Vi cómo hizo un gran esfuerzo por calmarse. Suspiró preocupado:
- No creas nada de lo que te diga, cariño. Es cierto que no he sido un angelito, pero lo hice sólo para protegerte – dijo con cierta desesperación.
Me hubiera gustado creerle, pero lo que había dicho Yoongi tenía demasiado sentido, y al contrario que mi falso tío, él nunca me había mentido. Hubo cosas que no quiso contarme, era cierto, pero lo había admitido, mentiras que Seokjin me había engañado descaradamente.
- ¿Por qué me dijiste que mis padres habían muerto en un atraco?.
- Porque es la verdad, no te creas…
Negué con la cabeza y no continuó.
- He leído el diario de mi madre. Mis padres vivieron en la mansión de Wale y yo también nací aquí.
Entrecerró los ojos.
- ¿Quién te lo dio? ¿Él? – dijo señalando a Yoongi -. Lo falsificó.
- ¡Mentira! ¿Por qué iba a hacerlo? – exclamó, y se incorporó con rabia.
Seokjin le dio una patada en las costillas, y cayó de costado con un gemido.
- Vi la sangre en el despacho – dije.
- ¿Y a qué fuiste allí? – respondió peligrosamente.
Hasta ese momento había esperado que todo fuera un malentendido. Yoongi podía haberse equivocado, yo podía no haber leído algo del diario, pero la reacción de Seokjin me dejó claro que no era el caso. Me sentí muy sola, y el dolor y el miedo se transformaron en impotencia y rabia.
- ¡A buscar la verdad! – contesté -. Como soy medio lamia, ¿me volveré como vosotros y tendré que beber sangre? ¿Es por eso que tengo alergia al sol y me duelen las encías cada mañana? ¿Significa que voy a ser como vosotros? ¿Y qué lleva el té que me das y me quita el dolor?
Seokjin me miró sin esconder su rabia, y Yoongi, tras mi última pregunta, se levantó alarmado.
- ¿Té? – dijo con voz ronca y sin aire - ¿Con un sabor salado y como de metal? – Asentí, y se abalanzó contra mi tío todo lo que le permitió la cadena y cayó de rodillas - ¡Desgraciado – exclamó ronco y lleno de rabia -, es demasiado joven! ¡Sabes muy bien lo que puede pasar si fuerzas un cambio!
¿<<Cambio>>? Una vez escuché a mi tío decirle a alguien que tenía que tener lugar el cambio y que había esperado casi veinte años, que la Princesa Strigoja ya estaba preparada.
Me quedé de piedra.
- Este “cambio” es el momento de la transformación en lamia, ¿no? – los dos me miraron, Seokjin triunfante y Yoongi deshecho - ¿Eso es lo que tiene que pasar en dos horas? ¿Me vas a convertir en una lamia? ¿Esta noche?
Yoongi me miró como si de verdad entendiera lo que pasaba en realidad.
- ¡Desgraciado sin escrúpulos! ¡Maldito seas!
Seokjin rió fríamente y meneó la cabeza como regañándolo con burla.
- ¿De qué te quejas? Tú eres el responsable de que se haya acelerado. Si tú y tu hermanito no hubieran aparecido, habría dado más tiempo. Quién sabe qué les habéis contado a los príncipes.
Yoongi apretó las mandíbulas.
- Los príncipes no saben nada, ni siquiera saben que estoy aquí. No hay ningún motivo por el que acelerar el cambio - Daba la sensación de que Yoongi estaba suplicando por mi vida.
No entendía a qué se refería, pero Yoongi sí. Me miró, se volvió hacia Seokjin y asintió.
- Dale más tiempo y no te daré problemas – le estaba proponiendo un trato.
Seokjin, o mejor dicho, David, sonrió y pareció pensarlo un instante.
- Buena propuesta, yudraj, pero la respuesta es no.
Yoongi aprovechó que lo tenía a tiro y se abalanzó sobre él. No le mordió el cuello por un pelo. Se miraron un onstante a un metro de distancia; Yoongi sonreía arrogante y peligrosamente. No cabía duda de que lo hubiera matado de haberlo alcanzado. Hasta ese momento se había cuidado de no mostrar esa parte oscura suya, quizá por temor a que yo lo rechazara. Era cierto que me alarmaba, pero también era cierto que no me daba miedo: mis sentimientos por él no habían cambiado. Sin embargo, sólo sentía odio y desprecio por el que se hizo pasar por mi tío Seokjin.
- Te arrepentirás de esto, yudraj – dijo éste sereno, y se sacudió el traje. Sonrió y me tendió la mano. – Vamos arriba, Haneul – Esta vez sus palabras eran imperativas.
- No – dije negando con la cabeza y dando un paso atrás.
- Como quieras – agregó, y su sonrisa se volvió sarcástica – Las historia se repite, tu madre era tan tonta como tú, tampoco quería dejar a tu padre y me atacó con un abrecartas, aunque el pobre ya estuviera muerto, - Se encogió de hombros y se dirigió a la escalera – Te sugiero que te pongas cómoda hasta que vuelva, y no te hagas ilusiones, no hay posibilidad de que escapes de aquí, con o sin tu amiguito – Siguió subiendo hasta desaparecer en la oscuridad.
Me temblaron las piernas. Me senté a los pies de Yoongi y, con un gesto entre súplica y rechazo, me dijo:
- No te acerques, mi sed sigue siendo la misma – Los colmillos todavía le sobresalían.
La desesperación me oprimía la garganta.
- Mis padres murieron por mi culpa, ¿verdad? Porque soy medio lamia medio humana. Todo es culpa mía, también que él te quiera matar. ¿Por qué? ¿Qué tengo de especial? – susurré infeliz.
- Nada es culpa tuya – respondió y me miró con sus ojos negros.
- Entonces, ¿a qué viene todo esto? – me repugnaba mi tono de sollozo.
La rabia, que el miedo había reprimido mientras mi falso tío estuvo presente, me inundó como una ola gigante. Yoongi alcanzó a tocarme la mano con sus yemas.
- Porque alguien como tú se da una vez cada mil años – Lo miré interrogante – Aparte de que nuestras leyes prohíban la unión entre humanos y lamias, no podemos procrear, no somos de la misma especie. Por eso tu padre no podía creer que tu madre estuviera embarazada.
- ¿Soy un monstruo?
- Mas bien un milagro.
¡Hasta aquí el capítulo! <3