts

Capítulo 32


- No sé a qué te refieres – dijo fríamente.

- Me refiero a que te crecen los colmillos y a que bebes sangre. Me refiero a que moriste en 1901 – dije molesta.

Apretó los labios y miró los folios de su mano. Por lo visto no sabía que ese artículo estaba en Internet.

- ¿Qué eres, Yoongi?

Me miró. Cada segundo se hacía eterno. Se pasó la mano por el pelo con un gesto abrupto.

- Te lo repetiré, no sé qué quieres de mí.

Me cansé del juego.

- Entonces te diré yo lo que eres, ¡un vampiro!

Me pareció ver enfado en su gesto, luego su rostro se convirtió en una máscara fría y ausente, una máscara que me hizo apretarme más contra el respaldo del sofá.

- No sabes lo que dices – dijo.

Meneé la cabeza.

- Si lo sé. Vi como bebías del cuerpo de aquel tipo, vi cómo lo mataste, y me acuerdo de que, de alguna manera, querías hacerme olvidar lo que había pasado.

La máscara de Yoongi se desmoronó y mostró enojo.

- Te hubiera matado.

- Era como tú – repliqué.

- No, él era un vampiro.

- Como tú – dije sonriendo victoriosa.

Se llevó la mano a los labios inconscientemente y la bajó cuando se dio cuenta.

- No soy ningún vampiro – me contradijo.

- Entonces, ¿qué eres?

Dudó un instante, inspiró lentamente y volvió a pasarse la mano por el pelo nerviosamente.

- Soy un lamia – dijo como si pronunciara las palabras en contra de su voluntad. Lo miré sin decir nada y esperé – Hana…. – apenas dijo mi nombre antes de enmudecer. Me quedé en silencio. Después de una eternidad meneó la cabeza – No puedo decirte más.

- ¿Por qué?

- Cuanto más sepas sobre mí, más peligro corres – respondió con un gesto incómodo.

Lo miré desconcertada y resoplé con amargura.

- Ya sé que eres un vampiro, o un lamia, si es que hay alguna diferencia. Vi cómo hiciste aquello. ¿Hay algo más peligroso que estar a tu lado?

- No tienes ni idea.

- Puedes explicármelo.

Se me acercó con tal rapidez que no tuve tiempo ni de gritar. Me apreté aún más contra el respaldo del sofá. Me puso una mano en el cuello, suavemente, pero con inconfundible agresividad. Con la otra se apoyó en el sofá y se me acercó.

- Según nuestras leyes superiores tendría que matarte – su belleza era ahora salvaje y mortal. Sus colmillos asomaron levemente detrás de los labios - ¿Eso quieres?

Intenté tragar saliva, pero el miedo me había cerrado la garganta. Me temblaban las manos y me agarré con fuerza a los cojines. El ardor en las palmas me ayudó a tragarme el nudo de la garganta y, lentamente, cuanto me permitió su mano en mi cuello, le giré la cara.

Yoongi me miró fijamente, le dio un fuerte puñetazo al respaldo y me soltó.

- Maldita sea, Hana, desde que te conozco he infringido más leyes que en toda mi vida – dijo pasándose de nuevo bruscamente la mano por el pelo – he matado por ti, pero a ti no podría hacerte nada, ni aunque dependiera mi vida de eso. Piensa lo que quieras.

- Lo sé – dije, y me miró fijamente a los ojos.

Se acercó a la ventana y miró hacia fuera. Lo observé en silencio unos minutos. Me aclaré la garganta.

- ¿Qué pasará si los otros lamias se enteran de que no me has matado?

- Enviarán a alguien para que nos mate a los dos – dijo sin mirarme.

Me encogí de hombros.

- Si mi vida ya está en peligro sólo por saber qué eres, ¿no te parece justo contármelo todo? – pregunté al cabo de un rato.

Yoongi me miró de reojo, se apoyó en la ventana y me observó durante tanto rato que pensaba que ya no me iba a responder.

- Tienes razón – dijo – Si te cuelgan por matar la liebre, tienes derecho a comértela.

Seguramente puse una cara extraña ante la comparación, porque sonrió.

- ¿Por dónde quieres que empiece?

- ¿Por explicarme la diferencia entre vampiros y lamias? – ahora que por fin podía hacer preguntas, me sentía cohibida.

Asintió.

- La principal diferencia es que nosotros nacemos así, y a ellos los creamos nosotros.

- ¿De nacimiento? – pregunté desconcertada, y a Yoongi se le escapó una sonrisa.

- Los lamias nacen como si fueran humanos, pero entre los dieciséis y los veinticinco años dejan de envejecer y tienen que alimentarse de sangre.

Tragué saliva.

- ¿Sangre humana?

- Sangre humana – confirmó.

- Y de animales…

- Sólo por poco tiempo – dijo negando con la cabeza – No calma la sed, más bien al contrario. Llega un momento en el que la avidez es tal, que cuando volvemos a beber de una persona es difícil controlarse. La sed arde en las venas y sólo piensas en calmarla. Muy pocos tienen la fuerza de dejar de beber antes de que el corazón deje de palpitar y quede sangre para que la víctima sobreviva.

- Entonces ¿no matáis a vuestras víctimas? – pregunté sorprendida.

- Claro que no, nuestras leyes lo prohíben. Si encontraran continuamente cadáveres sin sangre, llamaría demasiado la atención. Un lamia bebe cada cuatro o cinco días. Los vampiros beben más a menudo, pero tampoco matan a sus víctimas.

- ¿Cada cuánto bebes?

- Desde que estoy contigo, cada noche, y más de lo que necesito – dijo, y apretó los labios – Es otra de las normas que rompo por ti.

Tuve un vago sentimiento de culpa.

- ¿Has bebido de alguien a quien conozca?

- Pocas veces – contestó sin mirarme.

- ¿De quién?

Nombró a las chicas con las que había estado, a Jungkook y a Dahyun.

- ¿Has bebido la sangre de Jungkook y Dahyun? – pregunté incrédula.

Se encogió de hombros.

- Hana, no significa nada que beba su sangre.

- Claro que sí, bebiste de mis amigos – preferí cambiar de tema - ¿Por qué los vampiros tienen que beber más a menudo?

Frunció el ceño.

- Porque son más débiles. Al contrario que nosotros, no pueden exponerse a la luz del sol porque les quema. Cuando el sol está alto, están más aletargados que nosotros.



#96 en Fanfic

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Editado: 12.06.2020

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