Mi Luz en la Oscuridad - Min Yoongi (suga) - Bts

Capítulo 47


Todavía con las piernas temblorosas, y apoyándome en el hombro de Yoongi, llegué a la mansión de Wale. Me quedé sin palabras; mi tío abuelo la había mandado arreglar mientras yo estaba en el hospital. Le tenía que haber costado una fortuna llevar a cabo una reforma así en tan poco tiempo. La casa brillaba con su antiguo esplendor, y pude entender bien por qué a mi madre le había gustado tanto. Como mi antigua casa era un montón de escombros, iba a vivir allí con Yoongi.

Había pasado siete días en el hospital, dos de ellos inconsciente, y Yoongi no se había apartado de mi lado. Sospeché que se alimentaba del banco de sangre del edificio. Cuando se lo dije frunció el ceño y me dijo que no le gustaba la comida de bote. Después de los intentos de las enfermeras y los médicos de que se fuera a casa a descansar se quedaran en nada, trajeron a la habitación un sillón más confortable. No sabían que a Yoongi eso era lo que menos le importaba.

Después de dos días pudieron venir de visita mis amigos. Jungkook fue el primero; traía un globo de color chillón atado a un hilo, un ramo de flores y una caja de galletas de su abuela. No dejé ni las migas, me había vuelto el apetito. Según Yoongi, aquello tenía que ver con que ya no tomara la droga que aceleraba mi cambio: mi té preferido.

Los siguientes fuerin Dahyun, Jimin y Hoseok. Me alegré de que involucraran a Yoongi en la conversación. Era como si quisieran demostrarle que, si lo deseaba, era bienvenido a nuestro grupo de amigos. Cuando Taehyung vino por fin a visitarme me asusté de cómo reaccionaría Yoongi. Todavía parecían dos perros detrás del mismo hueso, pero nunca se iba. Era raro pensar que estaban ahí velando por mi seguridad: el yudraj, el cazador. De todos modos me gustaba la sensación.

- ¿Seguro que no estás cansada? – me preguntó Yoongi por enésima vez llevándome con el Corvette, del que ahora sabía que era propiedad de su hermano. Me había venido a buscar al hospital.

- Estoy perfectamente – le aseguré también por enésima vez intentando no perder el tacto.

No sabía como decirle que no se tomara su trabajo tan en serio, porque ya era oficial, era mi protector dicho por los príncipes, el yudraj de la Princesa Strigoja. Me sentí como en una película de mafiosos cuando los grandes del inframundo vinieron a jurarme fidelidad. Mi tío real, mi tío Seokjin lamia, entró con una docena de príncipes lamias de uno en uno. Me aseguraron que me reconocían como Princesa Strigoja y que me respetarían siempre y cuando no hiciera locuras y me dejara llevar por ambiciones de poder. De todos modos, mientras no hiciera el cambio, no hacía falta preocuparse.

Cerré los ojos; nunca haría el cambio, nunca sería como Yoongi. Pensar eso era una tortura. Claro que Yoongi podía convertirme en un vampiro, pero, primero, no sería lo mismo y no podría volver a pasear bajo el sol y, segundo, él no quería. Lo habíamos discutido ese mismo día cuando mi verdadero tío Seokjin dijo que quizá nunca hiciera el cambio. Acabamos peleándonos tanto que la enfermera echó a Yoongi de mi cuarto y no lo dejó entrar hasta tres horas después.

Entró y me abrazó. Había desarrollado un olfato infalible para saber cuándo necesitaba mimos.

- Entremos, hace frío, y aún tengo que enseñarte tu cuarto.

No podía esperar más para ver mi nuevo reino. Casi me caigo subiendo la escalera, así que me levantó en brazo como unos recién casados y subimos directamente al primer piso. La habitación daba a la parte trasera, al lago. Se salía al balcón por una puerta de cristal que dejaba pasar la luz del sol. Con cuidado me dejó en la cama y esperó nervioso a que dijera que me parecía.

No tenía palabras, había acertado hasta en los más mínimos detalles – vale, el columpio de ratán era un poco anticuado, pero iba a estar de maravilla leyendo en él-. La habitación era moderna pero también cómoda. Me sentí a gusto nada más entrar.

- ¿Y? – preguntó Yoongi cuando no pudo esperar más.

- ¡Es precioso! ¡Gracias! – exclamé mirándolo, radiante.

Se pasó la mano por el pelo y sonrió.

- Me he instalado en un cuarto un poco más allá; compartiremos baño, espero que no te moleste.

- Claro que no – dije meneando la cabeza, pero luego me entró una duda -. ¿Cómo va a seguir lo nuestro, Yoongi? – Desde la pelea en el hospital no habíamos vuelto a hablar del tema.

Se sentó a mi lado.

- Haremos exactamente lo que nos dijo el príncipe Vlad, como si nada hubiera pasado, acabarás la escuela y luego ya veremos.

- No me refería a eso.

- Ya – dijo, y me miró a los ojos -, pero sigo pensando lo mismo: aunque no hicieras el cambio a lamia, no pienso convertirte en vampiro. O haces el cambio o te quedas humana.

Tomé aire.

- ¿Y cuándo sabremos si cambiaré o no?

- Dentro de cinco o seis años. Adrien hizo el cambio a los veinticinco, así que no te preocupes por eso – contestó con aparente tranquilidad, aunque me pareció percibir un quiebro en su voz.

Todavía no sabía nada de su hermano. Y lo que era peor: para poder quedarse conmigo tenía que hacerse pasar por él, porque Min Yoongi estaba oficialmente en el exilio, y si los príncipes se enteraban de que ya no estaba en Dubai, lo pondrían en busca y captura. Antes de que se complicara la situación con las identidades tenía que encontrarlo, y no iba a descansar hasta entonces, como yo tampoco iba a descansar hasta que encontrara la manera de convertirme en lamia.

Me apoyé en su hombro y cerró los ojos al rodearme con su brazo.

Por el momento estaba contenta, pero sólo por el momento.

 

FIN

 

 

(LEED TODO LO QUE VIENE ABAJO, ES IMPORTANTE)

 

(CONCURSO BTS EN EL QUE PUEDES APARECER COMO UN PERSONAJE)

 

¡YA HEMOS TERMINADO ESTA HISTORIA!

Mil gracias por todo el apoyo que ha recibido, de verdad.



#96 en Fanfic

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Editado: 12.06.2020

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